Con la excepción de los dos años que se mantuvo en el Gobierno de Zapatero, el mamporrero del tirano criminal venezolano, César Antonio de Molina es un personaje valioso. Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias de la Información, poeta, autor de más de cincuenta poemarios y ensayos poéticos, antólogo de la poesía gallega contemporánea, director del Círculo de Bellas Artes –la checa preferida de Rafael Alberti–, y del Instituto Cervantes. Independiente y preciso. Su descripción del Gobierno de Sánchez es merecedora de un aplauso, por lo que tiene de descargo de conciencia. No ha sido ministro de Sánchez, pero sí de Zapatero, y esa losa, en un intelectual, resulta dolorosa y agobiante.
Pero con la distancia de su paso por el Gobierno y su libertad reconquistada, César Antonio de Molina ha condenado públicamente al sanchismo con una argumentación demoledora y una pregunta que sólo admite una respuesta. «Este Gobierno lo componen un autócrata necesitado de psiquiatra, junto a comunistas, racistas, terroristas, pro-Putin, pro-Maduro, prevaricadores, sediciosos y malversadores. ¿Nos merecemos esto?».
No lo merecemos. Como tampoco nos merecemos que el principal partido de la Oposición haya acordado con el actual Gobierno un pacto de cortesía y colaboración. El PP del señor Feijóo ha decidido no molestar a la mujer de Sánchez convocándola al Senado para responder de sus presumibles –y cada día que pasa menos presumibles y más evidentes–, utilizaciones del poder marital para consumar negocios, conseguir cátedras bochornosas, e involucrar a empresarios codiciosos a cambio de apoyos y rendimientos inconfesables. La mujer de Sánchez está acorralada. Pero el PP ha aliviado su situación evitando su comparecencia ante la Cámara Alta.
Se veía venir desde que Feijóo, que tan a gustito estaba en Galicia, se hizo con el poder del PP nacional, y se rodeó de lo más emborronado e inestable de sus profesionales. Porque los políticos en España son profesionales, no trabajan para España, sino para ellos, con el fin de mantener durante decenios un puesto de trabajo muy bien remunerado y con unas condiciones de jubilación tan jugosas como inaceptables. El PP se ha reído de millones de sus votantes. Se ha quedado corto César Antonio de Molina, que podría haber alargado su descripción. «Este Gobierno lo componen un autócrata necesitado de psiquiatra, junto a comunistas, racistas, terroristas, pro-Putin, pro-Maduro, prevaricadores, sediciosos, malversadores, pro-Hamás, enemigos de Israel, y una Oposición cretina, cobarde e inútil que no aprovecha el desmoronamiento del sanchismo, que traiciona a millones de sus votantes y alcanza acuerdos secretos con la corrupción socialista, en beneficio de unos pocos dirigentes del PP que se están riendo de sus militantes, de sus votantes y sus partidarios, ofreciendo a Sánchez todo su apoyo para afianzar su estancia en La Moncloa. ¿Nos merecemos esto? Pues sinceramente, no».
Ha dicho Sémper, el nuevo Lasalle, el eterno acomplejado, el guaperas, que el PP no va contra la mujer de Sánchez, sino por Sánchez, como si una y otro recorrieran sendas diferentes en la culminación de los abusos del poder. Ahí tienen a la arribista y renuncian a sus explicaciones y respuestas en sede parlamentaria. Y son tan tontos, que ignoran que, a la mínima, Sánchez y los suyos, si pueden terminar con ellos, los destrozarán. Porque Sánchez es un psicópata sin fronteras, y ellos, unos cobardes amodorrados y felices que huyen del riesgo en beneficio de su comodidad.
La decisión del PP no admite análisis, conjeturas ni diversidad de opiniones. Ellos también han pasado a formar parte de lo que no nos merecemos. Pero no van a dimitir por engañar a sus millones de votantes. Para Feijóo y su grupete de inútiles, lo más importante es asegurar sus futuros personales.
Profesionales que son.
Artículo publicado en el diario El Debate de España
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