Sus miembros se encargaban de tareas logísticas como trasladar a ciudadanos a los centros de sufragio o llevar comida a los testigos durante la jornada.
Tras las protestas por la proclamación de Nicolás Maduro para un tercer período consecutivo (2025-2031), que dejaron 27 muertos y más de 2.400 detenidos, el propio presidente los calificó de «delincuentes», al vincularlos con actos de violencia y un intento de «golpe de Estado».
Temeroso de ser acusado de terrorismo, lo que puede llevar a la pena máxima de 30 años de prisión en Venezuela, José, miembro de los comanditos, dejó la actividad política pública luego de que militares le apuntaran con sus armas y desconocidos lo amenazaran en la calle.
Oculta su verdadero nombre ante una «ola de persecución» contra integrantes de estas casi 70.000 redes comunitarias.
La oposición asegura que gracias a los comanditos reunidos 80% de las actas de votación, que divulgó en una página web, con las que reclama una victoria del candidato Edmundo González Urrutia, exiliado en España tras una orden de arresto en su contra. Maduro insinuó que Machado también abandonó el país, un escenario que el dirigente económico el miércoles en una entrevista televisiva.
La autoridad electoral, que dio ganador al gobernante socialista, no ha publicado un escrutinio detallado, como obliga la ley.
José relata que seis motociclistas le rodearon una madrugada cuando salía del centro de votación en un sector popular de Caracas en el que ofició de «observador» de la oposición.
«Me dijeron: ‘tú te la tiras de arrechito (valiente). Te vimos saliendo del centro de votación», comenta a la AFP este hombre de 61 años.
Evitó confrontarlos, pues llevaba tres actas impresas por las máquinas del sistema automatizado del Consejo Nacional Electoral (CNE) y debía escanearlas para enviarlas al comando de campaña de Machado, que las digitalizó para luego subirlas a internet.
«Tengo todavía miedo», dice uno de los integrantes de los comanditos
José entregó las actas el 31 de julio, día en el que Machado llamó a protestar en la sede de la ONU en Caracas con esos documentos en mano. El propio dirigente recibió de manera directa muchas papeletas.
El hombre cuenta que, al término de la concentración, un grupo de militares detuvo a varios manifestantes. Dos uniformados lo abordaron y le apuntaron directamente con sus armas de bombas lacrimógenas, sin mediar palabra, aunque al final lo dejaron ir.
«Ahí fue donde dije: ‘no, yo tengo que irme», expresa.
Sus temores crecieron cuando Maduro llamó a ciudadanos a delatar a quienes vieran haciendo «guarimbas» (protestas violentas). Estuvo escondido por dos semanas.
Ahora, José evita hablar en público de política y se reúne de forma virtual. «Tengo todavía temor», lamenta.
El gobierno afirma que la oposición «forjó» las actas que aparecen en el sitio web. José lo niega: «Yo las marqué, sé cómo las marqué y así aparecen en la página».
«Nosotros vigilamos»
Los ‘comanditos’ fueron claves durante la campaña opositora y el día de la votación.
«Mi comandito apoyó en logística de comida, tanto para los testigos de la oposición como del oficialismo», dijo una activista de 86 años que pidió el anonimato por temor a represalias.
Otra, que también solicitó resguardar su identidad, relata que después de que comenzaron las detenciones masivas, incluso en el lugar de residencia de los arrestados, lo que hace es ir de «su casa al trabajo y del trabajo a la casa».
«No he salir querido porque siento que nos persiguen, nos vigilan, y mis hijos me piden no seguir, que me cuide, que ya no se puede hacer más nada», declaró esta mujer.
Algunos integrantes de los comanditos huyeron del país, según varios consultados por la AFP. A otros les anularon el pasaporte.
Aunque las protestas han mermado, Machado asegura que algunos comanditos se reagrupan y promete que González Urrutia volverá a Venezuela para tomar posesión el 10 de enero, como corresponde.
«Yo sé que vamos a lograrlo», dice, convencido, José.