A partir de este 2024, el futuro de la monarquía británica depende de la salud del rey Carlos III y del liderazgo de príncipe de Gales (REUTERS)
La corona británica ha vivido un año turbulento. Tras la muerte de la Reina Isabel II, la monarquía más longeva de la historia, su hijo Carlos III ascendió al trono a la edad de 70 años.
Un reinado que, sin embargo, se ha visto empañado por un diagnóstico inesperado: el cáncer.
A pesar de ser uno de los hombres más privilegiados del mundo, la vida de Carlos ha experimentado altibajos que lo han llevado a resurgir en innumerables ocasiones.
Desde su matrimonio infeliz con la princesa Diana, pasando por su divorcio, el escándalo de su infidelidad con Camila Parker, la trágica muerte de Lady Di, hasta enfrentar el desprecio de gran parte del público… la tragedia no ha sido ajena a su historia.
Así, el príncipe William, heredero al trono británico, se encuentra en una encrucijada.
A sus 41 años, se enfrenta a una doble responsabilidad: asumir un rol más protagónico en la monarquía para suplir a su padre enfermo, el rey Carlos III, y al mismo tiempo, cuidar de su familia y continuar con sus propios proyectos como príncipe de Gales.
La familia real británica ha comenzado el año 2024 con una serie de eventos desafortunados que han puesto a prueba su fortaleza. La salud se ha convertido en la principal preocupación, con dos de sus miembros más prominentes enfrentando serios problemas médicos.
Primero, la princesa Kate Middleton, esposa de William, se sometió a una delicada cirugía abdominal durante las primeras semanas del año.
Y ahora, el rey Carlos enfrenta un diagnóstico de cáncer del que aún no se conocen detalles más específicos.
Más detalles en INFOBAE