Con puro cinismo, no sólo detienen a un dirigente gremial en Barinas, sino que lo acusan de conspiración. Si todo aquel que luche por sus derechos será acusado de esto y llevado a las mazmorras del régimen, tendrán que apresar más de medio país. Porque aunque no todos salimos a reclamar derechos humanos o laborales, o de todo tipo, conculcados por el régimen del terror -esto quedó más que demostrado otra vez en el modo cómo irrumpieron para llevarse al profesor, más la significación social y política de su detencion-, todos somos afectados diariamente por la conspiración del régimen.
Un régimen que conspira contra la ciudadanía laboral y no laboral en el país. Esto debido a que complota a diario contra cada individuo, especialmente en derechos humanos, sociales y laborales. Causa daño cuando un paciente muere por desatención. Causa daño al impedir una vida digna, al negar un trabajo decente, un sueldo que alcance para vivir, unas condiciones de trabajo óptimas, escudándose en excusas baladíes.
En el sector educación, el complot contra cada individuo es superior. Sueldos, seguridad social, lugares de trabajo, imposibilidades electorales, falta de presupuesto, violación de la autonomía universitaria, robo, perdón, retención indebida de los aportes de los afiliados a las cajas de ahorro, gremios y sindicatos, aspectos de la conspiración contra cada educador en el que voy a detenerme.
Esa misma institución que acusa al profesor y dirigente gremial de conspiración, el Ministerio Público, recibió de nuestras manos, los presidente de la caja de ahorros, del Instituto de Previsión del Profesorado y de la Asociación de Profesores, la denuncia del robo, perdón, de la retención indebida de los aportes de nuestros afiliados. Allí reposa paralizada la denuncia. Tiene fecha del 28 de julio del año pasado. Ante la cual el Ministerio Público no ha hecho nada conducente a la devolución de ese dinero y la prisión de quienes ejecutan acción conspirativa contra cada profesor de la Universidad Simón Bolívar, porque se han unido para causarnos daños materiales innegables, perjuicios institucionales. Al igual que han perjudicado en sus sueldos y su protección a nuestros empleados por más de tres años.
Eso sí es conspirar desde organismos que finalmente son dirigidos todos por el poder central. Eso causa un enorme daño al país. No sólo a los profesores. Pero al reclamar los derechos en la calle, al reclamar los derechos así sea por redes sociales, nos convertimos en conspiradores. Cuando profundamente, como todos sabemos, el régimen del terror, de la manera más cobarde, en uso de los poderes del estado, del poder de la violencia, porque todo esto sí es violencia contra los individuos que reclaman justamente sus derechos, atropella a cada trabajador, a cada venezolano. Aquí quien conspira contra los ciudadanos es este régimen que debe salir con votos este año. Pero la conspiración que ellos han tramado impide que siquiera den fechas para las elecciones presidenciales.