Un equipo de expertos y no tan expertos, dedicados al marketing, comunicación y redes sociales, ha sido contratado para la campaña de la dirigente política venezolana María Corina Machado y el candidato presidencial Edmundo González Urrutia.
La iniciativa, liderada por la periodista Nitu Pérez Osuna y su esposo Vladimir Petit Medina, residentes en Panamá, pretende reforzar la imagen de Machado y González Urrutia en las redes sociales y plataformas digitales. El equipo de Machado y González Urrutia ha invertido en la contratación de influencers, periodistas, youtubers y comunicadores para generar un impacto positivo en la opinión pública.
Las cifras son exorbitantes: se han destinado miles de dólares mensuales para que estos personajes trabajen a favor de la dupla opositora hasta la fecha de las elecciones presidenciales en Venezuela, previstas para el 28 de julio de 2024. Los pagos oscilan entre los 2000 y 3000 dólares mensuales.
Sin embargo, ese «dream team» comunicacional no está exento de controversias. Algunos de sus miembros han sido criticados en el pasado por sus cambiantes posiciones políticas, su sesgo en la información y por la práctica de la doble moral.
Varios miembros del equipo han sido objeto de polémica anteriormente por incurrir en prácticas poco éticas, como la promoción de información tendenciosa o falsa para inconfesables fines. Este comportamiento, lejos de generar confianza, no parece ser una muestra de buen augurio para el éxito de la campaña.
La campaña de Machado y González Urrutia se enfrenta a la ardua tarea de contrarrestar la imagen del candidato a la reelección, Nicolás Maduro. Para ello, Machado ha creado un equipo comunicacional alterno que busca neutralizar las críticas en redes sociales, internet, YouTube y plataformas digitales.
Las estrategias de Machado y su equipo, en favor de González Urrutia, se apoyan en un cuantioso presupuesto. Se ha contratado a empresas de comunicación y marketing dentro y fuera de Venezuela, incluso en Europa y Estados Unidos, para gestionar la imagen de la dupla opositora. La gran apuesta del equipo de Machado y González Urrutia por la comunicación digital podría terminar convirtiéndose en un rotundo fracaso.
Las cuestionables prácticas de algunos de los contratados y su historial de inconsistencias ha empezado ya a causar una percepción desfavorable en torno a la campaña a favor de González. Pero, ¿Podrá el equipo comunicacional de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia superar las controversias y el escepticismo que lo rodean?
Aquí explicamos quiénes son algunos de los integrantes de ese equipo.
Vladímir Petit Medina
Ahora líder del equipo comunicacional pro González Urrutia e hijo de un personaje controvertido, Vladimir Petit Medina, ha construido una carrera académica y empresarial, pero su nombre se ha visto empañado por las polémicas que envuelven a su padre y al propio Petit Medina.
Vladimir, exsecretario nacional juvenil del partido Copei, e hijo del cuestionado exprocurador de la República, Jesús Petit Da Costa, es un hombre de múltiples títulos y experiencia en diversas áreas, desde la política hasta la academia. Sin embargo, su apellido se ha visto eclipsado, entre otros motivos, por las controversias que rodean a su padre, quien, a pesar de sus aspiraciones de combatir la corrupción bancaria, terminó envuelto en un escándalo de financiamiento dudoso.
Jesús Petit Da Costa, exprocurador de la República durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, se presentaba como un «vengador errante» contra los banqueros que habían despojado a los depositantes venezolanos. Su objetivo era castigar a los que habían «engañado al país» y organizado una red mafiosa de intereses perversos. Sin embargo, las aspiraciones de Petit Da Costa se vieron truncadas.
Se le acusó de recibir financiamiento de banqueros prófugos, como Orlando Castro y Gustavo Gómez López, involucrados en la corrida financiera de mediados de los noventa. Desde el Ministerio de Hacienda y Fogade, se rumoraba que Petit Da Costa había negociado acuerdos con estos banqueros a cambio de «mucho dinero». La familia Petit también ha sido protagonista de una larga batalla legal por la propiedad de la Torre Solano, un edificio emblemático en Caracas. Esta pugna se ha extendido desde la construcción del inmueble por la familia Petrizzo, cuyo patriarca, Michelle Petrizzo, murió en 2013 durante el litigio.
La Torre Solano, valorada en más de cuatro millones de dólares, ha sido un objeto de deseo para la familia Petit, quienes buscaban apropiarse de la obra de vida de los Petrizzo a un precio irrisorio. Vladimir Petit Medina, por su parte, ha desarrollado una prolífica carrera académica y empresarial. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela, Petit Medina es también egresado de prestigiosas instituciones como la Universidad de Harvard y el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA). Ha sido profesor en diversas universidades latinoamericanas, incluyendo la UCAB, la UCV, la ESPOL, la Universidad Católica de Lima y Uniandes Bogotá.
Ha sido Director General del Instituto Universitario de Gerencia y Tecnología (IUGT) y ha ejercido como consultor para grandes empresas. Además, Petit Medina es conocido como orador, coach certificado y ha sido reconocido por el IESA como uno de sus «50 egresados más influyentes». Aunque ligado a la academia y al aparente éxito empresarial, el apellido Petit ha estado marcado por los escándalos familiares.
