Imagen de archivo de la central nuclear de Zaporiyia. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) denunció este miércoles que el ejército ruso, que ocupa desde marzo 2022 la planta nuclear ucraniana de Zaporiyia, está denegando a los observadores de la ONU el acceso a tres salas de reactores.
“Los expertos del OIEA siguen sin poder acceder a todas las partes de la planta, y durante las dos últimas semanas no se les ha permitido acceder a las salas de los reactores de las unidades 1, 2 y 6”, explica el OIEA en un comunicado.
“Es la primera vez que no se permite a los expertos del OIEA acceder a la sala del reactor de una unidad que se encuentra en parada fría”, agrega el director general del OIEA, Rafael Grossi, en la nota.
El OIEA tiene desde el año pasado observadores en el recinto de la planta nuclear de Zaporiyia, con seis reactores, la más grande de Europa.
En las salas de los reactores se encuentran el núcleo del reactor y el combustible gastado, destaca Grossi en el comunicado.
Cinco de los seis reactores se encuentran en parada fría, o sea, no producen energía, mientras que uno está en para caliente para producir vapor y calor para la cercana ciudad de Enerhodar, donde vive la mayor parte del personal empleado en la planta.
Por otra parte, el OIEA destaca que a insistencia de sus observadores, la central ha llevado a cabo trabajos en sus transformadores eléctricos de reserva para garantizar el suministro permanente e instantáneo con electricidad.
Según Grossi, se trata de un “avance significativo”, ya que permite la independencia y la redundancia en el sistema de suministro energético de la planta, a pesar de que la situación de la central sigue siendo “extremadamente frágil”.
En las últimas semanas, los observadores del OIEA escucharon explosiones periódicas a cierta distancia de la central, “lo que subraya los peligros a los que se sigue enfrentando”, concluye el comunicado del director general del OIEA.
Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022 y a los pocos días conquistó la zona en torno a la planta de Zaporiyia.
EFE