El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) tiene más de una década estudiando los efectos del extracto acuoso de flores de Brownea grandiceps, conocida como rosa de montaña, sobre el sistema hemostático humano, específicamente su uso para controlar hemorragias o detener el sangrado menstrual excesivo (menorragia).
La doctora Josmary Brazón, jefa del Laboratorio de Neurofarmacología Celular del Centro de Biofísica y Bioquímica (CBB) del IVIC, y su equipo han determinado que el extracto acuoso de esta flor actúa a distintos niveles del sistema hemostático.
La rosa de montaña se puede encontrar en casi todo el territorio nacional y es reconocida por su color rojo que suele ser muy llamativo, también tiene una amplia distribución en América del Sur.
A través del proyecto titulado “Estudio de los componentes presentes en el extracto acuoso floral de Brownea grandiceps sobre el sistema hemostático del humano”, Brazón y su equipo han logrado purificar y caracterizar bioquímicamente uno de los componentes del extracto el cual tiene gran importancia ya que podría ser el responsable de regular el sangrado menstrual excesivo en aquellas féminas que padecen de menorragia.
Ahora, el IVIC busca que dicho compuesto, un tanino condensado denominado Browplasminin que es un inhibidor de la plasmina, se pueda convertir en un agente terapéutico, un fármaco con sello venezolano.
¿Puede la rosa de montaña convertirse en un fármaco para controlar transtornos menstruales?
La especialista indicó que el sistema hemostático juega un papel importante para controlar la perdida de sangre menstrual a través de un equilibrio altamente regulado por factores procoagulantes, anticoagulantes, fibrinolíticos y antifibrinolíticos. Sin embargo, en el caso de la menorragia este equilibrio entre los factores que conforman la hemostasia está alterado por un incremento en los componentes del sistema fibrinolítico, especialmente de la plasmina, enzima encargada (en condiciones fisiológica) de mantener la fluidez de la sangre evitando la formación de coágulos.
Tomando en cuenta que el Browplasmin o rosa de montaña inhibe la actividad de la plasmina, esto sugiere que este compuesto es capaz de controlar la perdida de sangre en mujeres que padecen de menorragia, de acuerdo con una nota de prensa del IVIC.
La doctora Brazón señaló que desde el punto de vista in vitro la actividad de Browplasminin fue comparada con aprotinina, ácido tranexámico (AT) y epsilo-aminocaproico (EACA), que son los principios activos de los compuestos que se usan comercialmente para controlar este trastorno menstrual.
Los resultados de su investigación indican que la actividad antiplasmina de la rosa de montaña fue similar a la de AT y EACA, pero mayor que la de la aprotinina. Estos hallazgos son los que permiten pensar en Browplasminin como un potencial agente terapéutico.
El Laboratorio de Neurofarmacología Celular tienen previsto impulsar un proyecto orientado a conocer si el efecto sobre la hemostasia se encuentra en todas las especies de Brownea, independientemente de la región, de allí que ya están estudiando flores obtenidas de los estados Miranda, Carabobo y Yaracuy. Igualmente, están planteando realizar estudios a la corteza, semillas y hojas para saber si las propiedades son exclusivas de la flor o todo el árbol.
Uso de las flores de rosa de montaña como remedio casero
Brazón alertó que no es recomendable ingerir la infusión que se hace con la rosa de montaña para regular el sangrado menstrual excesivo, debido a que en el extracto de las flores de Brownea grandiceps existen otros componentes con actividad fibrinogenolítica y fibronectinasa que podrían exacerbar el sangrado menstrual y en lugar de regular lo que va es a ocasionar que el mismo sea más intenso.
Adicionalmente, “no sabemos si los componentes del extracto acuoso floral tienen efectos a otros niveles pudiendo producir daños a diversos órganos, por ende se debe tener mucho cuidado con utilizar estas flores como remedio.
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