El terror funciona mejor en la oscuridad. Dejar al país a oscuras, quitándoles la electricidad, deja sin funcionar al mundo real. En la penumbra ocultan su sevicia creyendo que se notará menos. Se siente aún más.
La carrera por la libertad tiene un largo y sinuoso camino sembrado de obstáculos. Estos secuestradores de niños, mujeres y hombres inocentes se ensañan en perseguir a los que llaman ‘enemigos’. Les han quitado el pan, para darles un sucedáneo que compraban su apoyo. Hasta el 28 de julio pasado, donde ese pueblo despreciado por el régimen, les dio el voto con fuerza de mayoría aplastante a Edmundo González Urrutia. No se puede gobernar sin el pueblo o contra él. Basar ese apoyo solamente en las armas no suele durar mucho.
María Corina recordaba la semana pasada que ni un solo país democrático ha reconocido a Maduro como supuesto ganador, porque huele a tramposo. Esa dictadura de oprobio está sustentada por el fraude, como una mafia gobernante que no se avergüenza en esgrimir la mentira. Ahora dicen que el apagón eléctrico nacional es un atentado de la oposición terrorista, endilgando a éstos lo que son ellos. Es la costumbre estalinista de culpar con sus propias características a los enemigos. Ellos no tienen adversarios, sino enemigos, porque viven en una confrontación bélica permanente. Se proclaman demócratas cuando son los destructores de la democracia como sistema de convivencia y respeto al otro, al que opina diferente. Por eso le temen a la prensa y secuestran a periodistas, cuya sola arma es la palabra y narrar los hechos tal como suceden.
Maduro, sabes que te mantienen ahí tus jefes castro comunistas caribeños. Te sostienen el generalato del narco tráfico. Los deplorables hermanos que gobiernan a tu lado. El teniente, ahora jefe de la tortura, un Beria tropicalizado, trasunto del sanguinario soviético. Y la parafernalia de la izquierda caviar europea, como la francesa, que tan bien retrata Elizabeth Burgos en una entrevista en la publicación L’Express, https://www.lexpress.fr/monde/amerique/elizabeth-burgos-comme-son-modele-hugo-chavez-melenchon-est-un-grand-hysterique-7D5SDFPBXZE3VKYDQPAWKMTX2U/ donde señala a los amigos del chavismo: Melechon y el intelectual orgánico Ignacio Ramonet, destacados defensores a ultranza de esa banda de asesinos.
Puntualiza Burgos: “La indulgencia de cierta izquierda hacia el régimen dictatorial de Venezuela se basa en la complicidad de algunos medios de comunicación y del mundo académico”. Cita a Le Monde Diplomatique, France Culture, donde una supuesta especialista en Cuba, Janette Habel, es una declara activista Melonchista. En esa cadena el presentador matutino, Guillaume Erner, califican a María Corina como una política de extrema derecha. Esas referencias demuestran el sesgo informativo de los medios franceses pro chavistas. En España, medios como la televisión Sexta emite similares apreciaciones interesadas en defender al régimen venezolano. En ambos casos el relato de esos medios, y otros, descalifican a los opositores a Maduro y su banda. Sin olvidar la plataforma académica española, donde emite más consignas que clases, el profesor Monedero, acólito del chavismo. Son la correa que sustenta a la revolución cubana y su extensión en Venezuela. Como también dice Burgos, “El castrismo tiene innumerables relevos”. Hay que recordar que Elizabeth Burgos es una amplia y profunda conocedora del proceso histórico de la izquierda en Hispanoamérica.
Dejar a Venezuela sin electricidad, sin Internet, ni teléfono no va a poder ocultar la maldad de un régimen intervenido, desde Chávez, por la bota cubana. Su mayor fechoría es perpetrar el secuestro del presidente electo, Edmundo González Urrutia. Son capaces de hacerlo, están en ello desde ese fiscal que retuerce las leyes, pero esa ignominia abriría la caja de los fuegos.
Carlos Pérez-Ariza es doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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