Para la escritora nicaragüense Gioconda Belli, tras las redadas contra sacerdotes en Nicaragua está la mano de Rosario Murillo. (Foto EFE)
El régimen de Daniel Ortega en Nicaragua mantiene en sus cárceles a 18 religiosos, entre ellos a siete monseñores, ocho sacerdotes y tres seminaristas. Todos, a excepción de monseñor Rolando Álvarez, han sido capturados en las últimas dos semanas como parte de la más feroz embestida que la dictadura ha emprendido contra la Iglesia católica de Nicaragua.
Para la escritora nicaragüense Gioconda Belli, tras la ola de detenciones está la mano de Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vicepresidente del país, quien aspiraría a instalar una nueva religión en Nicaragua, donde ella sea la sacerdotisa.
“Hace mucho pronostiqué que Murillo buscaba convertirse en la sacerdotisa de una Iglesia inventada por ella. Pregona el fin de quienes se interponen entre ella y ese Dios que ha hecho existir para sí misma e invoca para que avale su desalmado proceder. Su Dios no existe”, escribió Belli en la plataforma X.
Rosario Murillo ha mostrado una espiritualidad polémica en un país como Nicaragua donde el 80 por ciento de la población se considera cristiano, y el 56 por ciento de ellos dicen profesar la religión católica.
Entre la población, y en innumerables artículos periodísticos, se le ha llamado a Murillo “bruja”, “diabla”, “hechicera”, o “sacerdotisa”.
La actual vicepresidente de Nicaragua ha sido discípula del controversial gurú indio Sathya Sai Baba y es aficionada a colocar símbolos esotéricos como escudos protectores en sus espacios.
Carga con múltiples anillos, pulseras y collares de diferentes colores y materiales que funcionan como talismanes, y levantó en todo el país unas 140 gigantescas estructuras metálicas que bautizó como “árboles de la vida” a un costo de 30 mil dólares cada una, según investigaciones periodísticas.
Murillo también intentó realizar un congreso internacional de brujos en Nicaragua en 1990, el cual no se realizó porque Daniel Ortega perdió el poder en las elecciones de ese año frente a Violeta Barrios de Chamorro.
El 24 de diciembre de 2006, poco antes de que Ortega asumiera de nuevo el poder en Nicaragua, Murillo abrió las puertas de su casa al entonces periodista de Canal 12, Arturo McFields, quien mostró por primera vez al público la abundancia de símbolos religiosos y esotéricos de diferentes culturas que mantiene.
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