“El respeto al derecho ajeno es la paz” (prócer mexicano Benito Juárez)
Señoras y señores del mundo, tenemos factura electoral del 28 de julio por cobrar. Ello no es otra cosa que la soberanía de la nación venezolana ejercida mediante el voto. Desde nuestra Cátedra Internacional por la Libertad “Francisco de Miranda” exhortamos a la comunidad internacional a avanzar, impulsando un modo más expedito de cobranza, según el cual los criminales que secuestran y asesinan a los pueblos deberán ser detenidos y llevados ante la justicia.
La cúpula secuestradora de la nación venezolana en realidad ha demostrado no querer negociar su salida. No acepta entregar la presidencia al legítimo ganador de las elecciones y ahora presidente electo de Venezuela para el periodo 2025-2031, Edmundo González Urrutia. Todos tenemos una deuda moral con las generaciones que han sufrido la tiranía desde su nacimiento. A todos los tiranos debemos mandarle el mensaje claro, preciso y definitivo de que ha llegado la hora de la liberación de Venezuela. Con ella será el inicio de una nueva era de reconstrucción libertaria, civilizada y democrática.
Que no se llamen a engaño los secuestradores, tiranos de los pueblos. Su trampa de apaciguamiento, del dejar pasar/dejar hacer, ya ha colmado con un arrollador hartazgo popular al cual no podrán a fuerza de represión apagar para seguir en el poder.
Permitiendo el continuismo de regímenes de élites pervertidas, como han sido los dolorosos casos de Venezuela, Nicaragua y Cuba, nuevas oleadas de migración descontrolada, con millones de seres inocentes, familias venezolanas echadas con sus niños y ancianos al tráfico humano, serán víctimas de más violaciones de derechos humanos elementales, horribles muertes que los diezman al cruzar la selva del Darién entre la Colombia y Panamá, como antes lo hicieron con las doscientas millas entre Cuba y Florida para ingresar a como dé lugar a Estados Unidos.
Con desparpajo vemos cómo intervienen en el debate público tres presidentes de muy importantes países del continente americano: Brasil, Colombia y México; y que en su tiempo defendieron su derecho a concurrir a elecciones en sus respectivos países y a que se les respetaran los resultados arrojados por la soberanía popular. En lugar de favorecer el inicio de un proceso para la transición, y transmisión de mando, se manifiestan hacia los modos que se les ocurren y confunden; todos menos en ser categóricos en exigirle a Maduro que entregue y se vaya. Más bien están entorpeciendo la toma de conciencia sobre la inevitabilidad de su entrega del poder.
Mientras Maduro y sus secuaces se han quitado la máscara democrática y acuden a sus seculares mecanismos golpistas, bajo el influjo del perverso ejemplo de dominación de la tiranía castrista cubana, y de la orteguista-nicaragüense, apuestan a que podrán controlar a Venezuela por siempre. Entre tanto, sus fuerzas de represión asesina van elevando las macabras cifras de desapariciones forzosas, de encarcelamientos y asesinatos. Estos más recientes delitos de lesa humanidad deberán ser el epílogo de sus psicopáticas acciones, y debemos detenerlos bajo el derecho humano fundamental a la legítima defensa.
¿Debería extrañarnos lo que está ocurriendo en esta etapa posvictoria electoral del 28 de julio de la oposición democrática frente a la tiranía? ¡La respuesta debe ser clara, no nos extraña! Sabemos la conjunción de fuerzas de múltiples intereses y actores que juegan entre sí, y para obtener miles de millones en dólares de los recursos provenientes del narcotráfico, del oro, del petróleo y ahora del perverso tráfico humano desde Venezuela.
Habiéndose mostrado a los largo de un cuarto de siglo tal cual son, con lo obsceno de su latrocinio perpetrado al tesoro de la nación, cuentas de testaferros, cómplices y “amiguitas”, con las manos sucias de los personeros del régimen no debe percibirse que estamos dispuestos a permitirles total impunidad, a cambio de que nos dejen vivir en paz. Tiene que haber justicia. Pero si dentro de los que no han cometido crímenes graves coadyuvan al proceso de cambio podrán obtener beneficios.
“Por las buenas o por las malas” Diosdado Cabello supuso que podrían cometer el fraude si asistíamos como corderos ante el lobo. Estimulaban la no participación en las elecciones, bloqueando a nuestra candidata para desalentarnos, y perdiéramos así por abstención o inasistencia. No contaron con que el liderazgo cristalino e intachable de una gran mujer venezolana, María Corina Machado Parisca, ahora presentada como candidata al Premio Nobel de la Paz, que habiendo participado contra sus pares de oposición en primarias al vencerlos abrumadoramente, se transformó en líder unificadora de un innegable movimiento electoral pacífico, y quien endosó su credibilidad a una candidatura providencial, de un venezolano sencillo, preparado y honrado, como lo es Edmundo González Urrutia, quien resultó limpiamente electo presidente.
Hoy, 17 de agosto de 2024, a sólo tres semanas de haberse consumado la más contundente e histórica victoria electoral presidencial, María Corina nos convoca a las calles del mundo para, frente a lo que es mucho más que una dictadura convencional una mafia asesina, pedirles a las naciones del mundo presionar a los poderes ejecutivos en cada país, en el sentido de activar todos los recursos internacionales a la disposición para actuar, y con “la ley respetando, la virtud y honor”, como lo expresan nuestras gloriosas notas del Himno Nacional de Venezuela, acompañarnos en esta nueva etapa de movimiento de liberación de nuestra nación.
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