Algo va muy mal en la Casa o Palacio de Nariño. La semana pasada la irresponsable decisión del presidente de Colombia, Gustavo Francisco Petro Urrego, de echarse para atrás a última hora y no permitir la llegada de dos aviones americanos con expatriados, seguramente, fue producto de su inexperiencia de lo que son las relaciones internacionales, al pretender igualarse o desafiar a Mr. Trump, el «Mr. Danger» en esta novela. Evidentemente este traspié es una señal de que el exmilitante del movimiento guerrillero M-19 no tiene el menor conocimiento o respeto a la importancia de las relaciones internacionales y de la política exterior. La respuesta de Mr. Trump al entrompe de Petro fue simple. Imponer sin previo aviso ni protesta un arancel de 25% a los productos colombianos.
La intemperancia o mal humor del presidente Petro seguro debió ser producto de una pesadilla, de un mal despertar a las 3:00 am, luego de una noche de vallenato y aguardiente Tapa Roja o de una verraquera, para embarrarse como la embarró, al echar para atrás la autorización que había dado para el traslado de un centenar de indocumentados que Trump le enviaba, sin costo alguno para Colombia. Ahora los colombianos tendrán que asumir los costos de transporte, gasolina, etc., poniendo en riesgo la dieta de miles de hogares paisas y cachacos que viven y trabajan duramente el cultivo del café y las flores, productos banderas en la exportación al mercado americano. Hasta noviembre de 2024, los envíos a Estados Unidos alcanzaron 1.300 millones de dólares en flores y el café 1.100 millones de dólares.
En este contexto, la inesperada negativa de Petro y la decisión de Mr. Danger de imponer de la noche a la mañana un arancel de 25% a los productos colombianos obligó tanto al sector empresarial, exportador y militar, a advertirle a Petro que un arancel de 25% los sacaba del mercado y que el estamento militar, sin el apoyo de Estados Unidos, no podría contener al triángulo delictivo de la guerrilla (FARC-EP / ELN) y el narcotráfico. Recuérdese que el Plan Colombia en los noventa salvó a la vecina república de caer en manos de la guerrilla.
Ahora Petro, ante una crisis de su propia autoría con su principal socio y protector, en el momento menos oportuno, sustituye a su canciller Luis Gilberto Morillo, con solo una pasantía en Washington como embajador, por una bella joven “cachaca” -término para referirse a los bogotanos nacidos y caracterizados por su cultura, elegancia en el buen vestir y su pausado dialecto- pero sin experiencia ni credenciales en materia internacional, protagonista de un escándalo junto con su ex jefe de campaña y embajador en Venezuela Armando Benedetti, al salir a relucir los trapos sucios con la niñera de la recién investida ministro, dólares en efectivo, polígrafos, escuchas telefónicas, traiciones, insultos, y la sospecha de que la campaña fue ilegalmente financiada; pero la cuestión no queda ahí manifiesto en el poco cuidado que ha tenido el presidente Petro en las relaciones con Venezuela. El nombramiento del ex jefe de campaña como embajador en Caracas fue el primer error, al punto de que debió ser removido por sus excesos etílicos, imprudencias y falta de tacto diplomático, como lo escribí en un artículo en El Nacional. https://www.elnacional.com/opinion/un-previo-embajador/, para sustituirlo por un copartidario, también sin experiencia diplomática cuyo única credencial es una pasantía en Venezuela, durante sus años mozos, habiendo tantos especialistas conocedores de la difícil y delicada agenda entre ambos países, caracterizada por: un conflicto armado, la presencia de grupos irregulares; disputas territoriales y fronterizas; crisis migratoria venezolana; diferencias ideológicas y políticas; delincuencia organizada y narcotráfico. Es importante tener presente que estos temas conflictivos no son estáticos y pueden variar en intensidad según el contexto político y las relaciones entre los gobiernos de turno.
La diplomacia tiene sus reglas y normas, donde la forma y el fondo hacen el todo. Una de sus formas es la comunicación entre cancillerías y gobiernos; pero el Sr. Petro parece no tener en cuenta, estos factores, ni medir las consecuencias en implicaciones de una ruptura de las relaciones con Estados Unidos y no preservar las relaciones con Venezuela.
Para el presidente de Colombia la nueva diplomacia virtual de las redes, de Instagram, de los MSM y los trinos por el desparecido Twitter, reencarnado en X, puedan ser considerados Notas Verbales o Notas de Cancillería, para fijar la posición oficial de su gobierno. Si es así, tendrá que pasar por la Academia Diplomática de Colombia Augusto Ramírez Ocampo o la Academia Diplomática Pedro Gual.
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