“Creo que un frente común sobre Venezuela, cualquiera que sea la política, ya no va a existir. Creo que fue un error esas elecciones. (…) Yo era partidario de que se celebraran, pero no hay voto libre si hay bloqueo”, aseguró el jefe de Estado durante el G20 que se desarrolló en Brasil.
Petro reconoció que el gobierno de Maduro no ha ofrecido claridad a la comunidad internacional sobre el triunfo electoral por lo que más de tres meses después la legitimidad de ese proceso está en entredicho. También dijo que a estas altura es poco probable que haya un cambio de escenario.
«Igual que se critican las elecciones desde el punto de vista del gobierno venezolano, oscuro, no generó una claridad sobre lo que ellos afirman que ganaron las elecciones y dejó ese mapa oscuro al no mostrar las actas. La exigencia de un cambio radical del gobierno en este momento no es realista», comentó.
Sin presentación de actas y una frustrada mediación
Hasta ahora, el gobierno ha insistido en que para reconocer el resultado que presentó el Consejo Nacional Electoral (CNE) era necesario que se presentarán las actas antes del 10 de enero. «Si no hay presentación de actas, no hay reconocimiento«, dijo en septiembre en una entrevista concedida a CNN, posición fue reafirmada por el canciller Luis Gilberto Murillo semanas después y tras un encuentro con su homólogo de Venezuela, Yvan Gil.
En paralelo, en el Palacio de San Carlos han intentado diseñar una propuesta para que el chavismo y la oposición se turnen el poder durante los próximos seis años -tres cada uno-, y así lograr que en el 2031 se realicen elecciones con mayores garantías. Sin embargo, la iniciativa no ha sido copiada por ninguna de las partes.
Ahora, con la fecha de la investidura de Maduro cada vez más cerca -la posesión será el 10 de enero-, y teniendo en cuenta el nulo efecto que ha tenido la mediación –México se apartó y Brasil está cada vez más distanciado de Maduro-, surgen dudas sobre si la hoja de ruta que viene trazando Petro tendrá efecto a corto plazo o si al adoptar una nueva solo sirve para darle aire al chavismo.
Las lecturas
«La primera lectura es que la declaración es consecuencia de la interacción de Petro y Lula en la cumbre del G20. Es posible que el intercambio de los mandatarios influyera en Petro para hacerse al lado de Lula, después del fracaso de la mediación y el cortocircuito en la comunicación entre el presidente brasileño y Maduro. Todo esto indica que Petro haya tomado una posición muy parecida a Lula en el sentido de criticar la naturaleza de la elección y la no revelación de las actas», explica el internacionalista Manuel Camilo González.
Para Rafael Uscategui, director del Centro de Pensamiento Laboratorio de Paz de Venezuela, «es curioso que estas palabras vengan del primer presidente de izquierda elegido en un país signado por un conflicto armado. Entonces la política de los hechos cumplidos lo lleva a justificar el desconocimiento de la voluntad popular, con el objetivo de seguir teniendo algún tipo de interlocución con las autoridades en el futuro. Lamentablemente, de nuevo la izquierda hace gala de su doble rasero, pues en el año 2017 el presidente Petro no dudó un segundo en calificar lo que había pasado en Honduras como un ‘fraude’».
¿El efecto Monómeros?
González considera que las recientes declaraciones de Petro podrían ser consecuencia del anuncio de venta de la compañía Monómeros, que pertenece al gobierno venezolano.
«Después de que el gobierno venezolano anunciará que buscaría privatizar la empresa de fertilizantes, lo cual es un mal negocio para Colombia por sus efectos en los precios de este producto importante para la agricultura, Colombia siente que Venezuela le ha dado la espalda. Ciertamente, Venezuela necesita dinero, pero Colombia necesita una fluida distribución de fertilizantes. En ese sentido, la declaración sobre las elecciones es golpear el lado más flaco de Maduro, su legitimidad en el poder, pero todo esto es motivado por asuntos meramente económicos frente a las decisiones de una empresa muy importante para el intercambio comercial de ambos países», sostiene el analista.
El mandatario colombiano le envió el 8 de noviembre una carta a Nicolás Maduro en la cual rechazó la intención de ese gobierno de vender la compañía. Según Petro, esa compañía ha permitido a los campesinos colombianos acceder a insumos agrícolas a precios justos y, si se vende a un privado, esta situación podría cambiar si llega un privado.
Instó al gobierno de Maduro a reconsiderar la privatización y así «seguir dando sustento a millones de familias en nuestros países”.
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