¿Se aceptará que no fuimos capaces de prepararnos para asumir el cobro del triunfo electoral del 28 de julio de modo inmediato? Esto es sencillamente así.
Por cuánto tiempo más se simulará el que no se nos hicieron las advertencias sobre la necesidad de alcanzar tal preparación de capacidades cívico-militares, más que necesarias, vitales, para dar la respuesta liberadora ante el escenario que sabíamos, más que probable, prácticamente seguro de robo de las elecciones por parte de la narco criminal tiranía.
Nadie pretenda arrogarse superioridad moral para reclamar la pérdida, hasta ahora, de la crucial batalla por cobrar la victoria electoral obtenida. No debemos temer a recibir y hacernos críticas al respecto. Es muy pertinente esclarecer sí que esto ya no tiene que ver nada con Guaidó y su combo de mala partitura musical y sin director de orquesta.
¡No debería ser necesario aclarar que somos demócratas pero no pendejos! Ni mucho menos conceder tal error anterior como una derrota definitiva, por aquello de la aceptación necesaria de la que hasta ahora luce como parcial derrota de Edmundo ante el régimen narcocriminal. Sabíamos de sus clásicas respuestas de represión asesina y de seducción y compra de conciencias. Debemos, entre auténticos patriotas, reaccionar con la prudencia y humildad requerida. Debemos avanzar en nuestra preparación para el triunfo definitivo de la libertad y la justicia. A eso le he llamado la «Unidad Especial»
Dentro de una serie de muy importantes confrontaciones ya libradas, y que de manera formidable se ganaron bajo la una estrategia dirigida por María Corina y el equipo de la Plataforma Democrática, conformado luego de las primarias del 22 de octubre de 2023. Con el arrollador triunfo del 28 de julio de 2024, logramos avanzar hasta la claridad de haber demostrado lo que casi todos, por no decir todos, nacional e internacionalmente, ya sabíamos de un régimen usurpador y criminal: su manipulación de elecciones. Planeamos y se consiguió antes tener una Presidencia Encargada, con reconocimiento de más de 56 países, pero no estuvo a la altura ni en las competencias, ni en la ética que la patria requirió, y que más que nunca exige.
Además de ladrón de los recursos públicos y de los bienes privados de los venezolanos, eran y son ladrones de lo más valioso: nuestra libertad y soberanía, expresadas en las elecciones que luego manipula y roba a su antojo. Solo que esta vez en su propio terreno le derrotamos. ¡Ahora debemos ¡hacer el viraje estratégico para avanzar hasta asestarle la derrota final!
No es poca cosa el que se demostrara, con resultados impresos en actas originales de las votaciones, que el régimen produjo una vez más el robó de la elección abrumadoramente mayoritaria hecha por el pueblo venezolano del 28 de julio de 2024. ¡Y que, reitero, debíamos tener claro que no se nos concedería la victoria a un pueblo que ya era rehén del castro-madurismo y sus cómplices, desde antes de 2013. Dar como escenario más que probable, que una vez más que nos conculcarían la victoria, manipulando, de principio a fin, el proceso.
Al régimen con cara de Maduro se le entregaron amplias concesiones por parte de la administración Biden, quien no se si se creyó, obviamente ahora demostrado que no, con ello estaría dispuesto a salir del poder, disfrutando de las ofertas de impunidad gozosa, como la que ahora disfruta Alex Saab. De los errores de su negociador Jorge Rodríguez, al pensar que al exponerse a las primarias e incluso a elecciones sin María Corina como candidata, volvería a manipular todo, sin quedar desvelado su fraude. Así hemos avanzado hasta el tramo del camino al cual hemos llegado: a) Soslayaron nuestra capacidad de responder ante el llamado a primarias abiertas, con una masiva participación popular de más de tres millones de electores. b) Que el triunfo de nuestra candidata, la que a su vez fue líder en impulsar la realización de dichas primarias, María Corina Machado, sería superior al 92% de los sufragios. Resultado asimilable a un verdadero consenso popular. c) Que, más allá de la dimensión electoral de tal etapa de lucha cumplida, su lema “Hasta el final” la revistió de una fuerza esperanzadora que junto con su carisma de liderazgo fresco pero suficientemente demostrado en las luchas previas, nos prometió la victoria con el regreso de nuestros hijos. Ello le permitiría asumir una “campaña admirable” al punto de pedir a sus seguidores favorecer con el voto popular a un tercer candidato, llevándonos al triunfo y que es el actual legítimo “presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela”, Edmundo González.
