En una investigación de la Guardia Civil de España se comprueba que Sánchez sabía, por su ministro Ábalos, del viaje de Delcy a España, pero ahora dice el presidente español que era una visita privada. Ni privada, ni oficialmente Delcy podía pisar territorio europeo. Ahora se comienza a probar una trama de corrupción mafiosa, al más alto nivel de los gobiernos de España y Venezuela
El eje Madrid-Caracas, creado en los tiempos de Hugo Chávez con su apoyo verbal y financiero a los neocomunistas de Podemos, se ha fortalecido hoy día en cestas de lingotes de oro y narcodólares del petróleo manchados de sangre. La GC ha remitido a la Audiencia Nacional de España un documento de 233 páginas, donde se prueba que existe una trama de organización criminal para lucrarse en varios frentes. Lo que aquí en España comenzó por llamarse el ‘caso Koldo’ se ha tornado en una compló bien organizada, que salpica directamente al PSOE y al mismo Sánchez.
Los indicios de esa investigación policial dan pruebas, que señalan al Ministerio de Transportes, dirigido por José Luis Ábalos (2018-2021) –segundo de Sánchez en el partido PSOE y en su gobierno–, como el núcleo de una extensa trama montada al estilo mafioso para captar dinero, tanto para el bolsillo de los vinculados a la misma, como destinado al propio partido socialista. Un montaje que transitaba entre los gobiernos de España y Venezuela en una bien pensada oficina de negocios fraudulentos y corrompidos. El exembajador Raúl Morodo, amiguete de Zapatero, también hizo negocios con Pdvsa, ahora enjuiciado en Madrid.
En el citado documento policial se deja claro que esta organización mafiosa a la española tenía un «jefe», Ábalos; un probable «Nº 1», Sánchez y una «madrina», Delcy, como los llamaban los miembros del clan. El conseguidor, Víctor de Aldama, íntimo de los cabecillas del régimen bolivariano –ahora preso en España sin fianza– era la correa de transmisión entre Madrid y Caracas. El portero de puti-club, Koldo García era solo el eficiente chico mensajero del «jefe». Un pringado, experto en abrir puertas de presidentes de Comunidades –Baleares, Canarias– y de despachos de ministros.
La investigación de la GC española pone el punto de mira, con grabaciones y documentos, en la conexión entre Delcygate –fue invitada a Madrid por Ábalos con una agenda de varios días, maletas misteriosas incluidas–, el caso Koldo, el rescate de Globalia (Air Europa). El hilo de Ariadna de todo, conduce al Minotauro, el exministro y hombre fuerte socialista, Ábalos. Ante un primer ministro de características autoritarias, su «puto amo» como su entorno lo nombra, no es una fantasía pensar que Ábalos no actuaba por su cuenta y riesgo.
Los indicios que se desprendan al leer esas 233 páginas es que la trama salpica al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol –en aquellos días presidenta de Baleares–; Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones; Salvador Illa, presidente de Cataluña –para aquel momento ministro de Sanidad–; así como a los actuales ministros Ángel Víctor Torres –quien fue presidente de Canarias– y Fernando Grande Marlaska. Sin dejar fuera a Teresa Ribera, casi ya vicepresidenta de la Comisión Europea y, finalmente, a Reyes Maroto, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid. Incluso se infiltraron en la cúpula de la Guardia Civil. Una constelación de implicados colaterales en mayor, mediano o menor nivel en la trama. Los tribunales tendrán que dilucidar si Sánchez estaba al tanto y aprobaba todo o si solo se ponía de perfil.
Hay indicios probatorios del desmadre creado por estos mafiosos organizados para delinquir. Se nutrieron de altas ganancias con el negociado de las mascarillas en el inicio del COVID, Ábalos controlaba los contratos millonarios. En esa mesa de contrataciones participaba Sánchez. Víctor de Aldama se reunió con Begoña Gómez, la «presidenta» en varias ocasiones. El empresario Barrabés socio de la misma señora en su cátedra de la universidad Complutense, ahora suspendida, también está salpicado en ese oscuro pasadizo de manejos impropios. El ahora diputado independiente Ábalos, fuera del grupo socialista del Congreso, está a punto de ser imputado por el tribunal Supremo al levantar su impunidad como parlamentario. Cuando él empiece a hablar y tire de la manta, esas 233 páginas de la GC, cobrarán aún más claridad y agregará unos folios inapreciables contra su antiguo «puto amo». Queda muy claro el eje Madrid-Caracas con Ábalos/Delcy a la cabeza.
Ciertos medios digitales españoles plantean que es el momento de poner punto final a Sánchez planteando una moción de censura. Se necesitan 176 votos de diputados para sacarlo del gobierno y convocar nuevas elecciones. El líder de la oposición podría sumar 172 votos (PP, VOX, Unión Pueblo Navarro y Coalición Canaria), le faltan cuatro. ¿Quiénes son? PNV, podría…ahora son socios de investidura de Sánchez. ¿Se sumarían? Está por ver. Si eso resulta, aún Sánchez podría, perdiendo nuevamente las elecciones, sumar con las izquierdas un nuevo gobierno. El «puto amo» se ha ganado ese título a pulso.
Carlos Pérez-Ariza es doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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