En el 2019, un abogado de la familia Petrizzo, José Francisco Contreras, manifestó que la familia Petit buscaba arrebatar la Torre Solano, «secuestrando el patrimonio de una familia durante veinte años». Esta frase, con su fuerte carga de crítica, resume la percepción de muchos sobre el legado de Petit Da Costa y su hijo. Mientras que el primero buscaba ser el «vengador errante» de los defraudados bancarios, el segundo ha tenido que luchar contra la sombra de la polémica familiar.
El despido
Corría el mes de junio de 2013, cuando la periodista Nitu Pérez Osuna era despedida de Globovisión. El hecho en sí mismo ya era controversial, pero la situación se tornó aún más álgida cuando Vladimir Petit, esposo de Pérez Osuna, decidió romper el silencio y apuntar directamente contra Leopoldo Castillo, conductor del programa «Aló, Ciudadano» y figura prominente del canal.
Petit, a través de su cuenta de Twitter -ahora X-, acusó a Castillo de ser el artífice tras bastidores del despido de su esposa. Según sus palabras, Castillo no solo no hizo nada para impedir la salida de Pérez Osuna, sino que “por segunda vez en la vida profesional de Nitu, Leopoldo Castillo estaba detrás de su cese”.
La referencia a un evento similar ocurrido 18 años antes, cuando ambos coincidieron en el canal Venevisión, no hizo más que añadir leña al fuego. Para el abogado, la responsabilidad de Castillo iba más allá de una supuesta animadversión personal. Como miembro de la junta directiva de Globovisión, «tuvo que avalar el despido de Nitu, al igual que el de Kiko (Bautista), Ismael (García), etc.». La ironía se hizo presente en otro de los tweets de Petit, quien con un tono mordaz espetó: «Leopoldo por lo menos esta vez siquiera diste las gracias a Nitu. Tu solidaridad ausente, tal cual sabía.
Suerte y larga vida». Petit hizo un llamado a la opinión pública a no dejarse llevar por apariencias. Instó a la audiencia a averiguar «qué palo de invitada se negó a ir al programa del ciudadano mañana para no avalar con su presencia el trato indigno a @nituperez». La sombra de la duda se extendía sobre la situación en Globovisión, un canal que, tras su entonces reciente cambio de dueños, se veía sacudido por despidos y un palpable clima de tensión.
En este contexto, la frase final de Petit en su andanada de tweets resonaba con fuerza: «¿La inamovilidad existe? O es letra muerta que no se aplica al gobierno y sus amigos? Y usted dice algo de eso?» Tras el despido de Nitu Pérez Osuna de Globovisión, Vladimir Petit Medina, su esposo, se convertiría en un cronista de los entretelones que llevaron a la venta del canal y sus nefastas consecuencias.
Según la reconstrucción de los hechos realizada por Petit Medina, el empresario Raúl Gorrín, mano derecha del Gobierno chavista en ese entonces, orquestó la compra del canal utilizando como intermediario al empresario bursátil y asegurador Juan Domingo Cordero. Este último, valiéndose de su antigua relación con Leopoldo Castillo -quien por aquel entonces era asesor de imagen de Cordero- logró acceder al círculo del accionista mayoritario de Globovisión, Guillermo Zuloaga, quien no dudó en aceptar la oferta.
El plan, urdido con la anuencia del gobierno, era simple pero efectivo: tomar las riendas de Globovisión y moderar su línea editorial radicalmente opositora. Las consecuencias de esta trama no se hicieron esperar. Mientras algunos periodistas optaban por aceptar las jugosas ofertas de los salientes y nuevos dueños, otros se radicalizaban en su postura. Entre estos últimos se encontraba Nitu Pérez Osuna.
Esta postura le valdría el despido, y una serie de represalias, según Petit. Petit Medina, quien se convertiría en testigo de primera línea de esta historia, no solo presenció los despidos, sino que fue partícipe de reuniones secretas, escuchó confesiones reveladoras y, en reclamo de la liquidación laboral de Pérez Osuna, enfrentó en los tribunales a quienes despidieron a su esposa. En una de esas reuniones clandestinas, Alberto Ravell, recién removido como director de Globovisión en febrero de 2010, pronunciaría una frase lapidaria: «-La peor traición de todas fue la de Leopoldo Castillo, a quien traje al canal, protegí e impulsé.
Fue la bisagra de todo». Ravell, visiblemente afectado por la situación, se veía por primera vez vulnerable, despojado de su coraza de poder, según narró Petit, luego de visitar junto a su esposa la casa del antes director de Globovisión, en Cerro Verde, Caracas.
Más conflictos y contradicciones
El panorama de la oposición venezolana, especialmente en el área de la comunicación, se caracteriza por una serie de contradicciones y rivalidades que, en ocasiones, parecen ser olvidadas en pos de un objetivo común.
Este escenario se evidencia en la relación entre figuras como Alberto Federico Ravell y Leopoldo Castillo, quienes han pasado de la colaboración a la enemistad y viceversa. En el año 2010, Ravell, entonces director de Globovisión, renunció al cargo debido a diferencias con otros socios del canal, y con el propio Castillo.
La principal razón detrás de la renuncia de Ravell fue la venta del canal al empresario Raúl Gorrín, mientras que Castillo permaneció en la directiva ejecutiva. Esta versión, narrada por el abogado Vladimir Petit, quien estuvo al tanto de las desavenencias entre Castillo y Ravell, sugiere que la confianza entre ambos ya se encontraba deteriorada desde entonces.
