El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es un hecho y en los próximos días y semanas, seleccionará al equipo de gobierno de la primera potencia para los siguientes cuatro años.
El mandatario electo cuenta con un período de 75 días para formar su gabinete antes de su investidura, el próximo 20 de enero.
Trump deberá cubrir alrededor de 4.000 puestos gubernamentales, desde el secretario de Estado y otros jefes de departamentos del gabinete hasta aquellos seleccionados para servir a tiempo parcial en juntas y comisiones.
Alrededor de 1.200 de esos nombramientos presidenciales requieren la confirmación del Senado, lo que podría ser más fácil ahora que la Cámara Alta ha quedado también bajo control republicano.
El giro con respecto a la Administración saliente de Joe Biden se espera que sea total e, incluso, diferente al de su primer gobierno, cuando ocupó la Oficina Oval entre 2017 y 2021.
Pero promete estar colmado de polémicas, a juzgar por los posibles nombramientos que Trump ya ha adelantado.
Robert F. Kennedy Jr., un escéptico de las vacunas que lideraría las agencias de salud pública
El excandidato presidencial independiente y sobrino del fallecido mandatario John F. Kennedy, Robert F. Kennedy Jr., es el opcionado de Donald Trump para dirigir la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
Voy a dejar que se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos
El activista antivacunas tendría así rienda suelta sobre las agencias de salud pública. Y es que en su controvertido mitin en el Madison Square Garden, el pasado 27 de octubre, Trump subrayó que Robert Kennedy tendría “un gran papel” en su segundo gobierno.
“Voy a dejar que se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos”, aseguró Trump en referencia a Kennedy durante su polémico mitin en la ciudad de Nueva York-que también estuvo plagado de insultos contra la comunidad hispana.
Trump parece ir en serio con ese nombramiento, más allá de la polémica. En su celebración de victoria, en las primeras horas del 6 de noviembre, el republicano remarcó que Robert Kennedy Jr. será elegido para «ayudar a que Estados Unidos vuelva a ser saludable (…) Vamos a dejar que lo haga».
Más que controversia, ese posible nombramiento causa preocupación entre muchos estadounidenses. Y es que Kennedy, a pesar de no tener ningún tipo de entrenamiento médico, es ampliamente conocido como una de las principales voces del movimiento antivacunas del país, mientras se jacta de sus capacidades para comprender informes científicos.
De hecho, se ha aventurado a señalar que las vacunas causan autismo-pese a que múltiples estudios médicos indican lo contrario-entre otras teorías conspirativas en torno a la salud.
Y aunque ha prendido las alarmas por sus posturas frente a las vacunas, no solo se limita a ese campo. Kennedy también sostiene que el wifi puede causar cáncer y «permeabilidad cerebral».
Asimismo, alega que los antidepresivos son la causa de los tiroteos en las escuelas.
Pese a que el aspirante a dirigir los esfuerzos en materia de salud del gobierno federal debe ser confirmado por el Senado, el nuevo tablero político le da amplio margen de maniobra a Donald Trump, luego de que en los pasados comicios del 5 de noviembre también se renovara un tercio del Senado, por lo que ahora los conservadoras controlan esa Cámara.
Por ahora, Kennedy, que suspendió su campaña presidencial independiente el pasado agosto y apoyó a Trump durante la contienda, da su nuevo cargo por sentado.
«La clave, que el presidente Trump me ha prometido, es el control de las agencias de salud pública, que son el HHS y sus subagencias, los CDC, la FDA, los NIH y algunas otras. Y también el USDA, que es, ya sabes, clave para hacer que Estados Unidos sea saludable, porque tenemos que dejar de usar aceites de semillas y tenemos que dejar de usar pesticidas (…) Y tenemos que hacer esa transición a la agricultura regenerativa», destacó Kennedy en la víspera de las elecciones, durante una comunicación virtual con sus seguidores.
Elon Musk, el magnate que tendría un importante rol en el gobierno de Trump, pese al conflicto de intereses
El presidente electo ha prometido que elegirá al CEO de Tesla y considerado el hombre más rico del mundo, Elon Musk, para liderar una nueva comisión de eficiencia gubernamental.
¿Significa esa eficiencia que habrá menos reglas y recortes en el gobierno federal?
Hasta el momento, Musk ha señalado que se podrían recortar al menos 2.000 millones de dólares del presupuesto federal de 6,75 billones de dólares. Como funcione eso podría ser clave para la próxima Administración Trump.
Pero en medio de este panorama también podría presentarse un conflicto de intereses. Y no solo por los más de 130 millones de dólares que el magnate sudafricano donó a las campañas electorales de Trump este año.
Musk ha criticado fuertemente la revisión del gobierno de su negocio de cohetes SpaceX y su rol dentro de la futura Administración podría significar una menor supervisión de los autos autónomos, negocio de Tesla, su compañía, destacan algunos expertos.
¿Qué otro provecho podría sacar Musk de la nueva Administración Trump?
El beneficio podría abarcar los ámbitos económicos y legales. Existe una serie de demandas pendientes e investigaciones gubernamentales contra Musk y sus empresas, lo que significa que probablemente disfrutaría del clima regulatorio más relajado propuesto por el dirigente republicano, resalta la revista ‘Forbes’.
