Ésta debiera ser la gota que colma el vaso. Cuando el presidente del Gobierno compareció anoche sobre las 23:00 no sabía cómo era posible que España hubiera colapsado diez horas y media antes. Sospecho que más bien no sabía a quién echarle la culpa porque la culpa es suya. Tanto si se trata de un ciberataque contra el que su Gobierno no ha sabido defendernos como si es un fallo de mantenimiento que a nadie puede achacar después de siete años al frente del país. Inverosímil.
Todos hemos vivido una jornada que nunca pudimos imaginar. Porque todos los elementos de los que dependemos para nuestra vida cotidiana fueron colapsando. A las 12:30 colapsó la electricidad. Casi todos nos quedamos impertérritos esperando a que volviese la luz. Los jóvenes no saben qué es eso de que se vaya el suministro eléctrico. En mi infancia se iba alguna vez. Y, al menos en Santander, en día de tormenta con aparato eléctrico, justo antes del rayo o del trueno, no lo recuerdo, se iba la luz unos instantes. Mis hijos no tienen ni idea de qué les estoy hablando, pero les juro que lo tengo marcado en mi memoria con nitidez.
Ayer era un día de sol radiante en la mayor parte de España. Desde luego en Madrid. Una hora después del corte de luz me fui, bajando once pisos a pie, a comer al Nuevo Club donde el personal, muy amablemente nos dijo que era imposible atendernos, ni con unos platos fríos. A la vuelta de la esquina, en la calle Zorrila, en Casa Julia, nos recibieron muy amablemente. Comentando con mi amiga el desastre que estábamos viviendo, la camarera nos lo aclaró. «Sí, esto pasa mucho, es muy normal». No pude resistirme y le pregunté «Usted ¿de dónde es?» «De Cuba» dijo con gran sonrisa.
En esas estamos. Ya no es un problema de a dónde va España en el terreno político, que también lo es, por supuesto. Es un problema de la degradación de España. Es la falta de entendimiento de Sánchez respecto a lo que viven sus ciudadanos. Yo me fui a mi casa y encendí el transistor. Algunos todavía lo tenemos y usamos a diario. Comprando pilas. Todo se fue cayendo. El wifi, el teléfono móvil, el SMS e incluso el teléfono fijo en casa que ahora funciona sobre bases eléctricas que también capotaron. Desnudos frente al mundo.
En su comparecencia apenas pasadas las 18:00 Sánchez dijo, entre otras cosas, que la caída no había afectado a la banca electrónica. No sé si era lo más urgente, pero ¿cómo usa el ciudadano de a pie la banca electrónica si no tiene acceso a Internet?
No cansaré al lector con ejemplos como éste, que son infinitos. De verdad se cree que somos idiotas. El 28 de abril de 2025 España tuvo un colapso de nación sin parangón en ningún otro Estado soberano salvo Portugal. Cuyas autoridades apuntaron a nosotros de inmediato por razones técnicas. La cuestión ahora es si quienes han tenido unas pérdidas enormes por el corte de suministro eléctrico más propio de un país tercermundista se van a comer sus pérdidas sin pedir cuentas a quien tiene la última responsabilidad. Si se van a tragar el cuento de que «lo resolví muy rápido».
Artículo publicado en el diario El Debate de España