A pesar de la evidente incomodidad entre ellos, Ravell y Castillo llegaron a colaborar nuevamente en el año 2019, cuando Ravell fue designado director del Centro de Comunicación Nacional, creado por Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino de Venezuela.
Castillo, quien había migrado a Miami tras su salida de Globovisión, fue contratado por Guaidó para formar parte de la estrategia comunicacional del gobierno interino. Sin embargo, las diferencias entre Castillo y Ravell volvieron a surgir en el contexto de las actividades del gobierno interino. Castillo fue designado presidente del proyecto, dirigido por Guaidó, que buscaba tomar control de la señal de teleSUR, pero su ambición personal y la gestión de los fondos, aportados por la USAID, destinados a tal fin, generaron un conflicto que desembocó en una nueva ruptura entre Castillo y Ravell.
Esta situación, unida al malestar de Petit hacia Castillo por el despido de su esposa, Nitu Pérez Osuna, de Globovisión en 2013, muestra las profundas divisiones que existen en el ámbito de la comunicación de la oposición venezolana. A pesar de las diferencias personales y las acusaciones mutuas, algunos de estos personajes, quienes en el pasado se mostraban abiertamente antagonistas, se han convertido en aliados en el presente.
En la actualidad, las figuras de Ravell y Castillo, junto con otros actores de la oposición, se han alineado, ya sea de forma conjunta o independiente, alrededor del candidato presidencial Edmundo González Urrutia y la dirigente María Corina Machado, quien apoya su candidatura. Las cambiantes alianzas reflejan la complejidad de las relaciones, entre figuras alineadas con la oposición, y las estrategias que se están jugando en el escenario electoral.
Nitu Pérez Osuna
La periodista opositora Nitu Pérez Osuna, líder junto a su esposo de la estrategia comunicacional de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia; es hija de “El Negro” José Antonio Pérez Díaz, quien fue varias veces presidente en Venezuela del extinto Congreso Nacional. Pérez Osuna ha estado en el centro de la polémica por sus vínculos con personajes clave en la política venezolana y su papel en las actividades del político y comunicador Leocenis García.
Desde su familia, vinculada al partido Copei, hasta sus propios roles en la televisión y la política, Nitu Pérez Osuna ha sido objeto de críticas por su participación en una red comunicacional y política construida en torno a la figura de García. En el año 2013, Leocenis García, conocido por su crítico portal web 6to Poder, fue acusado por el entonces diputado oficialista Julio Chávez de evasión fiscal, defraudación tributaria y legitimación de capitales.
Las acusaciones apuntaban a una supuesta injustificada cuenta en dólares en un banco suizo, y Chávez aseguró tener pruebas para respaldar sus afirmaciones. García también fue acusado de recibir fondos del expresidente colombiano Álvaro Uribe para desestabilizar al gobierno venezolano. Se señaló que García utilizaba sus medios de comunicación para promover la desestabilización política en coordinación con estudiantes del Movimiento JAVÚ y Operación Libertad.
Las denuncias contra García culminaron con su detención en 2015 y la expropiación de su grupo editorial 6to Poder. Sin embargo, la historia de Leocenis García y Nitu Pérez Osuna se remonta a una relación mucho más cercana. En su libro «Cuando Las Piedras Hablan», García revela que Nitu fue una especie de «celestina» para él, organizando fiestas y bacanales con chicas de compañía en una suite del Hotel Eurobuilding, bajo las órdenes de Alberto Federico Ravell, exjefe de Nitu en Globovisión.
En julio de 2016, un grupo de personalidades políticas y comunicacionales, identificadas con la oposición venezolana, publicaron un comunicado en el que condenaron la detención de Leocenis García y la expropiación de su grupo editorial 6to Poder. La carta, firmada por figuras como Diego Arria, Oliver Blanco, Rocío San Miguel, Asdrúbal Aguiar, Diana D’Agostino, Américo De Grazia y Nitu Pérez Osuna, acusó al gobierno de Nicolás Maduro de perpetrar un acto de censura.
Los nombres de los firmantes de la carta, sin embargo, parecen explicar alianzas posteriores e incluso actuales entre algunos de ellos. Los firmantes de la carta en 2016 fueron: Diego Arria (exembajador de Venezuela ante la ONU), Nitu Pérez Osuna (periodista), Américo De Grazia (diputado a la Asamblea Nacional por el estado Bolívar), Rocío San Miguel (coordinadora de la ONG Control Ciudadano), Asdrúbal Aguiar (miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y exministro de Interior y Justicia de Venezuela), Diana D’Agostino (activista de DDHH, miembro de AD y esposa del entonces presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup), Hasler Iglesias (presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV), Yajaira Castro de Forero (diputada a la Asamblea Nacional), Ángel Monagas (analista político), Manuel Malaver (periodista), Theresly Malave (directora de la ONG Justicia y Proceso Venezuela), José Palmar (sacerdote católico y periodista), Josefina Nieto (presidenta de la Fundación Casa de los Abuelos), Yamile Saleh Rojas (madre del preso político Lorent Saleh), Miguel Méndez Fabbiani (coordinador del Centro Internacional para los DDHH Justicia y Libertad), María Angélica Correa (periodista), Oliver Blanco (Jefe de Comunicaciones de la Asamblea Nacional presidida entonces por Henry Ramos Allup), Juan José Molina (secretario del Partido Avanzada Progresista), Lester Rodríguez (exrector de la Universidad de los Andes y exalcalde de la ciudad de Mérida), Iván Simonovis (entonces preso político), Raúl Emilio Baduel (preso político e hijo del general en Jefe Raúl Isaías Baduel), Bony Pertiñez (activista por los DDHH en Venezuela y esposa de Iván Simonovis), Carlos Prosperi (diputado a la Asamblea Nacional), Luis Vázquez (exjefe del sindicato de Venalum), Douglas León Natera (presidente de la Federación Médica Venezolana), Eugenio Escuela (encuestador), y Tomás Socías López (exviceministro de Fomento).