Entre los problemas legales y regulatorios que enfrenta el multimillonario CEO se encuentran una apelación para restablecer su bono de 50 mil millones de dólares en acciones de Tesla, la cual fue anulada por un juez de Delaware el pasado enero; una investigación sobre los sistemas de conducción autónoma de Tesla por parte de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras y una presunta advertencia del Departamento de Justicia sobre las recompensas de 1 millón de dólares del America PAC a ciertos votantes de estados clave.
Esto sin mencionar que Tesla, la empresa de Musk que más ingresos le representa, puede recibir un impulso de las propuestas económicas de Trump que probablemente perjudicarían a sus competidores de vehículos eléctricos.
Su posible rol en el nuevo gobierno aún no está materializado, pero los beneficios ya empiezan a verse reflejados, como se notó en la masiva subida de sus acciones el pasado miércoles 6 de noviembre, un día después de las elecciones, cuando se confirmaba la victoria electoral del magnate convertido dos veces en presidente.
Sin embargo, y pese al abierto respaldo de Musk, la relación entre los dos magnates no sería un camino de rosas.
Trump también ha señalado que no permitirá que California exija que todos los vehículos del estado sean eléctricos en una década, algo que perjudicaría al hombre dirige la empresa de vehículos eléctricos más valiosa del mundo.
«Una marea creciente levanta todos los barcos. Así que, en la medida en que Elon pueda obstaculizar la difamación de los vehículos eléctricos por parte de una Administración Trump, mucho mejor», destacó James Chen, exjefe de políticas de Rivian y Tesla.
De ser confirmado para tener un rol en el próximo gobierno, deberá aclararse cómo Musk abordaría los conflictos de intereses entre la nueva Administración y sus empresas, que van desde los automóviles, el espacio, la salud, la construcción y la inteligencia artificial.
Por ahora, ambos están de acuerdo en que Musk tendrá una gran influencia en el segundo mandato de Trump.
¿Quién dirigiría el desafiante Departamento de Estado?
Entre los cargos que mayor expectativa genera se encuentra el de secretario de Estado, especialmente en medio de las guerras en Gaza y Ucrania, al tiempo que el gran aliado de Washington en Medio Oriente, Israel, lanza ataques en Siria, Líbano e Irán.
Un mayor acercamiento entre la primera potencia y el Estado de mayoría judía es previsible. Fue precisamente Donald Trump quien ordenó el traslado de la embajada de su país desde la ciudad de Tel Aviv a Jerusalén, disputada por israelíes y palestinos, un significativo movimiento que deja claro de qué lado está un gobierno Trump.
No en vano los palestinos temen por su regreso a la Casa Blanca, aunque Trump, en su tono habitual ha señalado que podría terminar con todos los conflictos rápidamente.
Todo sin dejar de lado a Europa, que pese a la avalancha de felicitaciones por parte de sus líderes en los últimos días por la elección del republicano, sus gobiernos remarcan simultáneamente que se han preparado para el regreso de Trump, luego de que en su primera Administración mostrara aislamiento bajo su política de “Estados Unidos primero”.
Además, resaltan sus amenazas, repetidas durante la pasada campaña, de retirar el apoyo a los miembros de la OTAN, la mayoría a su vez socios europeos, por no pagar lo que Trump llama la cuota “justa” de financiación de la alianza transatlántica.
Sin duda bajo este desafiante panorama, uno de los cargos que mayor interés despierta es el de jefe de la diplomacia estadounidense. Y para ello, suenan algunos nombres:
Robert O’Brien: el cuarto y último asesor de Seguridad Nacional de Trump durante su primer mandato, mantiene una estrecha relación con el polémico republicano.
Es probable que se postule para secretario de Estado u otros puestos importantes de política exterior y Seguridad Nacional. Ha mantenido estrechos contactos con líderes extranjeros desde que Trump dejó el cargo, por ejemplo, el pasado mayo se reunió con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
No obstante, sus opiniones suelen ser más duras que las de algunos de los asesores de Trump. Resalta el hecho de que ha apoyado más la ayuda militar a Ucrania a diferencia de otros republicanos, y es partidario de prohibir TikTok en Estados Unidos.
Bill Hagerty: es un senador estadounidense de Tennessee que trabajó en el esfuerzo de transición de Trump en 2016 y es considerado uno de los principales candidatos a secretario de Estado.
El político ha mantenido relaciones sólidas con prácticamente todas las facciones del Partido Republicano, y probablemente podría ser confirmado con facilidad en el Senado. Además, se desempeñó como embajador de Estados Unidos en Japón durante la primera Administración de Trump, en un momento en que el presidente promocionaba su cálida relación con el entonces primer ministro Shinzo Abe.
Las políticas de Hagerty están en línea con las de Trump. A principios de año, votó en contra de un importante paquete de ayuda militar para Ucrania.
Marco Rubio: quien fuera este año rival en las elecciones primarias del Partido Republicano también se enlista entre los opcionados para dirigir el Departamento de Estado.
Rubio, senador estadounidense por Florida y excandidato presidencial republicano en 2016, tiene políticas que se asemejan en gran parte a las de Trump. Al igual que Hagerty, fue candidato a ser el compañero de fórmula de Trump en 2024.
Rubio ha estado involucrado durante años en asuntos exteriores en el Senado, particularmente en lo que se refiere a América Latina, y tiene relaciones sólidas con toda la bancada roja.
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