El director Ron Davis Álvarez fundó la Dream Orchestra para ayudar con la afluencia de menores no acompañados en Suecia. Debido a que muchos estaban en la adolescencia y nunca antes habían tocado instrumentos, ideó diferentes métodos para enseñarles. (Gustavo Bandres/Dream Orchestra)
Ron Davis Álvarez se quedó en un andén de tren en Estocolmo, atónito por lo que vio.
Por CNN
El director de orquesta venezolano se encontraba de visita en Suecia como parte de un programa de intercambio universitario. Esperaba que su paso por una estación de tren de camino a visitar a un grupo de estudiantes ese día de 2015 transcurriera sin incidentes.
Sin embargo, vio a multitudes de personas que bajaban de los trenes, con el rostro demacrado y exhausto. Algunos voluntarios pasaron corriendo junto a él para repartir plátanos y agua a los recién llegados.
“Quedé completamente en shock al ver llegar a todos estos jóvenes”, recuerda Álvarez.
Le preguntó a alguien qué estaba pasando.
La respuesta fue: “Son de Siria y Afganistán. Muchos de ellos están solos. Viajaron hasta aquí solos”.
“¿Qué pasará con ellos?”, preguntó Álvarez.
Nadie lo sabía.
Era el tipo de escena abrumadora y desesperada que se ha visto en ciudades de todo el mundo durante siglos, y que ha sido aún más visible en los últimos años a medida que la guerra, la pobreza y la persecución empujan a un número creciente de personas a huir de sus hogares.
Pero una cosa fue diferente en ese momento en el andén del tren de Estocolmo.
Álvarez estaba allí mirando y tuvo una idea.
Esa idea cambiaría su vida y la de cientos de personas que aún no conocía. Llevaría a Álvarez y su mensaje a escenarios de Suecia y de todo el mundo. Lo convertiría en un mejor maestro. Le inspiraría esperanza y lo llenaría de miedo. Y les daría a adolescentes perdidos algo que pensaban que nunca encontrarían.
Pero como la mayoría de las grandes ideas, comenzó siendo mucho más pequeña.
Puso en marcha la orquesta con 13 miembros. Muchos de ellos sin formación musical
No pasó mucho tiempo antes de que Álvarez regresara a Suecia. Lo habían elegido como director artístico de “El Sistema Suecia”, con sede en la ciudad costera de Gotemburgo. Es uno de los muchos programas en todo el mundo inspirados en el famoso “El Sistema de Venezuela”, que proporciona instrumentos y enseña música a jóvenes desfavorecidos.
Álvarez se unió a El Sistema por primera vez cuando era un niño de un barrio pobre de Caracas. Aprendió a tocar el violín y luego se convirtió en profesor y director de orquesta. Dice que la experiencia moldeó su vida y le brindó oportunidades que nunca esperó que tendría.
Continuaría ese legado en “El Sistema Suecia”.
Pero cuando comenzó su nuevo rol, el recuerdo de lo que había visto meses antes en el andén de tren seguía grabado en su mente.
El trabajo de “El Sistema Suecia” se enfocaba en niños pequeños matriculados en escuelas suecas. Los jóvenes que él había visto llegar a la estación de tren ya estaban en la adolescencia. Muchos podrían decir que es una época en la que es demasiado tarde para aprender a tocar un instrumento.
Álvarez sabía que no lo era. Y sabía que tenía que intentar ayudarlos.
Los funcionarios del Gobierno, dice, fueron difíciles de convencer. Las necesidades básicas como comida y alojamiento eran consideradas más importantes que enseñar música al creciente número de solicitantes de asilo que llegaban a Suecia.
Entonces Álvarez hizo lo que pudo, empezando poco a poco.
Con un puñado de instrumentos prestados, visitó escuelas para generar interés. Finalmente, reclutó a un grupo de 13 jóvenes de Afganistán, Siria, Eritrea y Albania. Los apodó Dream Orchestra.
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