Unos ocho migrantes fueron rescatados esta semana por la Armada de Colombia tras ser abandonados por traficantes en la pequeña isla Cayo Pescador, cerca del archipiélago de San Andrés, un hecho que no es aislado y forma parte de un número creciente de incidentes en ponen en evidencia los riesgos que enfrentan las personas en esta vía migratoria irregular con destino a Estados Unidos.
En 2023, fueron encontrados en esta ruta unos 500 migrantes náufragos o a la deriva en alta mar como consecuencia del fuerte oleaje provocado por condiciones climáticas adversas. En lo que va del 2024, la Armada de Colombia ha rescatado 224 migrantes.
Además, 70 personas están desaparecidas luego de zarpar en embarcaciones ilegales desde San Andrés con destino a Centroamérica, según datos oficiales.
La reconocida «ruta VIP», como la ha calificado la Procuraduría de Colombia, es percibida por los migrantes como un camino «más seguro» hacia la frontera de EEUU, que la peligrosa selva del Darién.
Este es el caso de Dennis Paredes, un migrante venezolano que residía en Perú y tomó este camino con la esperanza de llegar a EEUU. Sin embargo, Paredes nunca llegó a su destino. La lancha ilegal en la que se transportaba desapareció en las aguas de San Andrés en octubre de 2023.
Un «señor le cobró a mi esposo 2.600 dólares desde Colombia hasta EEUU. La ruta que le ofreció a mi esposo era la ruta de San Andrés, que supuestamente era una ruta segura y rápida, porque le dijo que en tres horas estaría en Nicaragua, y desde allí toda la travesía sería por vía terrestre», dijo a la Voz de América Nelly Durán, esposa de Dennis Paredes.
Desde entonces Durán, junto con otras 70 familias de desaparecidos en estas aguas, han emprendido la búsqueda de sus seres queridos, para lo que que crearon la oenegé Milve o Comité Internacional de Familiares y Amigos de Migrantes Venezolanos Desaparecidos.
El teniente de fragata Jhonny de Jesús Saltarín declaró a la VOA que a pesar de los riesgos por los repentinos cambios en el oleaje debido a las condiciones climáticas, las personas siguen optando por esta ruta y asumen el riesgo de que sus embarcaciones desaparezcan en el mar.
«La dinámica migratoria irregular continúa, especialmente por la situación que se vive en Panamá. Ya no zarpan embarcaciones con más de 30 personas, como ocurría en años anteriores; ahora viajan en grupos más reducidos, de 10 u 8 personas», afirmó Saltarín, jefe de operaciones de la Estación de Guardacostas de San Andrés.
En ese sentido, el Programa de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que, además de las condiciones naturales que provocan naufragios y desapariciones, muchas de estas son responsabilidad de los traficantes.
Mafias a las que Nelly Durán culpa de la desaparición de su esposo. «Nos hemos unido a las familias de otras lanchas y ahí nos dimos cuenta de que esto es un modus operandi: en San Andrés, los coyotes, los guías, eligen a dedo qué lancha pasa y cuál no», indicó.
La OIM agrega que ha documentado 105 denuncias de desapariciones en la ruta de San Andrés hacia Nicaragua, muchas de las cuales habrían sido desapariciones forzosas por parte de grupos ilegales dedicados a la trata de personas.
En este contexto, el presidente Gustavo Petro anunció el miércoles que acordó con su homólogo panameño, José Raúl Mulino, «evaluar» una ruta legal para regular el paso de migrantes por el Tapón del Darién, con el fin de evitar que caigan en manos de redes mafiosas y traficantes de personas en esa región del continente.
«Ellos quieren construir una sola ruta legal, controlada por los dos gobiernos, que ofrezca incentivos para que quienes deseen cruzar elijan esa vía y no queden en manos de las mafias. Creo que es una idea que podemos seguir desarrollando», afirmó el mandatario colombiano.
Por su parte, la experta en migraciones internacionales y directora del Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, María Teresa Palacios, advirtió que los riesgos que enfrentan los migrantes en estas rutas «persistirán» porque las «condiciones estructurales de desigualdad, falta de oportunidades y acceso a derechos para las personas migrantes de países latinoamericanos no han desaparecido».
«Recordemos que la mayor parte de nuestros países tienen esquemas de desigualdad en términos de crecimiento económico e incorporación laboral, lo que impulsa a las personas a buscar un mejor mañana», concluyó Palacios.
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