Pérez y el libro de Leocenis García
El comunicador Leocenis García, quien se encontraba recluido en el penal de Tocuyito desde hacía un año sin juicio, anunció en septiembre de 2009 la publicación de su libro «Cuando las Piedras Hablan». Esta obra prometía revelar secretos del poder y generar controversia en el ámbito político y mediático de Venezuela.
García fue detenido en 2008 por un incidente en El Periódico de Valencia, donde había destrozado computadoras y mobiliario. A pesar de que el hecho fue descrito como un acto de violencia entre particulares, el comunicador permaneció encarcelado sin que se llevara a cabo un juicio formal. Antes de su detención, García se había destacado por publicar informaciones económicas que señalaban actos de corrupción en altas esferas del poder.
Su encarcelamiento lo llevó a figurar en la lista de presos políticos del gobierno de Hugo Chávez, según afirmaban sus defensores, aunque otras voces lo sindicaban de formar parte estratagemas de extorsión mediática. El libro, cuyo lanzamiento se programó para el 15 de octubre de 2009, fue escrito desde la cárcel de Tocuyito. García compartió celda con figuras controvertidas como Joao de Guveia, conocido como el «asesino de la Plaza Altamira», y el narcotraficante Larry Tovar Acuña. En sus propias palabras, García describió la obra como «emotiva y reveladora de secretos sobre el poder». García prometió que su libro abordaría temas sensibles, incluyendo su relación con el padre José Palmar y varios escándalos que habían rodeado su nombre. «No basta vivirlo, hay que contarlo. Vuelvo en mi libro, para aquellos que me creyeron muerto. E
stoy vivo», declaró el copmunicador desde su confinamiento. La presentación del libro estaba prevista para realizarse en Caracas, con el apadrinamiento de la periodista Nitu Pérez Osuna, a quien García dedicó un capítulo de su obra. «La verdad libera», afirmó el autor en uno de los apartados del libro. «Cuando las Piedras Hablan» fue publicado bajo el sello editorial 6to Poder, y se anunció que estaría disponible en todas las librerías y quioscos de revistas de Venezuela a partir del 15 de octubre de 2009. La obra generó gran expectativa tanto por su contenido como por las circunstancias en las que fue escrita. Además de dedicarle un capítulo a Nitu,
Leocenis García no escatimó críticas hacia el padre José Palmar, con quien posteriormente logró reconciliarse. De hecho, prácticamente todo el libro está plagado de duras acusaciones contra Palmar, quien era descrito, en resumidas cuentas, como un individuo con conductas delictivas y extorsivas. Estas graves alegaciones se centraron en la época de Palmar al frente de la dirección del periódico Reporte Diario de la Economía, donde García había trabajado codo a codo con Palmar.
Las contradicciones de Leocenis García
El controvertido comunicador y político venezolano Leocenis García ha sido objeto de escrutinio por sus cambiantes alianzas y declaraciones contradictorias a lo largo de los años. Un examen detallado de sus posturas revela una serie de inconsistencias que ponen en duda su coherencia ideológica y credibilidad como figura pública.
García ha mantenido una relación ambivalente con destacados líderes opositores venezolanos. En el pasado, se presentaba como aliado de Lilian Tintori, esposa del político encarcelado Leopoldo López. Sin embargo, en 2020, García criticó duramente las acciones de López y el llamado «Gobierno Interino» liderado por Juan Guaidó, al que calificó como una «catástrofe» y un «absurdo». Esta aparente voltereta política queda evidenciada en sus propias palabras.
En 2016, García declaraba: «Leopoldo me envió mensajes cuando estaba preso y 6to Poder aún estaba abierto. Yo ayudé como pude. Lilian, ha estado ahí pendiente». No obstante, cuatro años después, arremetía contra López y su partido Voluntad Popular, acusándolos de «secuestrar» a la oposición venezolana. Otro caso que ilustra las contradicciones de García es su relación con el empresario César Alfonso Omaña.
En febrero de 2020, García publicó un artículo de opinión donde tildaba a Omaña de «doble agente». Sin embargo, posteriormente, García ha defendido a Omaña en privado, describiéndolo como un amigo y enfrentándose a otros comunicadores que lo critican. Esta defensa resulta particularmente llamativa considerando que Omaña ha sido señalado por algunos como un presunto agente entrenado por la inteligencia cubana, con operaciones tanto en Estados Unidos como en Venezuela.
En su artículo «Clausurar el G4», publicado el 14 de febrero de 2020, García expone una serie de argumentos mordaces contra la coalición opositora conocida como G4. En este texto, García no escatima en críticas hacia figuras como Leopoldo López y Juan Guaidó, a quienes acusó de haber llevado a la oposición a una «catástrofe». García argumentó que la oposición ha demostrado una «probada incapacidad para aprender de sus errores y rectificar». Criticó duramente el proyecto del gobierno interino, calificándolo de «absurdo» y señalando la falta de sanciones y repudio hacia las acciones de Leopoldo López. En su artículo, García lanzó acusaciones graves contra ciertos sectores de la oposición.
