Puede engañar al público el escenario de Radojka cuando se abre el telón. En principio se ve a Gloria, interpretada por Nohely Arteaga, quejándose de los fracasos de su vida mientras limpia y organiza la casa donde trabaja como cuidadora, por lo que se infiere que, como debe tener unos 50 años, se trata de otra historia sobre una mujer de mediana edad soltera que se busca la vida. Pero va más allá.
Dirigida por Pedro Borgo y escrita por los uruguayos Fernando Schmidt y Christian Ibarzabal, Radojka narra el desencuentro entre Gloria y Lucía, su joven compañera de trabajo interpretada por Grecia Augusta Rodríguez, cuando ocurre la inesperada muerte de Radojka, la dueña de la casa y a quien ambas cuidan. Comienza entonces un diálogo entre las protagonistas en el que Gloria, astuta, manipuladora y cínica, intentará convencer a la ingenua Lucía, que cita refranes de su madre cada vez que se ve acorralada, de no acudir a la policía para reportar lo ocurrido.
La obra de teatro, que se estrenó en el Trasnocho Cultural el 4 de octubre y continúa este fin de semana, aunque se podrían abrir nuevas fechas para noviembre, no es tampoco una historia de detectives o policías. Es una comedia negra que se vale del teatro del absurdo, conversaciones ácidas y personajes contrastantes en edad y valores para hablar de problemas que atañen a la sociedad contemporánea y que se ven reflejados en Gloria y Lucía. En el caso de la primera algunos de esos tópicos son la soledad y el fracaso, mientras que en la segunda se asientan temas como la incertidumbre por el futuro o la pusilanimidad.
Pero podría haber sorpresas. En realidad, Radojka no escatima en recursos disparatados o extremos para mostrar de lo que son capaces sus desesperados personajes, que, gracias a la caracterización de Arteaga y Rodríguez y la buena escritura del libreto, logran combinar descaro, inocencia, diversión, inteligencia y denuncia.
A pesar de sus recursos absurdos, Radojka también es un ejemplo de cómo a veces se desdibujan los límites entre realidad y ficción. Justo después de una escena de la obra en la que ocurre un apagón, hubo un apagón real en Las Mercedes. El personal del Trasnocho ingresó a la sala. Se escuchaban afuera las alarmas de emergencia. Pero el público iluminó el escenario con sus celulares y Arteaga y Rodríguez, luego de una breve improvisación, culminaron la presentación. Era día de San Francisco de Asís, así que el tradicional Cordonazo pudo influir en las fallas eléctricas y en la baja asistencia.
“Vivimos en un país en el que somos privilegiados. O manejas la resiliencia o manejas la resiliencia. No hay de otra. Improvisamos muy poco pero había que terminar la pieza. El público fue tan maravilloso al encender sus luces y acompañarnos. Por eso al final les dije: ‘Bienvenidos a esta experiencia única e irrepetible”, recuerda Arteaga que, admite, extrañaba estar sobre las tablas: no actuaba en teatro desde que en 2022 interpretó a Gertrudis en la adaptación de Hamlet que realizó José Manuel Suárez.
De Radojka se enteró porque, en esa búsqueda por volver al teatro, vio que Patricia Viggiano, una colega con la que trabajó en la telenovela argentina escrita por Delia Fiallo Tu mundo y el mío, su primer protagónico, publicó un anuncio de la pieza en Instagram. Se interesó, se hizo con los derechos y logró que se montara en Venezuela con la producción de Nohely Arteaga Producciones y Queiroz Publicidad.
“Es una comedia que teníamos desde junio o julio, pero empezamos a ensayar fuertemente en agosto – septiembre. Íbamos a estrenar en agosto, pero por una cuestión médica tuve un reposo y, bueno, también vinieron las elecciones y no era el momento para salir, sobre todo con una nueva pieza porque tienes que informarle al espectador de qué se trata. Perdimos esa fecha y las fechas de ahora coincidieron con el 23° aniversario del Trasnocho. Ha sido perfecto, no tanto por la lluvia (ríe), pero sí perfecto en cuanto a tiempo”, afirma la actriz, que estuvo en el reparto de importantes telenovelas como Topacio, Las dos Dianas, El país de las mujeres o Cosita rica.
