Escuchando a María Corina en Houston, pareciera que por fin estamos comenzando a pensar con sentido común. Es imposible después de 65 años con un estado empresario, que siempre, a la larga o a la corta, con y sin chavismo, termina en corrupción y en desastre operativo… todas, absolutamente todas las empresas en las que el estado tiene que ver, están quebradas, y son eternas sobrevivientes.
Lo cual, pone una vez más sobre la mesa el tema de la privatización, dando así inicio a una nueva etapa la cual será signada, aparentemente, por la transferencia de la propiedad, por asociaciones estratégicas, y por las concesiones.
Anteriormente, hubo una primera etapa que se desarrolló entre finales de los ochenta y principios de los noventa y una segunda que culminó comenzando la administración actual, para un total aproximado de 101 privatizaciones entre 1988 y 1999.
Esta vez debe trabajarse como una cartera (en vez de empresas por goteo) y como un flujo continuo, con una cierta tasa de retorno económico y social de esa cartera. Asegurándose que lo producido sea aplicado al rescate de deuda, de la mejor manera posible, con criterio del perfil del debt-equity-swap.
Y ya dentro de la cartera, cada privatización debe encararse caso a caso, con un criterio amplio y flexible que permita métodos diferentes y propios, aproximándose al mercado de cada empresa en particular, así como definiendo un destino específico para los ingresos provenientes de cada venta, versus el tradicional “pote” del rescate de la deuda o de cualquier otro tipo.
Por cierto que otro aprendizaje de los 65 años debiera ser “nunca más un pote” … o un fondo único, o figuras similares. Deben ser fondos dirigidos a temas especializados, teniendo en mente una figura similar a la del contrato de fideicomiso.
El análisis de la cartera debe ser exhaustivo para no crear falsas expectativas sobre la valoración de los activos a negociar, y por consiguiente fijar el precio posible; el cual no me cabe duda que en algunos casos deberá ser tan bajo que el solo hecho de que algún operador internacional lo tome ya sería un buen negocio.
Todo debe ser parte de una estrategia que considere la situación de los mercados, la oportunidad, el riesgo país, las ventajas y diferenciaciones competitivas de industria, y por supuesto, la competitividad de la empresa a ser privatizada (tecnología, situación geográfica, productos y potencialidades). En ese mismo orden de ideas, los métodos para negociar y aceptar pagos deberían ser en cada caso diferentes. La experiencia en otros países ha mostrado que en algunos casos se paga con dinero, en otros con deuda, y en otros simplemente se entrega la empresa, pues no hay quien pague por ella.
Privatizar no ha sido fácil en ningún país; pero si se da en el marco de una política de Estado, el componente político interfiere menos, y los procesos técnicos pasan a tener más peso. Entonces es posible que la fijación de precios sea la adecuada, que la elaboración de los pliegos contenga los elementos realmente posibles de cumplir, que el destino de los fondos sea el estratégicamente necesario, y que en general el proceso sea conducido profesionalmente, y cubriendo estándares de transparencia y control.
En definitiva, existiendo la voluntad, y teniendo un proceso abierto internacionalmente en forma transparente y controlada, la privatización no debería fracasar. Los pocos casos que tuvimos como fallidos, tienen sus causas claramente identificadas, aunque por supuesto, no justificadas.
Creo que hemos aprendido que los dogmatismos a ultranza son malos. En la vida real, los blancos y negros absolutos no existen; en general nos movemos en escalas de grises. Y en lo referente a la participación del Estado en actividades comerciales tampoco debe haber posiciones dogmáticas; cada gobierno puede optar por una combinación adecuada de privatizar/no privatizar, según las condiciones de su proyecto de país. Pero en nuestro caso: nunca más un estado empresario.
Como referencia, en Venezuela tenemos un amplio espectro de actividades comerciales e industriales en manos del Estado, ninguna exitosa ni rentable, y todas contable y técnicamente quebradas. Todas desorganizadas que no logran sus resultados, y cuando los logran, lo hacen espasmódicamente, en un ambiente de crisis permanente y de asignación de culpas y responsabilidades que a su vez los inhibe de salir de un círculo vicioso. Y en ellas coexisten armoniosamente, la corrupción y la ineptitud.