¿Existe la posibilidad cierta de perder los avances hechos, de invaluables sacrificios a lo largo del tortuoso camino que va por dos generaciones? ¡Sí existe! Y esto hay que tenerlo claro. ¿No será precisamente la creencia en que otros harán por nosotros lo que no hemos asumido debidamente sobre preparar nuestra lucha por otros medios? Lo que por supuesto aún debemos hacer, al ejercer nuestro derecho humano a la legítima defensa? Es preciso avanzar con una unidad especial, a otro nivel, como ciudadanía nacional patriótica, para avanzar hacia la rebelión popular. ¡Ésta hay que asumirla a cabalidad!
Si lo anterior no lo entendemos, y no se asume con la presidencia inmediata y en ejercicio real de Edmundo González, y de la Vicepresidenta Ejecutiva de Maria Corina Machado como decisión vital y oportuna para nuestra causa, podría ser seguramente la mayor trampa mortal para la esperanza de libertad y democracia que clama Venezuela. Sería como repetir el error de las esperas y de las paciencias excesivas que se nos pedían en negociaciones. Si se nos sugieran, y que han mantenido a regímenes como el de Cuba, por 66 años violando los derechos humanos de su pueblo por cúpulas criminales jugando a ser reyes marxistas, y que han usufructuado, de modo humillante, un sistema de dominación humana, en los que tardíamente mueren como sátrapas tiranos, para heredarles sus bajezas y riquezas a familiares y complacientes socios, como lo hacen hoy con la España de Pedro Sánchez y Monedero, quienes en su estilo, pretenden morir dando lecciones sobre el cinismo de aceptar y ocultar la tortura. Como un Fidel Castro que se merecen. Esperemos a que muera en la tibieza de sus camas, y no en la fría y deshonrosa prisión que es lo que se merecía, como un Noriega, por ejemplo.
¿Qué debemos entonces asumir a estas alturas de nuestra lucha? La necesidad de forjar esa distinta unidad ciudadana. Con los valientes y auténticos patriotas. Esos que nos exigen ¡pero que a la vez nos acompañan a hacer lo que haya que hacer, para derrotar la ignominia y la neo esclavitud en la que mantienen a nuestra nación venezolana. ¿Debe asumir Edmundo el mando de tal lucha? ¡Por supuesto y de inmediato! Debe comenzar por asumir su cargo de presidente legítimo y administrar las decisiones y recursos que son de la República con total transparencia de una confrontación que no es disimulada ya por nadie. Ya no hay más secretos en esto. De designar a María Corina como vicepresidenta ejecutiva hay que pasar a la acción de juramentarse y juramentarla para ir a la preparación y ejecución de otras acciones que conlleven el derrocamiento de los usurpadores e invasores, con efectos que una confrontación que tenga que ocurrir despeje el alcance geopolítico internacional, al asumir como real política que mis aliados son los enemigos de mis enemigos. Los respalden a la genocida y narcocriminal tiranía castromadurista son enemigos de la nación libertaria de Miranda y de Bolívar.
He recibido, con gran interés, y como de gran valía dentro del deber ciudadano, de hombres y mujeres decididos a coadyuvar a liberar a nuestra patria, Venezuela, sus aportes en trabajo no remunerado, de su valioso tiempo, tomado del de estar con sus familias. El de arriesgar las consecuencias que conlleva la lucha por salir de criminales de la tiranía, que ha secuestrado nuestra nación, manteniéndonos en una muerte suspendida. El caso por ejemplo de nuestro compatriota el valeroso teniente Ronald Ojeda. Todo ese vital aporte de conocimientos y de tiempo que se nos ha dispensado desde recursos personales limitados y aportados a la búsqueda de la libertad y la justicia para Venezuela. Todo ello no puede ser soslayado.
Derrotar el cáncer con que que se nos infiltró, y que ha violado todos los preceptos de los derechos humanos reconocidos y burlados por parte de organismos internacionales de seudo justicia, con sus parsimonias y engaños diplomáticos, nos siguen haciendo mucho más daño a menudo a los patriotas, por la banalidad con la que asumen el mal sin castigo hombres como Jorge Rodríguez y Monedero que se muestran como intelectuales. Esas mentes son los peores enemigos conocidos por su malignidad de indudable posición psicopática de apoyo a la tiranía genocida. Ya es bastante duro escuchar a un hermano mayor repetir la frase: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. A eso hay que contestar con hechos: ¡para Venezuela, libertad o nada!
catedrainternacionallibertad@
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