La teoría marxista-leninista sostiene que la lucha de clases es el motor de la historia, y esta lucha adopta múltiples formas: ideológica, política, económica y, en ciertos casos, armada. Cada una de estas formas tiene su espacio y tiempo, dependiendo de las condiciones específicas en las que actúan los movimientos comunistas. Un principio de los comunistas y revolucionarios es el de la combinación de todas las formas de lucha, no excluyen el uso del parlamento, la vía electoral, la lucha pacífica y política de manera abierta al igual que, al mismo tiempo usan la lucha armada. Para los comunistas es claro que la violencia revolucionaria no sólo “es la partera de la nueva sociedad”, sino que es ante todo, un acto de legitimidad que tienen los oprimidos llegado el momento en la historia para arrebatar el poder político y económico a sus opresores. Es decir, para los comunistas la violencia es el método esencial para llegar al poder y desde allí instaurar la nueva oligarquía, que es la cúpula del partido comunista, quien goza de todos los privilegios que la antigua cúpula poseía, siguiendo el pueblo en la miseria, o incluso, peor que en la época prerrevolucionaria, como lo demuestran los casos de Cuba y Venezuela, y si se quiere tener una demostración más antigua irse a la obra de Djilas en la vieja Yugoslavia de los años cincuenta del pasado siglo.
Petro es marxista-leninista y desde su temprana juventud se incorporó al movimiento guerrillero M-19. El M-19, una guerrilla colombiana activa entre 1970 y 1990, estuvo involucrada en múltiples actos que han sido con crímenes de lesa humanidad. Entre los más destacados se encuentra la toma del Palacio de Justicia en 1985, un evento trágico que resultó en la muerte de más de 100 personas, incluidos magistrados, empleados y civiles. Además, el M-19 utilizó el secuestro como herramienta política y económica, con más de 500 casos documentados. Uno de los más emblemáticos fue el secuestro y asesinato del sindicalista José Raquel Mercado en 1976, quien fue sometido a un «juicio popular» antes de ser ejecutado.
Cuando la lucha armada demostró ser ineficaz ante la caída de la URSS y por lo tanto de su principal fuente de financiamiento, Fidel y Lula se ingeniaron una nueva estrategia: crearon el Foro de Sao Paulo, el cual redactó la cartilla que contenía los lineamientos de esa estrategia, la cual he descrito varias veces, en resumen es tomarse el poder utilizando las debilidades de la democracia, llegar al mismo a través de las elecciones para desde adentro destruir el sistema de la democracia liberal representativa. Chávez fue el prototipo y este utilizó las ingentes riquezas petroleras las cuales acabó en populismo interno, pero también externo financiado los diversos gobiernos del socialismo del siglo XXI que él ayudó a instaurar en el continente.
La terminación del maná petrolero venezolano y la pésima gestión de los gobiernos socialistas llevaron a un movimiento de péndulo hacia gobiernos de centro-derecha, por lo cual a la estrategia electoral del Foro de Sao Paulo se le agregó la combinación de las formas de lucha, ya no solamente hacían el juego democrático acogiéndose a las reglas de ganar el poder electoralmente, sino que acudieron a la violencia, esta vez disfrazada de “estallidos sociales”, supuestamente protesta social ante el “neoliberalismo” de los gobiernos liberales, que en realidad fueron actos de terrorismo urbano, para por medio de la violencia crear un estado de anarquía que lleva al electorado por miedo a la explosión social, votar a los candidatos de izquierda, así ganaron Boric, Castillo y Petro.
Este agregó otro elemento adicional tan dañino como el “estallido social”, la alianza con lo más corrupto del establishment político tradicional, que trajeron al petrismo los métodos de corrupción de las campañas electorales de los partidos Liberal y Conservador, copiados por el Farcsantismo, y ejercidos en la campaña del Pacto Histórico, por las figuras próceras del Farcsantismo ahora mutado en PetroELNismo Barreras y Benedetti. Qué combinación de formas de lucha ideal: la violencia de las FARC-ELN-M-19, junto con la corrupción de Santos y sus pupilos, sobre todo Benedetti. Petro está decidido, como todo comunista, a no dejar el poder, y por eso ya lanzó esa estrategia de combinación de las formas de lucha: un discurso de odio social enmarcado en la más tradicional lucha de clases marxista, junto con las piruetas corruptas de Santos y sus más fieles seguidores, Benedetti y Barreras. La convocatoria a la consulta popular no es más que el primer paso de esa estrategia de combinación de formas de lucha: 1) en el área de la democracia electoral, Benedetti juega de maestro de ceremonias de la gala de reconformación del pacto entre el santismo y el petrismo, para conformar una candidatura del socialismo del siglo XXI, con el apoyo de la maquinaria corrupta de los líderes del santismo y de los partidos del establishment cooptados por el gobierno, 2) en el área de la lucha revolucionaria de los marxistas, el “estallido social”, implementado por las FARC, el ELN y la Primera Línea.
Si en la oposición, cierto con la ayuda de Duque, que fue colaboracionista con el proyecto de izquierda, desde los primeros días con el apoyo a otra consulta de promoción de la izquierda, la que catapultó a Claudia a la alcaldía, y al final, con su inacción frente al terrorismo de la Primera Línea apoyado por las FARC y el ELN, disfrazado de “estallido social”, lograron crear tal estado de anarquía que llevó al poder a Petro, imagínese que no hará el Farcsantismo-PetroELNismo, en el poder ahora.
Frente a ese estado espeluznante que nos plantea Petro descrito en su discurso en la marcha de lanzamiento de su estrategia para la perpetuación en el poder del socialismo del siglo XXI, dibujado en unas cuantas frases de terror: 1) “Los parlamentarios… han traicionado al pueblo de Colombia, y lo han hecho por la codicia, lo han hecho por dineros, se han arrodillado al rico”, 2) “el pueblo debe rebelarse con la mayor fuerza posible, no admitimos tiranías, luchamos” y 3) la más terrorífica:“ el pueblo los sacará del Congreso como tiene que ser. Y no estoy hablando carreta, los que fuimos del M-19 no aprendimos carreta”, los demócratas, insisto en mi discurso obsesivo desde hace más de una década, deben bajarse de la nube de que se está ante un contrincante democrático, se está ante un narcoterrorismo comunista, que no se intimida a hacer lo que sea para perpetuarse en el poder, mientras se siga en la división y con una estrategia tibia, el socialismo del siglo XXI se perpetuara instaurando su dictadura. Todavía hay tiempo para evitarlo.
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