Si se me permite una digresión, creo que en los últimos sesenta años hubo tanto de corrupción como de ineptitud, las cuales actuando simultáneamente en un modelo distorsionante público/privado, dieron como resultado un rompecabezas desarmado en el cual cada pieza cambió de lugar y hasta de forma, haciendo difícil su reconstrucción e impulsando al “borrón y cuenta nueva” en el que nos encontramos ahora.
Para el país no es nueva la discusión sobre la necesidad de privatizar, y se podría pensar que hay una alineación conceptual favorable; la realidad es que aún hay oposición fuerte en los ambientes de decisión, sobre si privatizar o no; cómo hacerlo, qué privatizar y que no; y de las que sí, cuales privatizar primero. No obstante, parece que el primer lote de la cartera lo constituirán la empresa eléctrica, y Pdvsa, en ese orden, para que cuando cerremos o vendamos Pdvsa, ya el problema eléctrico (corazón de la industria petrolera) esté canalizado hacia la solución.
La resistencia no siempre será explícita, sino que se reflejará a través del entrabamiento del proceso y de las dilaciones y posposiciones: lo que se conoce como ”La máquina de impedir”.
Una empresa pública privatizada, ya no pesa sobre el presupuesto de gastos, sino que por el contrario será parte del presupuesto de ingresos a través de la tributación. Y en cuanto a lo del desempleo, en casi todos los casos lo único que se hizo fue soltar el lastre del clientelismo político manteniendo empleados solamente aquellos trabajadores que realmente aportaban valor a la empresa.
El caso de la deuda externa sí tiene más relación, pues gran parte del déficit acumulado por las empresas del Estado, se financiaron vía el endeudamiento; por lo cual una primera aplicación de los ingresos por privatización sería para pagar la alícuota de la deuda que cada empresa causó. Y la diferencia, si la hay, debería ir a programas sociales que ayuden a manejar la transición y transformación del recurso humano en su tránsito hacia la productividad y su reinserción en el sector privado.
En cuanto al marco regulatorio, tenemos la oportunidad de crear uno nuevo, pues el que había (Ley de Privatización), con la excepción de algunos decretos aislados, se diluyó con la llegada del chavismo y el retroceso en el que nos embarcó.
Lo anterior nos da la oportunidad de desarrollar un ambiente que reconozca el aprendizaje, innovando para lograr medidas más expeditivas, orientadas a resultados, y que privilegien la eficacia versus la eficiencia, y los resultados versus los procedimientos. Debe cuidarse de desburocratizar el proceso y establecer un conjunto de pasos rápidos (aunque no por eso menos seguros) que demuestren la verdadera voluntad privatizadora.
Temas tales como declarar a la empresa en situación especial de intervenida por tiempo determinado, y sustituir al presidente y la junta directiva por un interventor/privatizador, cuya misión sea la negociación y transferencia/asociación al sector privado, en las mejores condiciones y a través de los medios más convenientes para la Nación, no solamente desde un punto de vista fiscal (ingresos por la venta), sino desde un punto de vista integral que involucre la continuidad a largo plazo, el impacto social, la situación del mercado de esa industria en particular, y la situación específica de esa empresa en particular.
El ente tutelar (en cada caso) debería desarrollar el proceso de concurso para la contratación del privatizador, actualización del material y situación de la empresa, estado de la permisología (la cual estuvo muchas veces lista, pero se desactualizó), y condiciones de referencia para evaluar el concurso del privatizador.
Ah… y no olvidar que, poniendo los pies sobre la tierra, la mayor parte de las empresas mencionadas no tienen la capacidad de continuar operativas ni aun en manos del mejor operador privado. Esas son las “eternas sobrevivientes” que deberán ser liquidadas.
Noticias destacadas
- El Nacional. Andrés Velásquez: «Es repugnante ver a Maduro y su pandilla hablando de DD HH».
- Efecto Cocuyo: A 6 años del megapagón, el servicio eléctrico en Venezuela sigue haciendo cortocircuito (prendido con alfileres… y empeorando).
