Centenares de personas se congregaron el sábado en Santiago para mostrarle su apoyo al presidente chileno, Gabriel Boric, que cuenta con baja aprobación ciudadana en los sondeos y aún tiene que sacar adelante sus grandes promesas de campaña: la reforma de pensiones y el pacto fiscal.
Al grito de «¡Boric, amigo, el pueblo está contigo!» y «¡No estás solo¡», la convocatoria tuvo lugar frente al palacio presidencial La Moneda, sede del Gobierno, y fue organizada por la llamada «Mesa Unitaria de Partidos Oficialistas», integrada por militantes de las fuerzas políticas gobernantes.
El mandatario, de 37 años, llegó al poder en marzo de 2022 gracias una coalición entre el Frente Amplio, el Partido Comunista y los partidos de la centro-izquierda que gobernaron Chile tras el fin de la dictadura, la conocida como ex Concertación.
«Las encuestas (que señalan en su mayoría que Boric tiene menos del 30 % de aprobación) no se condicen con el cariño que recibe el presidente en la calle. Hacen ver que, poco menos, Boric es odiado», dijo la vocera de la organización convocante, Gabriela Cortez.
Boric, que salió a saludar a los manifestantes desde La Moneda y hacerse fotos con ellos, ganó las elecciones con un amplio programa de reformas sociales, pero ha enfrentado el bloqueo de la derecha en el Parlamento, donde no tiene mayoría.
«A un gobierno frágil y nuevo, no le queda otra cosa más que la fuerza de la calle. Chile necesita cambios para convertirse en un país más justo», apuntó a EFE Felipe Castellano, un joven académico.
Unos metros más adelante, Graciela Bernal, una contadora de mediana edad, indicó en declaraciones a EFE que «Chile tiene suficientes recursos para que todos puedan vivir bien», pero aseguró que «la élite política y empresarial se ha quedado con todos los recursos».
Boric, partidario de enterrar la Carta Magna vigente desde la dictadura militar (1973-1990), recibió uno de sus mayores golpes el pasado septiembre, cuando una contundente mayoría rechazó en un plebiscito una propuesta de nueva Constitución progresista que el propio Gobierno había apoyado.
Tras el plebiscito, las fuerzas parlamentarias impulsaron un segundo proceso constituyente, que en esta ocasión está liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional, y los chilenos volverán a las urnas el 17 de diciembre para aprobar o rechazar la nueva propuesta constitucional.
En las últimas semanas, el Gobierno chileno ha estado reuniéndose con la oposición para tratar de sacar adelante en el Parlamento un nuevo pacto fiscal y una reforma del sistema de pensiones, que transite hacia un modelo más solidario.
EFE