La polémica Rosario Piedra Ibarra, hija de la prestigiosa activista Rosario Ibarra, fue reelegida por el Senado de México este miércoles como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) gracias al apoyo del oficialismo y pese a las numerosas críticas y denuncias en su contra, incluida la falsificación de una carta para apoyar su candidatura.
Respetadas organizaciones sociales —y también miembros del colectivo que fundó su madre hace décadas para buscar a desaparecidos— así como empleados que trabajaron con ella, denunciaron su incompetencia y que su reelección supone continuar con la politización de la comisión.
La CNDH es un organismo supuestamente autónomo que evalúa abusos de funcionarios y cuyos informes no son vinculantes pero sí de gran simbolismo.
Los partidos de la oposición denunciaron la imposición de la candidatura de Ibarra Piedra desde el oficialismo, a pesar de que era la peor calificada entre las analizadas por el Senado.
De hecho, académicos como Carlos Pérez Ricart, del Centro de Investigación y Docencia Económicas, una universidad pública, afirmó en una reciente columna que la comparecencia de Piedra Ibarra fue «desastrosa» porque no solo mostró su ignorancia sino que dejaba claro que su reelección minaría la autoridad moral de la Comisión, que es su único poder.
La reelección de Piedra Ibarra es parte de una serie de decisiones del oficialismo —la reforma del poder judicial, la propuesta de eliminación de siete organismos autónomos— que, según sus críticos, pretenden eliminar los contrapesos que el estado mexicano fue desarrollando durante años para controlar al poder.
Piedra Ibarra fue integrante de Morena —el partido del expresidente Andrés Manuel López Obrador — hasta días antes de ser seleccionada en 2019 por el Senado para hacerse cargo de la CNDH.
En esa primera elección ya hubo polémica porque se denunciaron errores en el conteo de votos en el Senado, emisión de dobles sufragios y los legisladores terminaron a empujones.
Al lamentar la decisión de la mayoría del Senado, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), una de las ONG más respetadas de México, denunció que se ignoraron los estándares internacionales sobre no reelegir a titulares de organismos independientes de derechos humanos, y afirmó en su cuenta de la red social X que la permanencia de Piedra Ibarra en el cargo representa un «mal mensaje» sobre los derechos humanos y la rendición de cuentas en el sexenio que se inicia.
«Se premia indebidamente una gestión caracterizada por el debilitamiento institucional, la inacción y la pérdida de autonomía», sostuvo.
Por un lado, la institución evitó comentar sobre denuncias contra las Fuerzas Armadas en la administración de López Obrador — las grandes aliadas del expresidente— o apoyar acciones de inconstitucionalidad contra iniciativas del exmandatario que claramente contravenían estándares internacionales de derechos humanos.
Además, utilizó «un tono pendenciero y politizado, alejado de la solvencia técnica y la reivindicación de la voz de las víctimas», dijo el Centro Prodh.
Este colectivo puso dos ejemplos. Pese a que la Guardia Nacional acumuló más de 1.800 quejas entre 2020 y 2023 y el Ejército más de 1.600, solo se dirigieron 13 recomendaciones a la Guardia y 26 al Ejército.
La más reciente polémica fue porque una de las cartas de apoyo a su candidatura de reelección, aparentemente firmada por el obispo emérito Raúl Vera, resultó ser falsa, según denunció el centro Fray Juan de Larios, una ONG presidida por Vera que calificó el escrito de «indignante».
El año pasado, seis miembros del Consejo Consultivo de la CNDH —un grupo asesor que no recibe salario de esa entidad— presentaron su renuncia porque no les dejaban hacer su trabajo.
En la carta de dimisión, acusaban a Piedra Ibarra de «arbitrariedades, interpretaciones sesgadas y decisiones unilaterales» y de «amenazar y calumniar» a algunos de los integrantes del Consejo.
La CNDH negó todas las acusaciones.
En septiembre de este año, se divulgó en las redes sociales una carta atribuida a empleados y extrabajadores y dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum en la que se denunciaba la «incapacidad y negligencia» de Piedra Ibarra y el «amiguismo» y «despilfarro» bajo su mandato.
Sheinbaum recordó que la decisión la tomaría el Senado pero dijo que tanto ella como su familia son «un símbolo en México de lucha contra la represión, el autoritarismo, las desapariciones forzadas».
Nada más quedarse al frente de la CNDH, la prensa preguntó a Piedra Ibarra sobre el asesinato de periodistas porque, en ese momento, ya había casi una docena de homicidios en el primer año de la administración de López Obrador. Ella respondió con otra pregunta: «¿Están matando periodistas?».
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