Tal como vimos en las organizaciones orientadas a procesos, y en especial a la metodología de NTN “Ciclo de Vida”, el primer proceso debería ser “Planificación para la Transformación”, con un horizonte, de alguna manera medible, de siete años que son los que cubre esta propuesta de futuro que vengo desarrollando a través de las Vitrinas, pero que deben generar el impulso y la inercia para llevarnos hasta los treinta años.
El sentido de dirección debe responder a una política de Estado propuesta por el Poder Ejecutivo, confirmada por el Congreso o Asamblea Nacional con mayoría calificada, y dentro de un marco constitucional-legal, confirmado por el Tribunal Supremo de Justicia. Nos referimos a las instituciones ya saneadas diferentes a las que perdieron legitimidad y se inmolaron en julio del 2024.
Entre esos elementos se encuentra la inclusión formal de los stake holders que, a estos efectos, serán los países que apoyaron, decididamente, los cambios con la preminencia de Estados Unidos, sin cuya participación no se hubiera logrado y se hubiera profundizado el régimen comunista.
Otros organismos e instituciones, políticas y financieras, nacionales e internacionales, también tendrán que acompañar la consistencia de la estrategia país, que ellos ayudaron a cambiar y reconstruir. No se puede pensar que con un “apretón de manos” y un agradecimiento será suficiente; con toda claridad deberá notarse su apoyo e influencia en el devenir del país.
El concepto limitado de soberanía debe ser cambiado al concepto ampliado. El hecho de que una empresa extranjera opere en el país bajo un contrato de concesión, y con organismos de seguimiento y control, así opere explotando recursos nacionales (espectro radioeléctrico, espacio aéreo, reservas de petróleo y gas, y reservas minerales), no por eso se está perdiendo la soberanía.
El contrasentido de por cuidar la soberanía de unos la perdemos frente a otros, como el caso de por cuidarnos de los americanos nos entregamos a los cubanos. Lo que sí hay que estar claro es en qué depender y en qué podemos no hacerlo.
Debemos dejar de considerarnos distintos o especiales (así lo seamos), porque nos coloca en posiciones de soberbia o arrogancia, que no siempre son saludables para la comunidad internacional que nos rodea. Porque, además, lo más probable es que los otros sean mejores que nosotros en algunos sentidos, así como al revés, tal como lo mencionábamos.
Otro elemento, más de carácter interno, es la penalización de la polarización virulenta, especialmente cuando lleva a la disociación de la sociedad hasta en su elemento celular, como es la familia.
Si bien, esto se logrará con tiempo, educación y resultados concretos, habrá que prohibir, con penas importantes, el uso de símbolos, frases y gestos que nos retrotraigan a los momentos más difíciles de las etapas del chavismo; el cual se comportó, en muchos ámbitos, como una secta fascista que promovía el odio, con ejemplos como “freír la cabeza de los adecos” o “matar a los escuálidos”.
Debemos volver a ser el pueblo solidario, sin odios ni rencores, que nos hizo ser la nación que éramos hasta que el chavismo nos confinó a los puntos más bajos del reconocimiento internacional.
Debemos rescatar la ética y la moral, y apoyar ese rescate con medidas de castigo ejemplar a quien rompa la ley, especialmente, a quien le quita la vida a otro (para 2018 había 25.000 muertos solo en hechos de violencia).
Las reglas de juego, o el contrato social, más los usos y costumbres, combinados con el país aspiracional que todos queremos ser, debería ser recogido por un documento constitucional, el cual, entre otras cosas, limite los períodos de gobierno, elimine las reelecciones, actuales o futuras, y permita la estabilidad vía políticas de Estado, que puedan generarse en Parlamentos deliberativos que hagan que las decisiones que se toman respondan a la voluntad del pueblo venezolano.
Seguir con las reglas de juego que permitieron que una fuerza se apropiara del poder durante 26 años, manipulando el marco jurídico existente, sería no haber aprendido nada y estaríamos condenados a que la historia se repita. Ya pudimos verlo con nuestros propios ojos: el que se queda en el poder, después no quiere soltarlo, y no queda más remedio que quitárselo, con el costo gigantesco de atraso y pobreza para el país.
Como parte del sentido de dirección, debemos reconocer que tenemos un país con 87% de pobreza, 27% en la clase D, y 60% en la clase E, que incluye casi cinco millones de indigentes. Cualquier plan estratégico debe reconocerlo, y mostrar y ejecutar acciones concretas para que en periodos cortos de tiempo logre reactivar la escalera social que había caracterizado a Venezuela; aunque a los pobres nunca se le dio ese acceso (ni en el chavismo, ni antes).
