En el corazón político y cultural de Florida, el condado de Miami-Dade, la discusión sobre el derecho al aborto se mantiene activa entre su población mayoritariamente latina, un sector donde las creencias religiosas y las tendencias conservadoras no han mermado el apoyo a este derecho.
Una encuesta reciente de Axios-Ipsos en colaboración con Noticias Telemundo pone en relieve que el 68% de los latinos estadounidenses se opone a la prohibición del aborto, una cifra que se mantiene constante desde junio de 2022. Este dato adquiere especial relevancia ante el próximo referéndum de noviembre en Florida, donde se decidirá si se consagra el acceso al aborto en la constitución estatal.
Ante una posible prohibición casi total del aborto, programada para entrar en vigor el 1 de mayo, la corte superior de Florida ha sentado las bases para que sean los votantes quienes tengan la última palabra en noviembre sobre si permitirán el acceso al aborto hasta el punto de viabilidad fetal. Este escenario no solo proyecta el estado como un campo de batalla crucial en el debate nacional sobre el aborto, sino que también pone de manifiesto la importancia de la voz de la comunidad latina en dichas deliberaciones.
Los expertos apuntan a que las razones detrás del firme apoyo al derecho al aborto entre los latinos del sur de Florida son únicas, derivadas de influencias culturales propias de la región. “Nosotros, los latinos, creemos que [la decisión de interrumpir un embarazo] es familiar, no personal”, explica Paula Ávila-Guillén, directora ejecutiva del Centro para la Igualdad de la Mujer, destacando una perspectiva distinta a la noción de privacidad individual que prevalecía en Roe v. Wade. En América Latina, la despenalización del aborto se ha abordado más como una cuestión de salud pública que de derechos individuales, reflejando un argumento que resonó en países con fuertes raíces religiosas como Cuba, Colombia y México.
La comunidad latina en Estados Unidos, que ha experimentado de cerca las consecuencias de prohibiciones totales del aborto en sus países de origen, muestra una comprensión profunda sobre los efectos negativos de criminalizar el acceso a este servicio. “Acaban de vivir prohibiciones totales del aborto [y] saben lo que sucede cuando el acceso se criminaliza”, señala Ávila-Guillén, sugiriendo que esta experiencia ha moldeado su postura actual.
En este contexto, el Instituto Nacional Latinas para la Justicia Reproductiva juega un papel clave, enmarcando el debate sobre el aborto en términos de interferencia gubernamental y resaltando las historias de los inmigrantes latinos. Charo Valero, directora estatal de la organización en Florida, se inspira en la Ola Verde de América Latina para promover la expansión del derecho al aborto. La estrategia incluye destacar cómo tales decisiones impactan directamente a las comunidades migrantes, muchas veces marginadas en el debate público.
Un ejemplo notable de la complejidad de este debate en Florida lo ofrece la senadora republicana de Miami, Alexis Calatayud, quien rompió filas con su partido al oponerse a una prohibición de seis semanas, argumentando, en cambio, a favor de una prohibición de 15 semanas con excepciones por violación e incesto. Este tipo de posturas resalta la diversidad de opiniones dentro del debate sobre el aborto, incluso entre aquellos con preceptos provida.
A pesar de la tendencia de los votantes de Florida de apoyar medidas electorales de corte progresista, como la legalización de la marihuana medicinal y la restauración del derecho al voto de personas previamente encarceladas, no siempre esto se ha traducido en un cambio político hacia posturas más liberales a nivel estatal. Sin embargo, la movilización de figuras clave como el presidente Biden y otros demócratas ante el referéndum sobre el aborto sugiere una percepción de oportunidad para influir ampliamente en el resultado electoral.
“No estamos hablando solo de aborto”, afirma Valero, del Instituto Nacional Latinas para la Salud Reproductiva, “sino de interferencia del gobierno”. Su comentario subraya la complejidad y la carga emotiva del debate sobre el aborto en Florida, donde factores como la salud pública, la autonomía personal y la intervención gubernamental convergen en una cuestión altamente politizada. La implicación es clara: la manera en que se aborde este tema podría tener implicaciones significativas no solo para el referéndum sino para la política del estado en general.
Abortos en Estados Unidos
En 2023, los abortos medicados representaron el 63% del total de procedimientos en Estados Unidos, según un estudio reciente del Instituto Guttmacher. Este aumento destacó un cambio crucial en el panorama en el país, especialmente tras el fallo de la Corte Suprema que anuló el histórico caso Roe vs. Wade en julio de 2022. El informe señaló que, durante el primer año completo tras esta decisión judicial, se registraron aproximadamente 642.700 abortos medicados dentro del sistema de salud.
El incremento de la práctica de abortos medicados, del 53% en 2020 al 63% en 2023, refleja una tendencia ascendente en el uso de esta opción frente a los métodos quirúrgicos.
“La utilización de abortos medicados ha aumentado constantemente durante las últimas dos décadas”, sostuvo el estudio. La reglamentación actual de la FDA permite el uso de mifepristona, uno de los fármacos empleados en el régimen de aborto medicado, hasta las 10 semanas de gestación, y puede ser enviada a los pacientes tras una cita de telemedicina.
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