Habló de una «nueva boliburguesia» que habría «copulado impúdicamente con el oportunismo de un puñado de aventureros sin principios». Estas afirmaciones sugieren que García veía a parte de la oposición como corrupta y movida por intereses personales más que por el bienestar de Venezuela.
García llegó incluso a cuestionar la legitimidad de algunos líderes opositores, argumentando que tienen «culpas y responsabilidades que han debido purgar y no purgaron». Mientras García se ha presentado como una voz crítica dentro de la oposición, sus propias contradicciones y cambios de alianzas sugieren que podría estar más interesado en el protagonismo personal que en una verdadera transformación política en Venezuela. Sus acusaciones de oportunismo y corrupción hacia otros actores políticos podrían ser, irónicamente, un reflejo de sus propias acciones y posturas cambiantes.
Wender Villalobos
En el mundo de la comunicación política, a menudo surgen figuras que despiertan tanto interés como rechazo. Tal es el caso de Wender Enrique Villalobos Padrón, un personaje cuya trayectoria ha estado marcada por constantes contradicciones. El pasado de Villalobos revela una sorprendente transformación ideológica.
En julio de 2015, se le podía ver luciendo una gorra alusiva al chavismo mientras ofrecía declaraciones a la prensa en su rol como director del mercado municipal de la ciudad de Barcelona, en Venezuela. Hoy en día, sin embargo, se presenta como un acérrimo opositor al régimen que antes defendía. La lista de señalamientos contra Villalobos es extensa. Se le ha imputado por delitos como maltrato y violencia de género, además de ser acusado en múltiples ocasiones de extorsión. Un incidente particularmente alarmante tuvo lugar durante su residencia en Chile, donde una mujer se vio obligada a solicitar la intervención de Carabineros debido a la conducta agresiva de Villalobos.
A pesar de ser erróneamente identificado como periodista por el equipo comunicacional de María Corina Machado, Villalobos carece de títulos profesionales en comunicación social emitidos por alguna universidad reconocida. Su labor se limita a la de un youtuber sin formación académica en el área. Las prácticas comunicacionales de Villalobos han sido cuestionadas por su tendencia a difundir información manipulada y tergiversada. Sus seguidores, a menudo, consumen este contenido sin percatarse de la desinformación a la que están siendo expuestos. Más preocupante aún, existen audios filtrados en los que el propio Villalobos admite haber recibido ofertas económicas para promover campañas de descrédito contra terceros, confesando incluso haber aceptado dinero en algunas ocasiones. A pesar de su turbulento historial, Villalobos ha logrado posicionarse como una figura en el equipo comunicacional de María Corina Machado y el candidato presidencial opositor Edmundo González Urrutia.
Desde su cuenta de YouTube, transmite en vivo las concentraciones y actos públicos de ambos líderes políticos, dedicándose a la defensa constante de sus acciones y liderazgo. Wender Villalobos Padrón, exfuncionario chavista y ahora youtuber venezolano, se ha convertido en una figura controvertida cuyo pasado está plagado de acusaciones graves y comportamientos condenables. Su trayectoria, marcada por denuncias de violencia y manipulación, lo ha llevado desde cargos públicos en Venezuela hasta ser solicitante de asilo en España. Durante su tiempo como director del Mercado Municipal de Barcelona en Venezuela entre 2014 y 2015, Villalobos se presentaba como un ferviente seguidor del chavismo. Sin embargo, su lealtad política parece haber sido tan volátil como su comportamiento personal.
Tras su salida del cargo, una serie de acusaciones empezaron a emerger, revelando un patrón de conducta grave. En septiembre de 2020, el Tribunal de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial en delitos de violencia contra la mujer del estado Anzoátegui, emitió una orden de detención contra Villalobos. Los cargos incluían violencia psicológica, patrimonial, amenazas, acoso, hostigamiento y violencia física contra su ex pareja, Adriana Ayaris Torrealba.
Un informe psicológico del Ministerio para la Mujer e Igualdad de Género diagnosticó a Torrealba con diversos trastornos producto de la agresión sufrida. La denuncia, presentada inicialmente en 2015, detalla un patrón de comportamiento abusivo que incluía acoso tras la ruptura de la relación, publicación de imágenes desacreditantes en redes sociales y envío de «mensajes de odio». Este incidente le valió a Villalobos el apodo de «El Quiebra Vajilla», debido a que supuestamente destrozó la vajilla de su esposa durante un ataque de celos. Tras estas acusaciones, Villalobos huyó a Cúcuta, Colombia, para evitar ser procesado.
Posteriormente, se trasladó a Chile y luego buscó asilo político en España. En su faceta como youtuber, Villalobos ha sido acusado de crear y difundir noticias falsas a cambio de dinero. En audios filtrados, se le escucha ofreciendo iniciar campañas de descrédito contra terceras personas por una compensación económica. «Por plata voy durísimo», se le oye decir, jactándose de su capacidad para inventar historias y hacer montajes.
