Autoridades y seguidores le daban el adiós el sábado al expresidente peruano Alberto Fujimori, quien gobernó con mano fuerte durante una década al país andino. El Gobierno de Dina Boluarte le rinde honores de Estado mientras que sus detractores critican la medida alegando su historial en materia de derechos humanos.
El exmandatario, quien falleció a los 86 años de cáncer, fue una figura divisoria de las últimas décadas entre los peruanos, con muchos venerando su figura y otros rechazándola tajadamente.
Tras su fallecimiento el Gobierno dispuso tres días de luto nacional, menos de un año después de haber recobrado su libertad por un indulto que truncó una sentencia de 25 años por dos matanzas durante su régimen.
Sus logros como estabilizar la economía del país y erradicar a Sendero Luminoso en la década de 1990 fueron recordados por sus leales, pero sus detractores resaltaron los desaciertos bajo un gobierno de corte autocrático.
«Gracias a él, el terrorismo se acabó», dijo Felicita Ruiz, quien viajó desde la región andina de Ayacucho, cuna del maoísta Sendero Luminoso, para rendir homenaje al ex presidente, en Lima.
«Es una pena porque están reconociendo a alguien que fue condenado y sentenciado por el propio Estado por delitos graves», dijo Gisela Ortiz, hermana de un estudiante asesinado durante la era de Fujimori, a la estación de radio local Exitosa.
El conflicto con el grupo rebelde dejó 69.000 civiles y militares muertos o desaparecidos, según una Comisión de la Verdad. La sombra de ese conflicto ensombrece a Perú hasta el día de hoy.
Pero mientras miles de personas como Ruiz hicieron largas filas para despedir al hijo de inmigrantes japoneses en Perú como un héroe, portando fotos y estatuillas del exlíder que se ganó el apodo de «Chino», otros protestaron contra él y criticaron su historial de derechos humanos.
La presidenta Dina Boluarte encabezó las honras fúnebres a Fujimori en Palacio de Gobierno, “conforme a los honores póstumos que se rinden a un exmandario”. Saludó y abrazó a los hijos y nietos presentes en el acto.
Cientos de seguidores se agruparon en las afueras del Palacio Presidencial en el centro de Lima, portando ofrendas florales y fotografías del fallecido líder.
Los actos oficiales se iniciaron a las 10:30 de la mañana hora de Lima con la misa de cuerpo presente en el Teatro Nacional, parte del Ministerio de Cultura.
Seguidores también se agrupan en las arterias cercanas al cementerio Campo Fe de Huachipa donde será sepultado, el área ya está bajo protección por efectivos de la policía.
Añoranzas y rechazos
Los asesinatos cometidos por grupos militares secretos durante su gobierno en la década de 1990 y las acusaciones de corrupción dañaron gravemente la imagen de Fujimori. Huyó a Japón en 2000 después de que se divulgaran videos que mostraban a sus asesores entregando fajos de dinero a legisladores, empresarios y jueces para apoyar a su gobierno.
Fujimori fue sentenciado en 2009 a 25 años de prisión por abusos a los derechos humanos como «autor indirecto» del asesinato de 25 personas, incluido un niño. Fue liberado de prisión en diciembre pasado después de un indulto controvertido.
«Este homenaje es un insulto», dijo María Carbajal, quien dijo que era una de las miles de mujeres esterilizadas como parte de un programa del gobierno de Fujimori para reducir la pobreza en las regiones pobres y rurales de Perú.
Unas 300.000 mujeres fueron esterilizadas en la campaña nacional. Grupos de derechos humanos y miles de mujeres denuncian que fueron coaccionadas. Fujimori siempre dijo que las operaciones fueron consensuales.
A Fujimori se le atribuye -de manera similar al ex dictador militar Augusto Pinochet en Chile- haber puesto a Perú en un rumbo económico de libre mercado, lo que ayudó a convertir al país rico en cobre en una de las economías más estables de América Latina.
Pero la reputación de Perú ha estado bajo presión recientemente, con seis presidentes en siete años y la inestabilidad política que pesa sobre la inversión en la minería del cobre, el principal motor económico del país. Eso en cierto modo ha pulido aún más el recuerdo de Fujimori.
«Tenía la esperanza de que volviera a ser presidente», dijo entre sollozos Yusi Canchari, después de viajar durante horas desde el interior de Perú para ver su cuerpo. La hija política de Fujimori, Keiko, había dicho en julio que él podría presentarse nuevamente a las elecciones.
«Sólo quiero agradecer al presidente Fujimori por todo lo que hizo por nuestro país», agregó Canchari. «Logró la paz. Recuerdo que construyó mi escuelita, construyó caminos, nos dio uniformes, zapatos y comida».
La muerte de Fujimori, en una extraña coincidencia, se produjo exactamente tres años después del día en que murió su feroz enemigo, el líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, quien murió en prisión también a los 86 años.
[Parte de este informe proviene de Reuters]
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