La celebración de las “elecciones” regionales y parlamentarias anunciadas por el régimen para el próximo 25 de mayo es, sin lugar a dudas, una total mascarada.
No obstante, será una mascarada sin antifaces, pero con una desbordante sinvergüenzura por parte de aquellos que se presten para esta farsa, un intento desesperado por normalizar el fraude del 28 de julio y pasar la página de las elecciones presidenciales.
Lo que sucederá el próximo 25 de mayo forma parte de la estrategia del régimen para minimizar o invisibilizar los contundentes resultados en los que Edmundo González Urrutia y María Corina Machado le dieron una auténtica paliza a Maduro y a su legado de opresión.
Sin embargo, lo más probable es que el régimen continúe con su pantomima electoral y en esa convocatoria, ellos y sus cómplices, quedarán en un irrefutable ridículo.
Porque los venezolanos ya no están dispuestos a convalidar un proceso totalmente ficticio, una jornada electoral en la que la gente no elegirá nada, pues todo está previamente pactado entre el régimen y sus siniestros cómplices.
Es un simple espectáculo fingido, diseñado exclusivamente para impresionar a la galería internacional.
Tanto los socialistas como sus pérfidos cómplices serán condenados por la historia y por todos los venezolanos.
A los primeros se les juzgará por ser los arquitectos de la tragedia nacional, y a los segundos, por ser traidores y sostenedores de una tiranía criminal.
Los centros electorales, el próximo 25 de mayo, estarán vacíos en todo el país; el boicot popular será abrumador. No porque alguien llame a no votar, sino porque al pueblo no le interesa una jornada electoral que no ofrece solución alguna.
La votación que realmente importa ya se realizó y el pueblo eligió.
Si el régimen se niega a aceptar que perdió esa consulta, que millones de venezolanos votaron por un cambio, entonces cualquier proceso posterior carece de validez y sentido.
Lo que sucederá el 25 de mayo será un fiasco total.
Aunque se inventen cifras y resultados falsos, todos sabremos lo que ocurrió ese día, así como sabemos lo que sucedió en cada centro electoral el pasado 28 de julio. Así de sencillo.
Son conscientes de que esto sucederá y tal vez por eso están ignorando el llamado a la Reforma Constitucional, de la cual no han vuelto a hablar, probablemente porque decidieron guardarla en un cajón.
La verdad es que, hagan lo que hagan, ya tienen la partida perdida; no tienen gente, no tienen recursos y han agotado todas sus oportunidades.
Así de claro.
El ocaso del régimen ha llegado.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.
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