Aunque la confusión entre la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos está bastante extendida incluso entre los católicos, hay aún otro dato más recóndito que muy pocas personas saben. Y es que, además de celebrar a la multitud incontable de santos anónimos que interceden por los hombres ante Dios, la Iglesia aprovecha el día 1 de noviembre para recordar la vida heroica, de entrega a Dios y a los demás, de 19 santos concretos.
El hecho se debe a que, cada día del año, la Iglesia aprovecha para recordar la memoria de aquellos santos que están canonizados, y cuyo número supera con mucho -según el santoral de la Iglesia católica- los días que tiene un año. Por esta razón, es necesario repartir la conmemoración de cada uno de estos modelos de vida cristiana, intercesores ante Dios por los hombres, a lo largo de cada uno de los días del año… incluido el 1 de noviembre.
¿Desde cuándo se celebra Todos los Santos?
Algunos de estos santos fueron, de hecho, canonizados antes de que se estableciese la popular solemnidad por todos hoy conocida.
En rigor, la fiesta de Todos los Santos tiene su origen en el temprano cristianismo, en el que ya se honraba a los mártires de las primeras comunidades. Personas que eran, en su mayor parte, anónimas, y que entregaron su vida por la fe en Cristo y derramaron su sangre durante las persecuciones del imperio romano.
Con el tiempo, la Iglesia sintió la necesidad de conmemorar no solo a los mártires, sino también a todos aquellos santos, conocidos y desconocidos, que suponían un ejemplo de vida cristiana, y a través de cuya intercesión Dios otorgaba favores, gracias e incluso milagros.
La celebración de Todos los Santos fue formalmente instituida por el Papa Gregorio III en el siglo VIII, quien designó el 1 de noviembre para honrar a esos santos. Más adelante, ya en el siglo IX, sería el Papa Gregorio IV quien extendió esta fiesta a toda la Iglesia, consolidando la tradición universal que conocemos hoy.
19 santos con nombre
Así, dado que la festividad de Todos los Santos recuerda no sólo a todos los fieles anónimos que alcanzaron la santidad en vida y gozan de la presencia de Dios, sino también a todos aquellos que han sido canonizados a lo largo de la Historia, tras un proceso riguroso para verificar su probada virtud cristiana y los milagros alcanzados por su intercesión, no hay contradicción alguna en celebrar 19 memorias específicas el día dedicado a los santos anónimos.
Como señala el sacerdote Francisco Pérez González en su obra «Dos mil años de santos» (ed. Palabra), donde recoge los nombres y biografías de aquellos santos recogidos en el santoral de la Iglesia católica, se trata de 8 obispos santos, 1 presbítero y mártir, 1 presbítero, 7 mártires, un abad y un monje. En concreto, los santos obispos Juan, Audomaro, Austremonio, Vigor, Marcelo, Licinio, Secino y Marselio; el presbítero y mártir Santiago; los mártires Cesáreo, Sabas, Dacio, Benigno, Cirenia, Juliana y Pedro de Barco de Ávila; el presbítero Diego; el abad Santeno y Severino, monje.
«Unos vivieron virtudes heroicas danto testimonio con ejemplar fidelidad a Jesucristo y otros le fueron fieles en la vida ordinaria y normal con no menos heroicidad; porque a unos y a otros les movió el mismo denominador: el amor a Dios», apunta Francisco Pérez. Y concluye, ampliando el detalle de sus vidas al hecho de que se celebre su memoria con la de todos los santos anónimos del cielo: «Lo mismo imitó a Jesucristo el que dio su vida en el martirio cruel, que la madre santa que diariamente repite la sublimación de su vida por amor a Dios, dándose en entrega a los suyos, sin salir de los afames domésticos. De ese modo se testimonia que es posible la santidad en la sencilla santidad asequible desde la cada y la calle, que es lo mismo que decir desde cualquier ámbito profesional y ciudadano».
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