Sus capacidades incluso exceden a las del Ejército libanés.
La violencia en Gaza ha avivado las tensiones entre Israel y Hezbolá, que ha expresado su solidaridad con el pueblo palestino.
La última vez que el grupo militante libanés se enfrentó a Israel fue en 2006.
Ese año, militantes de Hezbolá lanzaron un ataque transfronterizo en el que ocho soldados israelíes murieron y otros dos fueron secuestrados.
Hezbolá exigía la liberación de prisioneros libaneses a cambio de los soldados israelíes.
Pero la respuesta de Israel al ataque fue rápida y masiva.
Aviones de combate israelíes bombardearon bastiones de Hezbolá en el sur de Líbano y en los suburbios del sur de Beirut, mientras que Hezbolá disparó unos 4.000 cohetes contra Israel.
Más de 1.125 libaneses, la mayoría civiles, murieron durante los 34 días que duró el conflicto, así como 119 soldados israelíes y 45 civiles.
Hezbolá se sobrepuso del conflicto y desde entonces ha mejorado y ampliado su arsenal y reclutado decenas de nuevos combatientes.
Qué tan poderoso es Hezbolá
Hezbolá es una de las fuerzas militares no estatales más fuertemente armadas del mundo.
De acuerdo con Firas Maksad, experto en política libanesa, la organización es hoy «exponencialmente más poderosa» de lo que era en 2006.
«Ha ganado mucha más experiencia, luchando en la guerra de Siria y entrenando y apoyando a milicias pro-Irán en Irak y Yemén», explica el experto.
«Se cree que su arsenal militar es también mucho más amplio y preciso en términos de misiles, en comparación al 2006».
En 2021, el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, aseguró que el grupo tenía 100.000 combatientes, aunque las estimaciones de otras fuentes independientes los reducen a entre 50.000 y 20.000.
Muchos están bien entrenados y tienen experiencia de combate, muchos de ellos, de hecho, lucharon en la guerra de Siria.
Asimismo, se calcula que Hezbolá posee entre 120.000 y 200.000 cohetes y misiles, según el Centro Internacional de Estudios Estratégicos e Internacionales.
La mayor parte de su arsenal está formado por pequeños cohetes de artillería no guiados.
Pero también se cree que dispone de misiles antiaéreos y antibuque, así como de misiles guiados capaces de alcanzar el interior de Israel.
Se trata de armamento mucho más sofisticado que el que tiene Hamás en la Franja de Gaza.
Por estas razones, Maksad considera que una guerra total entre Hezbolá e Israel sería «devastadora» tanto para los libaneses como para los israelíes.
Los ataques de esta semana contra su sistema de comunicaciones es un golpe al poder de la organización.
Cómo se financia
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, Irán proporciona a Hezbolá “la mayor parte» de su financiación, además de entrenamiento, armas y explosivos.
Teherán también le facilita «ayuda política, diplomática, monetaria y organizativa», denuncia Washington.
Además, tanto las agencias antidrogas estadounidenses como las europeas acusan al grupo libanés de beneficiarse del tráfico de drogas.
Hezbolá ha negado repetidamente dichas acusaciones alegando que para ellos «está religiosamente prohibido fabricar, vender, comprar, contrabandear y consumir» drogas.
El Departamento de Estado estadounidense señala que Hezbolá también se beneficia del contrabando de mercancías, falsificación de pasaportes, tráfico de narcóticos, lavado de dinero y fraude con tarjetas de crédito, inmigración y bancos.
¿Podría ir a la guerra con Israel?
Los combates esporádicos se intensificaron el 8 de octubre, un día después del ataque de Hamás contra Israel, que desató la guerra en Gaza. Ese día Hezbolá disparó contra posiciones israelíes, en solidaridad con los palestinos.
Desde entonces, ha lanzado cohetes contra el norte de Israel y posiciones israelíes en los Altos del Golán, ha disparado misiles antitanque contra vehículos blindados y ha atacado objetivos militares con drones explosivos.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han respondido con ataques aéreos y fuego de tanques y artillería contra posiciones de Hezbolá en Líbano.
Un análisis de la BBC ha revelado la magnitud de los daños que han dejado esos meses de combates.
Fotos de satélite, imágenes de radar y registros de actividad militar muestran que comunidades enteras han sido desplazadas, con miles de edificios y grandes extensiones de terreno afectadas en la frontera entre Israel y Líbano.
Por el momento, ambas partes no se han enzarzado en una guerra total, pero los ataques casi diarios han devastado comunidades tanto en Israel como en Líbano.
Los análisis revelan que más de 60% de las comunidades fronterizas de Líbano han sufrido algún tipo de daño como consecuencia de los ataques aéreos y de artillería israelíes. Hasta el 10 de julio, más de 3.200 edificios podrían haberse visto afectados.
Las conclusiones han sido elaboradas por Corey Scher, del Centro de Postgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Se basan en comparaciones de dos imágenes distintas, que revelan cambios en la altura o la estructura de los edificios que sugieren daños.
Las ciudades de Aita el Shaab, Kfar Kila y Blida parecen haber sido las más afectadas.
Según la ONU, los ataques han obligado a más de 90.000 personas a abandonar sus hogares en Líbano.
En Israel, según las autoridades, 60.000 civiles han tenido que abandonar sus hogares a causa de los ataques de Hezbolá.
El gobierno de Israel se ha puesto como meta el regreso de estas personas a sus hogares.
A pesar de los combates, los analistas han sostenido que, hasta ahora, ambas partes han intentado contener las hostilidades sin cruzar la línea de la guerra a gran escala. Pero se teme que lo ocurrido esta semana pueda hacer que la situación se descontrole.