Su credibilidad se ha visto aún más comprometida por acusaciones de inventar detenciones, allanamientos, capturas y delitos sin aportar pruebas. También se le acusa de exponer al escarnio público a diferentes personas, mientras que él mismo tiene un pasado cuestionable, además de actividades como travesti en Venezuela.
Las contradicciones en su discurso son evidentes. Mientras alega persecución política en Venezuela, omite intencionadamente su pasado como funcionario chavista. Afirma haber sido despojado de propiedades en Venezuela por el chavismo, una afirmación que no ha podido sustentar.
El caso de Villalobos ilustra cómo algunos individuos explotan las tensiones políticas para su beneficio personal, cambiando de bando según la conveniencia y utilizando plataformas digitales para difundir desinformación. Su historia refleja la importancia de verificar la información y cuestionar las motivaciones detrás de quienes se presentan como aparentes defensores de causas políticas.
Poleo, Ballesteros y Olivares en pro de González Urrutia
A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Venezuela, las estrategias comunicacionales de los candidatos se vuelven cada vez más audaces y, en algunos casos, controvertidas. El equipo de la líder opositora María Corina Machado y su candidato alternativo, Edmundo González Urrutia, no escapan a esta realidad.
Su plan, tejido con alianzas inusuales y figuras polémicas, busca navegar el complejo escenario mediático venezolano. Como parte de esta trama se encuentra la reconocida periodista Patricia Poleo y su canal en YouTube, plataforma que se ha convertido en un tablero de ajedrez para las aspiraciones políticas de Machado y González Urrutia. Si bien Poleo no se lanzará abiertamente a la arena electoral en apoyo a González Urrutia, se ha establecido un pacto de no agresión, un acuerdo tácito que busca evitar ataques frontales contra la dupla opositora.
La periodista, conocida por sus posturas firmes y a veces controversiales, se espera juegue un papel estratégico, aunque silencioso, en el tablero político. El militar retirado Iván Ballesteros, figura recurrente en el canal de Poleo, no se guarda las cartas y abiertamente promueve la candidatura de González Urrutia. Su participación activa como analista y comentarista, le permite difundir sin tapujos su apoyo al candidato.
Pero la madeja se enreda aún más con la incorporación de otro personaje controvertido: el periodista Roberto Carlo Olivares. Olivares, con un historial de declaraciones contradictorias sobre Machado, se suma al equipo comunicacional utilizando su propio canal en YouTube y haciendo apariciones regulares en el espacio digital de Poleo. La alianza entre Poleo y Olivares, dos figuras que en el pasado reciente han protagonizado fuertes desavenencias profesionales, ahora se sella en un objetivo común: impulsar la figura de González Urrutia. Una reconciliación conveniente, que levanta suspicacias y alimenta las interrogantes sobre las verdaderas motivaciones de ambos.
La situación se torna aún más turbia al considerar al youtuber Wender Villalobos, también reclutado para la causa de Machado y González Urrutia. Villalobos, cuyo pasado chavista ha sido objeto de señalamientos, ha protagonizado también encontronazos con Poleo, incluso llegando a afirmar que la periodista mantuvo una cercana relación con el fallecido presidente Hugo Chávez. Esta intrincada red de alianzas, con sus claroscuros y contradicciones, dibuja un panorama complejo en la carrera presidencial venezolana. Un escenario donde las lealtades son difusas, las estrategias opacas y los intereses personales parecieran primar por encima de las convicciones políticas.
Patricia Poleo
Patricia Poleo es una connotada periodista venezolana, conocida por su postura opositora al chavismo y por su labor investigativa en diversos casos de gran relevancia en Venezuela. Nacida en Caracas, Poleo se graduó en Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello en 1987 y ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo la dirección del periódico «El Nuevo País», propiedad de su padre, Rafael Poleo, y la conducción del canal «Factores de Poder» en YouTube.
A lo largo de su carrera, Patricia Poleo ha estado involucrada en varias polémicas y controversias. Uno de los casos más notorios fue su investigación sobre Vladimiro Montesinos, exjefe de inteligencia peruano, durante la administración de Alberto Fujimori. Poleo denunció que Montesinos recibió protección de las fuerzas de seguridad venezolanas bajo la administración de Hugo Chávez.
Por esta labor, recibió el Premio Rey de España de Periodismo en 2001. Otra controversia significativa ocurrió en 2005, cuando fue acusada de ser una de las autoras intelectuales del asesinato del fiscal venezolano Danilo Anderson. Poleo, junto a otros acusados, afirmó que estas acusaciones eran un intento del gobierno venezolano de silenciar a los opositores y restringir la libertad de prensa. Finalmente, se exilió en Miami para evitar lo que consideró una persecución política.
En 2020, Poleo enfrentó una demanda por difamación presentada por Raúl Morales, propietario de la tienda de neumáticos La Ceiba Tire Shop en Miami. Poleo había acusado a Morales de actividades ilegales, incluyendo narcotráfico, en su programa «Factores de Poder». En 2023, el tribunal falló en contra de Poleo, encontrándola culpable de difamación y negligencia, lo que, según indicaron algunos medios, afectó gravemente su credibilidad profesional.
En 2023, Patricia Poleo y el político venezolano Juan Guaidó se enfrentaron públicamente con amenazas de demandas judiciales. Poleo acusó a Guaidó de corrupción durante su tiempo como líder del autoproclamado «gobierno interino», lo que llevó a Guaidó a amenazarla con una demanda por difamación en Estados Unidos.