- La Ceiba: “Para los maduristas, todos los venezolanos, los de afuera y los de adentro, somos monedas de canje, cartas para jugar en una mesa de mafiosos. Así deshumanizan a los rehenes que tienen en sus mazmorras, y de la misma forma lo hacen con los migrantes en el exterior, hoy negociados como mercancías por tirios y troyanos”.
- EFE: Guyana advierte que responderá ante cualquier agresión de Venezuela por el Esequibo. El vicepresidente de Guyana, Bharrat Jagdeo, advirtió este sábado que cualquier acto de agresión por parte de Venezuela recibirá una respuesta contundente, en el marco de la disputa territorial entre ambos países por el Esequibo
- Monitoreamos: Régimen de Maduro bloqueó el portal de la agencia española EFE en Venezuela. A través de su cuenta de X, señaló que el bloqueo ocurre días después de quela agencia de noticias fuera criticada por el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, por la publicación de una entrevista a Magalli Meda (y por supuesto el gobierno de Pedro sanchez no dirá nada… claro… son sapos del mismo pozo).
- EFE: Trump encara su tercer mes en el poder con un suspenso en las encuestas. Los últimos cuatro sondeos publicados en Estados Unidos coinciden: el porcentaje de quienes respaldan el trabajo del líder republicano no termina de despegar y la nota final que este recibe no supera el aprobado.
- CNNEnEspañol: Estados Unidos despliega un segundo buque de guerra en la frontera con México mientras Trump intensifica la política antimigratoria. El USS Spruance, que partió de la base naval de San Diego, ayudará en la “lucha contra el terrorismo relacionado con el mar, la proliferación de armas, el crimen transnacional, la piratería, la destrucción del medio ambiente y la inmigración ilegal por mar”.
Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que hay que mirar con cuidado y hacerles seguimiento a los repatriados por el chavismo; porque la presencia de ciertos personajes siniestros en el comité de recepción, más el hecho de que todo emigrado se presume opositor, hace que nada bueno les espere en su regreso forzado al país. La pregunta ahora es si a los que ya llegaron los mandaron a sus casas o los tienen en el helicoide.
- Ni que los temas de Bukele y Guantánamo causan impacto mediático, pero sin que se cuestione el derecho soberano de los americanos de decidir quién se queda y quién se va. Hoy no hay garantías para los venezolanos porque estamos en una zona gris que la generaron entre Biden y Maduro al permitir la entrada “de cualquiera” el primero, y al entregar pasaportes venezolanos al terrorismo, el segundo. Hoy, la nacionalidad venezolana está en entredicho en Estados Unidos… para ellos es difícil ahora saber quiénes son los buenos y quienes los malos. Lo cierto es que el impacto mediático se esfumará en unas semanas, pero la cantidad de inmigrantes ilegales habrá casi desaparecido… que es lo que Trump prometió y está llevando a cabo.
- O que un escenario posible para el cierre de 2025, coloca la inflación superando el 200%, y el tipo de cambio en el orden de los Bs 200 por dólar, con una caída de 3 a 5 puntos del PIB. Hay que entender que a partir del 2do semestre aumentará la pendiente de la caída y se convertirá en un tobogán casi vertical. Esto porque, a menos que haya un cambio político antes de diciembre, no se ven herramientas como para estabilizar la economía y detener la caída. Hay que estar atentos a las medidas desesperadas de raspado de olla, llevándose los dólares en efectivo de las custodias de los bancos.
- Tampoco que las expectativas económicas extendidas nos colocan en la dirección de Cuba, en el sentido de un achicamiento muy fuerte del PIB, con un cierre de los negocios más vulnerables, y la prevalencia de las empresas más sólidas; que por cierto son las que, junto con las importaciones de oportunistas y enchufados, mantienen los niveles de actividad actual. Se trata de una base muy vulnerable que, ante cualquier ataque del gobierno, abandonarán la actividad, y también el país. Hoy es muy difícil y arriesgado hacer negocios en la Venezuela del chavismo.
Mail: [email protected] Instagram: @benjamintripier X: @btripier