Los investigadores dicen que el cambio climático afectó directamente la cantidad de lluvia que transportaban estas nubes, incrementándose en 7% por cada grado centígrado de calentamiento.
Cuando la lluvia comienza a precipitarse, lo hace con mayor intensidad sobre suelos que no son más capaces de absorber altos niveles de agua.
«Además del aumento de las precipitaciones extremas, estamos viendo veranos más calurosos que pueden quemar el suelo y reducir su capacidad para absorber agua», afirmó el profesor Mark Smith, de la Universidad de Leeds.
«A su vez, esto amplifica los efectos más directos del aumento de la intensidad de las precipitaciones a medida que más agua llega a los ríos», señaló.
También existe cierto debate entre los científicos sobre si un mundo más cálido hace que estas tormentas se muevan de forma más lenta, lo que aumentaría la cantidad de lluvia que producen.
Este año se han visto algunas evidencias de este tipo de tormentas y la devastación que pueden traer.
En septiembre, la tormenta Boris trajo muerte y destrucción a varios países de Europa Central, nuevamente intensificada por el intenso calor en el Mediterráneo.
Los científicos dijeron que la amenaza de las tormentas que avanzan lento se había hecho dos veces más probable debido al cambio climático.
En España, la falta de advertencias precisas ha generado críticas de que se podría haber hecho más para prevenir la tragedia.
Pero los meteorólogos anotan que predecir el movimiento, la velocidad y la intensidad de una tormenta es un poco complejo.
“Las advertencias pueden salvar vidas al ayudar a las personas a buscar terrenos más altos y seguros antes de una inundación. Pero, como hemos visto hoy en España, es increíblemente difícil emitir avisos de tormentas intensas porque a menudo no se conoce de antemano la ubicación exacta de las precipitaciones más intensas”, le dijo a la BBC Linda Speight, de la Universidad de Oxford y experta en temas del clima.
“Los científicos están trabajando para encontrar soluciones innovadoras para este desafío. No va a ser un problema fácil de resolver”, explicó.
Un problema que las inundaciones en España han puesto de relieve es la incapacidad de la infraestructura moderna para hacer frente a inundaciones extremas.
Como han afirmado algunos investigadores, las carreteras, puentes y calles están construidas para hacer frente al clima del siglo pasado, no al que existe ahora.