Roberto Carlo Olivares y sus volteretas ideológicas
Roberto Carlo Olivares La participación de Roberto Carlo Olivares en la estrategia comunicacional de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia resulta, por decir lo menos, curiosa.
Sus declaraciones pasadas sobre Machado, cargadas de críticas y cuestionamientos, contrastan drásticamente con su actual rol como promotor de la candidatura de González Urrutia, el candidato impulsado por la propia Machado. Olivares no ha escatimado en calificativos hacia la líder opositora.
Antes, la ha acusado de «saber» que la solución a la crisis venezolana no se encuentra en las urnas electorales, sino en el uso de la fuerza. Sus palabras, lanzadas sin titubeos, han puesto en duda la vocación democrática de Machado. En 2023, Olivares fue aún más lejos al afirmar que la permanencia de Machado en Venezuela, a diferencia de otros líderes opositores que han tenido que exiliarse, se debía a que no representaba un peligro real para la administración de Nicolás Maduro.
Una aseveración que, de ser cierta, pondría en entredicho la imagen de luchadora incansable y crítica acérrima que Machado ha cultivado a lo largo de los años. El periodista tampoco ha tenido reparos en cuestionar la visión política de Machado. En el pasado, la ha tachado de estar «desorientada» y «mal asesorada», llegando incluso a comparar su ego con el del expresidente estadounidense Donald Trump. Sus críticas se hicieron particularmente notorias incluso antes de que Machado anunciara su intención de participar en las elecciones primarias de la oposición en 2023, proceso del cual, a pesar de los pronósticos de Olivares, resultó vencedora.
Es, entonces, desconcertante que, a pesar de este historial de señalamientos y cuestionamientos, Olivares haya decidido unirse al equipo comunicacional de Machado y González Urrutia. ¿Se trata de una genuina conversión política o de una estrategia oportunista para capitalizar la coyuntura electoral? Lo cierto es que la metamorfosis ideológica de Olivares se suma a la larga lista de contradicciones y peculiaridades que rodean la estrategia comunicacional de Machado y su candidato.
Roberto Carlo Olivares es un periodista y analista político venezolano, conocido por su postura crítica hacia el chavismo y su participación activa en la diáspora venezolana en Estados Unidos. Nacido en Maracaibo, estado Zulia, Olivares estudió Ciencias Políticas en American University en Washington, D.C., y Comunicación Social en la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE) en Maracaibo.
Posteriormente, obtuvo una maestría en Periodismo en la Florida International University. Olivares se ha destacado como un firme opositor a la administración chavista en Venezuela, y ha sido un activo vocero de la Junta Patriótica en Estados Unidos, una organización que aboga por una salida no electoral, sino forzosa, en contra de la administración gobernante en Venezuela. A lo largo de su carrera, Olivares ha sido objeto de censura en varias plataformas. Sus artículos, considerados extremistas por la administración chavista, le valieron la censura de sitios como Analitica.com y NoticieroDigital.com.
Además, su canal de YouTube fue suspendido durante dos semanas y su cuenta de Instagram también fue bloqueada temporalmente. Una de las controversias más destacadas en las que se ha visto envuelto Olivares ocurrió en abril de 2022, cuando criticó duramente a la corporación Disney. En un artículo publicado en Reporte Católico Laico, Olivares acusó a Disney de promover una agenda LGBTQ agresiva y manipuladora, destinada a adoctrinar a niños y jóvenes. Este artículo reflejó su postura conservadora y su oposición a lo que él percibe como una agenda globalista progresista. Olivares continúa su labor periodística y de análisis político a través de diversas plataformas, incluyendo su blog personal y canales en redes sociales, donde sigue siendo una voz conocida entre la comunidad venezolana en el exilio y otros seguidores interesados en la situación política de Venezuela.
Iván Ballesteros
ván Ballesteros es un militar retirado y locutor venezolano, quien se hizo conocido en Caracas por su programa radial «Plomo Parejo». Tras su retiro del Ejército, Ballesteros ha destacado como una figura crítica al chavismo, lo que le ha llevado a enfrentar diversas controversias y situaciones peligrosas.
Una de las principales polémicas en las que se ha visto envuelto ocurrió el 15 de marzo de 2017, cuando denunció haber sido golpeado y asaltado por presuntos funcionarios armados. Según su relato, cuatro hombres y una mujer lo atacaron, robándole todas sus pertenencias y su vehículo.
Este incidente ocurrió después de que Ballesteros hiciera públicas denuncias sobre persecuciones contra militares en Venezuela. Además, Ballesteros ha sido una voz activa en la denuncia de violaciones a la libertad de expresión venezolana. Si bien no ha habido incidentes recientes tan graves como el ataque de 2017, el nombre de Ballesteros ha estado asociado con la crítica constante al régimen venezolano y la denuncia de violaciones a los derechos humanos.
Oliver López Cano, otra pieza clave en la estrategia comunicacional de Machado y González
En un movimiento que busca potenciar sus discursos en la arena digital, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia han sumado a sus filas a un personaje particular: Oliver López Cano.
Este abogado, conocido por su estilo beligerante y su presencia en redes sociales, especialmente en TikTok, donde simula interpretaciones musicales a capela, se ha convertido en una especie de «arma secreta» para el equipo comunicacional de ambos políticos. Lejos de ser una incorporación menor, la llegada de López Cano ha estado acompañada de una importante inversión económica.
