El economista Luis Vicente León ha emitido una serie de declaraciones en la red social X, en las que analiza la reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de suspender la licencia de Chevron a partir del 1 de marzo. Según León, esta medida complace a los representantes americanos de línea dura y garantiza el soporte a la propuesta presupuestaria de Trump.
León subraya que esta decisión no significa el fin del juego, sino que apenas comienza. La suspensión de la licencia deja un periodo de seis meses para el desmontaje de las operaciones regulares de Chevron, durante el cual la empresa seguirá produciendo y exportando legalmente mientras planifica su cese de operaciones o negocia su permanencia bajo nuevas condiciones.
El economista destaca que, por ahora, no hay indicación de que esta decisión afecte las operaciones del resto de las empresas petroleras internacionales con licencias activas, que no vencen este año. Tampoco se ha hablado de la reinstalación de sanciones secundarias.
Durante estos seis meses, se abrirá un periodo de negociación entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela para definir la forma en que se manejará la relación petrolera. León recuerda que en el «wind down» de la licencia general cancelada previamente, el gobierno americano aprobó una lista de licencias individuales que sustituyeron la cancelación general y crearon un nuevo marco de relación, positivo para Estados Unidos.
León señala que en estos seis meses se producirán las reales negociaciones entre Trump y Maduro. Según el economista, Trump es un presidente pragmático y negociador, y en este periodo se verán sus solicitudes concretas.
Las preguntas críticas en este momento, según León, son: ¿cómo reaccionará el gobierno venezolano a esta nueva estrategia de presión de Estados Unidos? ¿Buscará soluciones que abran la puerta a la negociación o implementará un Plan B que significaría la desoccidentalización inmediata de la industria petrolera venezolana? ¿Concentrará Trump sus demandas en elementos transaccionales negociables hoy, como el tema migratorio, los presos políticos y la reducción de la participación china en Venezuela, o demandará un cambio inmediato de gobierno?
León concluye que el mejor escenario posible y alcanzable para Venezuela y Estados Unidos es llegar a un nuevo acuerdo que permita que el país siga participando en el mercado energético occidental. Mientras mayor sea la participación privada, con total transparencia de operaciones y controles anticorrupción, mejores serán las condiciones para continuar la lucha efectiva en el campo político. Por el contrario, un cruce hacia la radicalización solo conducirá al peor escenario de iranización económica y política del país.