Hace un año exactamente, la organización islamista Hamás llevaba a cabo una serie de ataques inéditos en varios pueblos israelíes y en un festival de música cerca de la franja de Gaza. Cerca de 1.200 personas fueron asesinadas, y otras 251 tomadas como rehenes. Cerca de cien siguen en manos del Hamás, aunque se estima que un tercio ya no está con vida.
Los ataques del pasado 7 de octubre han detonado represalias nunca antes vistas por parte de Israel, llevando a la muerte de más de 41.000 personas en Gaza, y a una guerra regional. Por su lado, la sociedad israelí sigue profundamente traumatizada por el 7 de octubre.
A menos de 3 kilómetros de Gaza, en el kibutz Nir Oz, se escucha la guerra a lo lejos, mientras un dron israelí sobrevuela casas quemadas o abandonadas por sus habitantes. Aquí vivían más de 400 personas. El 7 de octubre, uno de cada cuatro habitantes del pueblo fue asesinado o llevado rehén por el Hamás. Solamente algunos han sido liberados.
Irit Lahav sobrevivió y aceptó llevarnos a su casa, donde ya no reside. «Tengo miedo. Porque aquí fui atacada”, dice. El día de la masacre, ella y su hija de 22 años despertaron en la madrugada al sonido de las alarmas antimisiles y corrieron al cuarto blindado de la casa. «Empezamos a oir muchísimos disparos, por todos lados. Quedamos así durante cerca de 12 horas. Sin hablar. Y pensando: ¿Cómo cerrar la puerta? ¿Cómo cerrarla?, se pregunta ofuscada.
Los hombres del Hamás entraron cinco veces a la casa, destruyeron y robaron cosas, pero gracias al mecanismo precario que improvisó Irit para cerrar la puerta, no lograron entrar al cuarto.
Cuando finalmente llegó el ejército a rescatar a los sobrevivientes, Irit interrogó a los soldados: «¡Son las 6 de la tarde! ¿Dónde estaban? Algunos contestaron que habían sido llamados a Cisjordania. Todo el mundo sabe que es un territorio bajo ocupación, que se trata de un territorio palestino. Mientras tanto, estábamos pidiendo ayuda, nos estaban matando aquí. ¡Es una locura! Cuando veo la bandera israelí, siento que este país me abandonó”, señaló la sobreviviente.
Al igual que la mayor parte de los que vivían allí, ella es muy crítica con Benjamín Netanyahu, el primer ministro más longevo de la historia de Israel, quien hoy gobierna con la extrema derecha. Irit decidió no ir a la ceremonia organizada por el gobierno para conmemorar la masacre. La comunidad de Nir Oz eligió participar en otra conmemoración, liderada por familiares de los rehenes y por sobrevivientes.
A un año de la masacre, solamente 4 personas han vuelto a vivir en el kibutz. Natan Bahat, de 86 años, es uno de ellos. «No entraron a mi casa, es una ventaja en mi caso. Cuando salí ese día, no dimensionaba aún lo que había pasado. Y cuando empecé a entender, me vino en mente una melodía, la de la canción -Volverá a crecer el trigo-«.
Natan se refiere a una canción escrita después de la guerra de Kipur en 1973. Hoy él espera que los sobrevivientes decidan reconstruir el kibutz, y vuelvan a vivir ahí.