El nuevo papa será el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, afable, moderado, reservado y uno de las grandes apuestas de Francisco, quien lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica; cuestionó al vicepresidente JD Vance por su concepto cristiano del amor de Jesús.
«Existe un concepto cristiano: amar a la familia, amar al prójimo, amar a la comunidad, amar a los conciudadanos y, después, priorizar al resto del mundo», dijo Vance en una entrevista a Fox el pasado febrero al señalar que la izquierda ha revertido por completo esta idea.
El vicepresidente encendió así el debate en las redes sociales sobre si este sentimiento es bíblico o no. Muchos cristianos se han apresurado a defender el pensamiento de Vance citando a 1 Timoteo 5:8: «Porque el que no provee para los suyos, y especialmente para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo».
A este debate se sumó el ahora papa León XIV, quien respondió con un mensaje en la red social X, señalándole a Vance que «Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás».
Mientras, Pablo VI nos recuerda en una de sus cartas que el amor empieza cerca. Se dirige primero a quienes tenemos delante, asegurándose de que las viudas no fueran abandonadas y preservando los recursos de la iglesia para quienes realmente no tenían apoyo. Pero no se equivoquen: no se trata de un amor limitado por linajes o fronteras geográficas. Se trata de un amor arraigado en la responsabilidad, que se expande hacia el exterior. Y era subversivo incluso entonces.