Tampoco parece haber dañado demasiado la imagen del mandatario un enfrentamiento con su vicepresidenta, Verónica Abad, a la que evitó pasarle el poder para hacer campaña como establece la ley.
La estrategia de seguridad de Noboa también mostró sus riesgos en diciembre, cuando cuatro menores de edad que jugaban al fútbol en Guayaquil fueron detenidos por militares.
Sus cuerpos aparecieron luego carbonizados, con signos de torturas, y un juez envió a 16 militares a prisión preventiva en relación a este caso.
Distintos críticos de Noboa suelen tacharlo de autoritario por gobernar bajo el estado de excepción en diferentes lugares del país para aplicar sus políticas de seguridad, pero ninguno de esos señalamientos impidió su reelección.
«La gente dice: es alguien que toma decisiones, que no tiene miedo y alguien así podría enfrentar a las mafias», señala Ávila.
El expresidente Correa también era acusado de autoritarismo cuando gobernó enfrentado a sus opositores y medios de información, en un país que se polarizó ante su figura.
Luego de dejar el cargo, Correa fue condenado en ausencia por corrupción, algo que él atribuye a una persecución política en su contra, y actualmente vive en Bélgica.

Luisa González, candidata del correísmo, fue vencida por segunda vez por Noboa en menos de dos años. AFP
En el tiempo que lleva en el gobierno, Noboa afianzó su partido Acción Democrática Nacional (ADN) como alternativa a la izquierda de Correa y aprovechó la «ventaja enorme» de ser a la vez presidente y candidato para hacer proselitismo electoral, señala Cahuasquí.
A su juicio, eso fue evidente con la visita que Noboa realizó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su residencia Mar-a-Lago (Florida) el 31 de marzo, a menos de dos semanas del balotaje.
Allegados a Noboa declararon que el mandatario solicitó ayuda a Trump para enfrentar la crisis de inseguridad que vive el país.
Unos días después, Noboa anunció una alianza estratégica con Erik Prince, líder de la empresa militar privada Blackwater y partidario de Trump, para la lucha contra el crimen en Ecuador, lo que fue visto por algunos como una operación de propaganda política.
Las dificultades económicas de Ecuador tampoco fueron óbice para la reelección de Noboa.
El país entró el año pasado en recesión, en medio de una crisis energética que provocó grandes apagones, y la tasa de pobreza aumentó dos puntos hasta 28% en diciembre.
Más poder
Si bien Noboa carecerá de mayorías parlamentarias propias, su grupo ADN tendrá una bancada ampliada de al menos 66 asambleístas en un total de 151.
«Eso significa que nuestras opiniones y nuestras resoluciones van a tener mucho más peso dentro del legislativo», dice Adrián Castro, asambleísta del partido de gobierno, a BBC Mundo.

Noboa puede consolidar su poder tras ser reelecto, según analistas. AFP
Noboa ha señalado que uno de sus objetivos será promover una Asamblea Constituyente para reformar la actual Constitución que se aprobó en 2008, durante el mandato de Correa.
Cahuasquí cree que el gobierno podría además influir en la designación prevista de autoridades de 14 instituciones importantes del Estado, como la Fiscalía General, el Consejo Nacional Electoral o la Defensoría del Pueblo.
«El presidente de la República creo que va a jugar un papel relevante en lo que podría ser un proceso de concentración del poder», sostiene el analista.
El hombre que llamó la atención por su juventud al alcanzar la presidencia de Ecuador parece hoy más afirmado que nunca en el cargo.