
Arturo Peraza, rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), lamentó este lunes la muerte del papa Francisco y aseguró que la cercanía a los sectores más necesitados de la sociedad será una de las marcas fundamentales de su pontificado.
“La cercanía a los pobres ha sido una de las marcas fundamentales de este pontificado. El propio nombre que él eligió para sí habla de un tema que es fundamental, la cercanía de la Iglesia a los pobres y cómo él se tomó en serio este tema de la Iglesia para y por los pobres”, expresó el sacerdote jesuita.
Peraza añadió que los aportes del Papa son diversos y que la Iglesia tiene muchísimas razones para sentirse “profundamente agradecida” por su trabajo pastoral.
“El legado del Papa es múltiple y muy rico”, enfatizó.
Entre otros aspectos, la autoridad ucabista se refirió a la inquietud papal por la dimensión social de la crisis medioambiental y la necesidad de «cuidar la casa común”, llamado que realizó desde las encíclicas Laudato Si’ (2015) y Fratelli Tutti (2020), así como desde numerosas reflexiones dirigidas a la feligresía y la comunidad internacional.
“Sin duda ha sido él quien ha introducido, dentro del marco de la Doctrina Social de la Iglesia, un vínculo muy estrecho entre la preocupación social y la preocupación por la protección del medioambiente y cómo la situación de éste afecta a las comunidades, particularmente las más vulnerables”, comentó.
También destacó la “especial preocupación” de Francisco por los migrantes.
“Particularmente para nuestra comunidad venezolana, ése es un tema muy sensible y siento que el Papa ha tenido una gigantesca cercanía con cada una de las situaciones de migración forzada que han ocurrido en África, en el Medio Oriente y, sin duda, también con la nuestra”, resaltó.
El rector de la UCAB apuntó que, por ser latinoamericano, el pontífice incorporó a la discusión eclesial tópicos sociales que la Iglesia del continente viene abordando desde la década de los sesenta y setenta, como, por ejemplo, los contenidos en el Documento de Puebla, elaborado por el Episcopado Latinoamericano en 1979.
Precisó que el Papa lo hizo “como una forma de aggiornamento (actualización) de los planteamientos del Concilio Vaticano II a los contextos de justicia social que en América latina son muy importantes. Creo que eso es un aporte que él deja a la Iglesia universal como preocupación”, apuntó.
Por último, la autoridad ucabista mencionó los esfuerzos reformistas que hizo Francisco, dentro de la propia Iglesia, para abrirle paso a la sinodalidad en la estructura y quehacer eclesiásticos.
“Este aprender a caminar juntos como Iglesia, aprender que no es un problema de jerarquía, que la Iglesia no se define solamente por el tema jerárquico, sino mucho más por el carácter comunitario que le da razón de ser incluso a la propia jerarquía. Es decir, cómo aprendemos todos a caminar juntos en la búsqueda de la verdad”, indicó Arturo Peraza.
Como jesuita, dijo estar convencido de que, en esa búsqueda sinodal, Bergoglio tuvo una «profunda intuición interior» sobre las enseñanzas de San Ignacio, fundador de la orden religiosa de la que el Santo Padre formó parte desde 1958.
“Ignacio de Loyola, cuando habla de sí mismo, habla del peregrino. No hay que olvidar que Francisco es un jesuita y, en definitiva, al hablar de la sinodalidad, de caminar juntos, en el fondo está emulando lo que Ignacio de Loyola nos dejó a los jesuitas como enseñanza, que es aprender a caminar en la vida espiritual y especialmente hacerlo en compañía”, finalizó el padre Peraza.
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