
Foto: Parque Ukumarí
Yoko, el último chimpancé que se encontraba en cautiverio en Colombia, fue presentado este martes al público en el Santuario de Grandes Primates de Sorocaba, en el estado brasileño de São Paulo.
El chimpancé, de 38 años, inició su viaje a São Paulo el domingo desde el Bioparque Ukumarí en la ciudad colombiana de Pereira, donde permanecía desde 2018 tras haber vivido toda su vida en condiciones adversas, reseñó la agencia Efe.
El objetivo final del traslado es que Yoko aprenda a convivir con los otros 42 primates que se encuentran en el santuario brasileño de cinco hectáreas dedicado a estos animales rescatados en situaciones de maltrato.

Fotografía del chimpancé Yoko, a su llegada desde Colombia este martes, al Gran Santuario de Primates de Sorocaba (Brasil). Foto: EFE/ Isaac Fontana
Yoko en cuarentena mientras se adapta
Sin embargo, durante por lo menos los primeros 30 días permanecerá en cuarentena y aislado de los demás, como establece la ley, cuenta a EFE Camila Gentile, médica veterinaria del santuario.
En ese periodo, que puede extenderse, Yoko será frecuentemente monitoreado para ver si presenta alguna enfermedad que pueda trasmitirse a los otros primates.
Sin embargo, ya podrá «ver y escuchar» a sus congéneres y, una vez finalizado ese periodo de aislamiento, se comenzará con el proceso de integración.
El principal desafío de la integración de Yoko es que tiene «actitudes muy humanizadas», sabe cómo ponerse ropa e incluso comer con cuchara, y eso produjo el rechazo de otros antropoides que han compartido espacio con él, relata Javier Guerrero, el veterinario que lo acompañó durante sus últimos años en Colombia.

El Sorocaba es el mayor santuario de primates de América Latina
Foto: Proyecto GAP
«Esperemos que esta sea una buena oportunidad para desarrollar comportamientos de chimpancé y, pues, que pueda lograr realizar una familia», afirma Guerrero.
El santuario cuenta con otros chimpancés «altamente humanizados» como es el caso de Billy, un primate de 29 años que durante gran parte de su vida fue explotado en un circo y actualmente se comunica con gestos.
En sus primeros años, Yoko fue capturado cuando vivía en libertad y pasó a ser propiedad de un narcotraficante, que lo obligaba a imitar hábitos humanos. Luego fue enviado a un circo en Venezuela, de donde fue rescatado en los inicios de los 2000 y posteriormente trasladado a distintas instituciones, hasta que finalmente se instaló en el Bioparque Ukumarí.
La decisión de su traslado fue tomada en 2023 luego de que otros dos chimpancés que compartían espacio con Yoko, Pancho y Chita, fueran sacrificados por la Policía tras escapar de Ukumarí.
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