El suicidio de la doctora Catalina Gutiérrez Zuluaga, residente de cirugía de la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá, ha generado diversas reacciones en la opinión pública y ha puesto en el centro del debate la salud mental de los estudiantes universitarios, especialmente de los residentes médicos.
Este incidente ha revelado problemas estructurales en el sistema formativo de los residentes en Colombia y ha generado pronunciamientos de diferentes actores del sector salud, exigiendo medidas para garantizar el bienestar de los estudiantes.
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Por su parte, la Asociación Nacional de Internos y Residentes (Anir), que lleva más de 60 años de existencia, emitió un comunicado tras el deceso de Gutiérrez Zuluaga, advirtiendo la urgencia de crear espacios de diálogo y rutas para la salud mental y la prevención de violencias en las instituciones académicas.
Cindy Viviana Rodríguez, residente de pediatría en la Universidad Nacional y actual presidenta de Anir Regional Centro (Bogotá), señaló que “el caso de la señora Catalina es el reflejo de un problema estructural que viene sucediendo hace muchos años”, según lo mencionado en conversación es con El Tiempo.
Según Rodríguez, los residentes médicos enfrentan jornadas extenuantes y malos tratos, una situación que no se limita solo a la Universidad Javeriana, sino que es común en otras universidades del país.
Rodríguez añadió que “no es residente contra profesor, sino contra un modelo de enseñanza que no es el adecuado”. Hay profesores maltratadores, pero también hay otros muy buenos. Los problemas surgen especialmente en los hospitales, donde médicos asistenciales sin formación pedagógica muchas veces guían las prácticas de los residentes, resultando en situaciones de maltrato, afirma Rodríguez.
Entre las denuncias recibidas por Anir se encuentran casos de residentes obligados a trabajar desde las 4 de la mañana hasta las 9 de la noche, violando la ley de residentes que permite un máximo de 12 horas por turno y 66 horas por semana. También se han reportado actos de violencia física, con el 12% de los encuestados en un estudio realizado por Anir Valle admitiendo haber recibido algún tipo de agresión física.
Rodríguez explicó que “la rigurosidad, exigencia y calidad no van de la mano con el maltrato”. Mencionó la necesidad de un modelo pedagógico adecuado que se base en el acompañamiento y el crecimiento de la curva de aprendizaje. Además, los insultos y malos tratos dañan la relación paciente-médico, un aspecto crucial en la formación de buenos profesionales de la salud.
Rodríguez también destacó la falta de conocimiento de rutas adecuadas en los hospitales y universidades para tratar estas situaciones. Los procesos actuales son revictimizantes y a menudo ineficaces, con quejas que son reencaminadas directamente a la persona en cuestión sin soluciones reales. El pasado fin de semana, Anir recibió 150 denuncias de diferentes partes del país, incluyendo ciudades como Cartagena, Pereira, Bogotá, Valle del Cauca y Santander.
La discusión sobre la salud mental y el maltrato en la formación de residentes médicos en Colombia abre la puerta a una reflexión profunda sobre la necesidad de transformar el modelo educativo y crear mecanismos efectivos para la prevención del maltrato y la protección de los estudiantes.
La repercusión de este caso ha generado una respuesta de diversas voces en el sector de la salud, subrayando que los problemas mentales asociados a las carreras de salud requieren atención urgente. Según el padre Luis Fernando Múnera, “se han identificado casos concretos de maltrato y acoso de profesores” en la Universidad Javeriana, lo que confirma la gravedad de la situación y la necesidad de tomar medidas.
Cindy Viviana Rodríguez también puntualizó que los estudiantes deben ser educados sin necesidad de insultos o gritos. Añadió que es crucial asegurar cargas de trabajo equitativas y proporcionar un ambiente de enseñanza respetuoso para lograr una formación de calidad sin recurrir al maltrato.
Finalmente, la situación descrita abre un diálogo necesario sobre la reforma en los métodos de enseñanza y el ambiente laboral de los residentes médicos en Colombia, destacando la urgencia de medidas concretas para mejorar la salud mental y el bienestar de los estudiantes en todas las instituciones educativas.