Conocida por sus personajes elegantes o fuertes en la televisión, Arteaga ve su trabajo con Gloria como un reto porque tuvo que convertirse en una mujer de 40 o 50 años a la que define como una sobreviviente. No le gusta etiquetar o hacer juicios de sus personajes, los ama y acepta a todos, pero considera a Gloria un vehículo “perfecto para denunciar tanta hipocresía que hay, en temas como la muerte o la gente de la tercera edad abandonada a la que solo se le envía dinero y se cree que todo ya está solucionado”.
Uno de los pecados de Gloria, continúa, es la codicia o la ambición, y por esa senda lo fue perfilando: “Tú dices ‘guao, no tiene valores’, pero no, ella tiene esos valores porque tiene que sobrevivir en un mundo donde las oportunidades están muy restringidas. El empleo es casi nulo, hay mucha gente desempleada, entonces ella se pregunta adónde ir y cree que está haciendo lo correcto”.
Destaca en ese sentido que Borgo, el director, le adjudicó a la obra un toque de locura que ayudó a la irreverencia y el absurdo del texto. “Lucía y Gloria tienen una relación de dependencia. Gloria usa la manipulación al 100% y manipula a Lucía con el problema con su hijo”, explica.
No tuvo, tampoco, miedos a la hora de caracterizar una Gloria que podría verse desarreglada o con una manera distinta de caminar, tampoco prurito de ponerse unas cejas más juntas y verse más dura. Quiso “vacilárselo” y cree que la gente disfruta porque Grecia y ella están muy conectadas: “Grecia, que acaba de ganar el Isaac Chocrón, me decía que nunca se imaginó que trabajaría conmigo. Yo le dije que estamos a la par porque la admiración es mutua. Es una tronco de actriz y lo reconozco. Es muy sabrosa esa empatía con el actor con el que vas a compartir las tablas. Es distinto a la televisión porque el teatro permite una compenetración con tu compañero, una vivencia de meses en los que todos los días te ves”.
Arteaga siente que el drama se le da con más facilidad que la comedia. Asume los personajes de carácter con una profundidad que le gusta. Pero le tiene mucho respeto a la comedia porque, advierte, hay un límite que se debe cuidar para no caer en la payasada. Su interpretación como Gloria se la dedica a la actriz Lourdes Valera, que falleció en 2012 a los 48 años de edad. “Mi hermana de la vida, mi comadre. Con ella disfruté mucho una comedia por muchos años: Locas, trasnochadas y melancólicas. Cuando arrancó Radojka le dije: ‘Lulú, estoy en tus manos, guíanos’. Porque Lourdes tenía una naturaleza extraordinaria para el drama, pero era una comediante nata también”.
Buenos guiones, apostar e invertir
Nohely Arteaga reconoce que siente nostalgia por los tiempos de las grandes producciones en la televisión venezolana, una época de la que fue protagonista. Si bien destaca que en el país hay excelentes actores y actrices, señala que para realizar buenos trabajos se requiere de buenos guiones y de gente que quiera invertir.
“El público cada día ve menos televisión. Se conecta por YouTube o la televisión pero buscando directamente qué quiere ver. Es dueño de lo que desea ver y de lo que no quiere ver. Las opciones a ofrecerle al espectador deben ser mejores”, reflexiona la actriz.
De las telenovelas en que trabajó destacó algunas como Topacio, Las dos Dianas o Emperatriz, así como producciones escritas por Leonardo Padrón o Humberto «Kiko» Olivieri. Como anécdota sobre su paso por la televisión señaló que hay gente que le ha escrito porque Tu mundo y el mío se ha estado transmitiendo en Italia: “Menos mal que la gente me ve por Instagram, porque ya no soy la muchachita de 25 años con aquella cara de bebé. ¡Qué poder tiene la televisión! Las novelas. Un género que la gente sigue y le gusta. Yo no es que no quiera hacer telenovelas, pero se tienen que adaptar a una buena producción, porque las historias de amor siempre van a gustar”.
Radojka
Dirección: Pedro Borgo
Protagonistas: Nohely Arteaga y Grecia Augusta Rodríguez
Lugar: Trasnocho Cultural
Funciones: jueves, 7:00 pm; viernes, 6:00 pm, sábado y domingo, 5:00 pm
Hasta el 13 de octubre
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