Una de las pocas oportunidades que tienen los turistas de interactuar con la población local en Corea del Norte es a través de sus guías, que a veces hablan inglés. En estos últimos viajes estaban sorprendentemente bien informados pese a la intensa maquinaria de propaganda del régimen y el bloqueo informativo.
Probablemente se debe a que hablan con los empresarios chinos que van y vienen, opinó Greg.
Sabían de los aranceles de Trump y la guerra en Ucrania, e incluso que las tropas norcoreanas estaban involucradas. Pero cuando Joe mostró una foto de Siria, su guía no sabía que el presidente Al-Assad había sido derrocado.
«Le expliqué cuidadosamente que a veces, cuando a la gente no le gusta su líder, se rebela y lo obliga a irse, y al principio no me creyó».
Este tipo de conversaciones deben manejarse con delicadeza. Las estrictas leyes impiden a los norcoreanos hablar libremente. Si se pregunta o se revela demasiado, los turistas pueden poner en peligro a su guía o a ellos mismos.

Mike dijo que las conversaciones con los guías sobre política internacional debían manejarse con cuidado | Mike O’Kennedy
Mike admite que hubo momentos en que esto lo puso nervioso. En un viaje a una Casa de la Amistad entre Corea del Norte y Rusia lo invitaron a escribir en el libro de visitas. «Me quedé en blanco y escribí algo como ‘Deseo la paz mundial’. Después, mi guía me dijo que no era apropiado escribir algo así. Eso me puso paranoico», afirmó.
«En general, los guías hicieron un gran trabajo para hacernos sentir seguros. Hubo un par de momentos en los que pensé: esto es extraño».
Para Greg, de Koryo Tours, estas interacciones aportan un propósito más profundo al turismo en Corea del Norte: «Los norcoreanos tienen la oportunidad de relacionarse con extranjeros. Esto les permite generar nuevas ideas, lo que, en un país tan cerrado, es muy importante».
Pero el turismo en Corea del Norte es polémico, especialmente porque se permitió el regreso de los viajeros antes que los trabajadores humanitarios y la mayoría de los diplomáticos occidentales.
Voces críticas, entre ellas Joanna Hosaniak, de la Alianza de Ciudadanos por los Derechos Humanos de Corea del Norte, sostienen que estos viajes benefician principalmente al régimen.
«Esto no es como el turismo en otros países pobres, donde la población local se beneficia de los ingresos adicionales. La gran mayoría no sabe que existen estos turistas. Su dinero va al Estado y, en última instancia, a su ejército», aseveró.
Una conversación ha quedado grabada en la cabeza del youtuber Mike: durante su viaje a la escuela, se sorprendió cuando una niña, después de conocerlo, le dijo que esperaba visitar Reino Unido algún día.
«No tuve el valor de decirle que sus posibilidades eran muy, muy escasas», reconoció.