Esta nueva etapa debe ser diferente, hacer cosas distintas, siempre con la expectativa de lograr resultados diferentes.
Uno de los direccionadores críticos, producto de la experiencia, es el tema de la corrupción para evitar que ocurra nuevamente. Los mecanismos de control y el cambio en las condiciones ambientales, aunado a penas gravísimas que le quiten los derechos civiles y el patrimonio mal habido a los corruptos, mediante un código de justicia especial que promueva juicios rápidos y ejemplarizantes; y que pueda empezar a actuar y castigar a partir de los indicios, y confirmar y castigar más fuerte cuando se agoten las pruebas.
La transparencia y la disminución de la burocracia, además de obstaculizar las posibilidades de corrupción, dan un beneficio importante a la sociedad, y le quitan la sensación de irritación cuando tienen que pensar en trámites e interacciones con el Estado. La gerencia pública, única garantía del logro de resultados positivos, debe ser profesional, confiable, y de buen trato con la gente; para alcanzar esto habrá que hacer evaluaciones masivas a la planta existente, para ayudarlos a mejorar o prescindir de sus servicios, y endurecer los requisitos y pruebas para el ingreso, rescatando las limitaciones de los grados de consanguineidad entre miembros de la administración pública.
Nepotismo, amiguismo y clientelismo, son los tres “ismos” que deben erradicarse de la administración pública.
Noticias destacadas
- Informe final del Centro Carter/El Pitazo: No pudimos corroborar autenticidad de resultados anunciados por el CNE.
- «El CNE no publicó ningún resultado electrónico de las mesas de votación, ni hizo públicas las copias en papel de los resultados que recibió de cada mesa de votación. Además de la falta de transparencia en el anuncio de los resultados y aparente falsificación de los mismos, las autoridades venezolanas persistieron en el incumplimiento de varias condiciones fundamentales para unas elecciones democráticas».
- «La autoridad electoral canceló tres auditorías postelectorales que podrían haber verificado los supuestos ciberataques. Esto incluía un segundo ejercicio de verificación ciudadana. La integridad de las elecciones se vio perjudicada por la falta de información transparente».
- Monitoreamos: Juan Pablo Guanipa asegura que «es la hora de la resistencia activa» en Venezuela.
- Tal Cual: La Haya da plazo hasta marzo para venta privada de acciones de filial de Pdvsa. Este fallo forma parte de un viejo litigio por la ejecución de un laudo arbitral, en el que se ordenó a la estatal venezolana pagar 1.987 millones de dólares por las expropiaciones a Phillips Petroleum Company Venezuela Limited y ConocoPhillips Petrozuata BV.
- EFE: Trump comparte en redes una imagen de Milei, en medio de la polémica por la criptomoneda.
- Rubio: Hamás «debe ser erradicado».
- AP: Egipto desarrolla plan para reconstruir Gaza ante idea de Trump de sacar a palestinos del territorio.
- AP: Rusia y Estados Unidos negociarán sobre la guerra en Ucrania, sin la participación de Kiev.
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que parece mentira que la sociedad venezolana siga reconociendo las convocatorias de un gobierno ilegal e ilegítimo. Qué es eso de convocar a elecciones y pretender una reforma constitucional…. El esfuerzo patriótico hoy, es no reconocerlos ni acatar nada de lo que propongan… Es o no es… no puede “medio ser” … En fin.
- Ni que, si bien hay una clara orientación anti Maduro en el gobierno de Estados Unidos, la manera que tendrán de expresar ese “anti” aún es una incógnita, considerando la manera particular que Trump tiene para negociar. Debemos olvidarnos de que la salida del chavismo ocurrirá como todos en Venezuela quisiéramos que ocurra… Pero que saldrán más pronto que tarde, pues no le quepa duda a nadie… ya son insostenibles.
- O que las reuniones entre Rubio y Lavrov, muy posiblemente incluyan el tema Venezuela… pero difícilmente ocurran como al chavismo le interesaría, porque el objetivo de Estados Unidos es expulsar a Rusia y a China de la región. Por eso pareciera que podrían entregar a Ucrania a cambio de Venezuela… Y los chinos hace ya tiempo que están fuera de Venezuela, así que lo último que falta es que salga Rusia, y se lleve con ellos a los iraníes.
- Tampoco que, como ahora los gringos también podrán ofrecer y pagar coimas para obtener ventajas y contratos en el exterior, pareciera que la seriedad de las empresas norteamericanas de verá seriamente afectada, y perderán ese factor de diferenciación competitiva que los caracterizaba como “honestos, hasta que se pruebe lo contrario”. Bueno, ahora, esa presunción estructural de honestidad se habrá perdido… y con eso una referencia internacional de buenas prácticas.
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