Fuentes cercanas a la campaña aseguran que se le ha confiado la tarea de reclutar a influencers, tanto dentro como fuera de Venezuela, a quienes se les ofrecen jugosos incentivos económicos por dedicar sus plataformas a elogiar las figuras de Machado y González Urrutia. La apuesta por López Cano, según los estrategas de la campaña, radica en su supuesta influencia en el mundo digital y su capacidad para movilizar audiencias.
Los elogios y loas hacia López Cano por parte de los equipos de Machado y González Urrutia son constantes, presentándolo como un supuesto activo invaluable en su camino hacia el poder. A pesar de autodenominarse como un opositor radical, las acciones recientes de Oliver López Cano parecen contradecir sus fuertes críticas pasadas. Anteriormente, López Cano no dudó en fustigar a la dirigencia opositora por su supuesta incapacidad para evitar que la administración de Joe Biden reconociera a Nicolás Maduro como mandatario de Venezuela, echando por tierra los esfuerzos del gobierno de Donald Trump, que reconocía a Juan Guaidó como presidente interino. En un video cargado de indignación, se puede escuchar a López Cano lanzar una andanada de reproches: «Digan lo que digan, tagueen donde me tagueen, republiquen donde me republiquen, invéntese lo que se invente, saquen el comunicado, resuciten a María Magdalena, al Papa Juan Pablo II… La administración de Joe Biden… ha reconocido a Nicolás Maduro y a su combo como jefe de Estado», espetó.
López Cano no escatimó en palabras para expresar su descontento con la dirigencia de oposición, a la que responsabilizó por lo que considera una pérdida de tiempo y sacrificio desde 2015: «Aquí lo lamentable primero es la pérdida de tiempo que estos buenos para nada y peores para todos nos han hecho pasar durante siete años desde el 2015 que cogieron la Asamblea Nacional durante todos estos años, número uno. Y número dos, aquí lo más lamentable de este caso son las vidas empeñadas, el tiempo empeñado y el sacrificio empeñado durante todo este tiempo, de vidas inocentes que simplemente anhelaban materializar una alternativa de cara a una nueva república».
Sin embargo, la fuerza de sus críticas pasadas contrasta con su decisión actual de unirse al equipo de campaña de Edmundo González Urrutia, aspirante a la presidencia. Oliver López Cano es un abogado y activista político venezolano que ha estado radicado en España. Ha sido una figura conocida entre la oposición al chavismo.
Su carrera ha estado marcada por su firme postura a favor de la derecha y su rechazo contundente a la izquierda, promoviendo una política de «mano dura» para la reconstrucción de Venezuela. 03:29 The curious opinions of a Venezuelan lawyer Uno de los episodios más destacados de su activismo ocurrió en febrero de 2021, cuando arremetió contra lo que denominó el «exilio dorado».
Criticó a ciertos dirigentes políticos y activistas venezolanos que, según él, viven en Europa con lujos inexplicables, mientras otros exiliados, como él, luchan por subsistir trabajando en humildes empleos. En una publicación en sus redes sociales, destacó cómo él mismo se vio obligado a trabajar como conductor de Uber en Madrid para sostenerse económicamente. Además, López Cano ha sido claro en sus opiniones sobre el rumbo que debería tomar Venezuela.
En marzo de 2021, enfatizó la necesidad de un gobierno de derecha que aplique políticas estrictas para evitar que la izquierda retome el poder, comparando la situación de Venezuela con otros países latinoamericanos como Bolivia y Argentina. A pesar de su popularidad entre ciertos sectores, López Cano no ha estado exento de controversias. Sus declaraciones a menudo polarizan la opinión pública y han generado críticas tanto de aliados como de oponentes.
¿Aciertos o desaciertos comunicacionales?
En el turbulento escenario político venezolano, el «dream team» comunicacional de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia se muestra como un espejo de las contradicciones y oportunismos que han plagado a la oposición durante años. Este conglomerado de figuras controvertidas, con historiales cuestionables y lealtades fluctuantes, más que un equipo de ensueño, parece ser un mosaico de intereses personales y conveniencias momentáneas.
Desde exfuncionarios chavistas reconvertidos en férreos opositores, hasta periodistas con acusaciones de difamación a cuestas, pasando por influencers de dudosa credibilidad, el equipo comunicacional de Machado y González Urrutia es un crisol de personajes cuyas trayectorias contradictorias generan más dudas que certezas.
La pregunta que surge es inevitable: ¿Puede un grupo tan heterogéneo y cargado de polémicas ser realmente efectivo en transmitir un mensaje coherente y creíble a un electorado ya de por sí escéptico? Las exorbitantes sumas invertidas en este proyecto comunicacional contrastan con la precaria situación económica de muchos venezolanos, algo que deja interrogantes éticas sobre el uso de estos fondos. Además, la estrategia de recurrir a figuras controversiales y de pasados cuestionables podría terminar socavando la credibilidad que tanto necesitan Machado y González Urrutia.
En última instancia, este «dream team» parece ser más un reflejo de la desesperación y el pragmatismo extremo de operadores de una oposición fragmentada, que una verdadera apuesta por una comunicación política transparente y ética. El tiempo dirá si esta arriesgada jugada logrará conectar con el pueblo venezolano o si, por el contrario, terminará siendo otro capítulo más en una larga lista de desaciertos comunicacionales opositores.