El octogenario Majín Gómez -patriarca de una numerosa familia cuya finca se levanta al oeste de la cuenca del Canal de Panamá- es consciente de lo que puede hacer por el futuro de una ruta interoceánica clave para el comercio mundial y que depende de los afluentes de agua dulce para sus operaciones.
Su finca La Prometida es una de las más sobresalientes y diversas en la comunidad de Las Gaitas, en Capira. Está ubicada a dos horas al oeste de la Ciudad de Panamá y se beneficia de los programas que impulsa el Canal de Panamá para una agricultura familiar sostenible, con el propósito de mejorar las condiciones de vida de los productores y a la vez dar impulso a la conservación de los bosques y los ríos que proveen de agua dulce para las operaciones de la ruta marítima por donde transita el 5 % del comercio mundial.
«Poco a poco, pero somos un apoyo, mire donde vamos cuidando la cuenca, sembrando el café para dar
más agua al Canal [de Panamá]», dijo a la Voz de América Gómez, quien a pesar de sus 80 años trabaja a la par de sus siete hijos. Además de café cultivan culantro, plátanos, mamoncillos, yuca y cocoteros que se convierten cada año en atracciones para los turistas que recorren la llamada «ruta del café».
El Canal de Panamá en el último año tuvo que reducir a niveles históricos los tránsitos diarios -de 36 en tiempos normales a solo 24- debido a la falta de agua a raíz de la sequía. Además debió bajar el calado permitido a los barcos que utilizan la ruta, a fin de garantizar el agua para el consumo humano, del que dependen un poco más de la mitad de los 4,5 millones de panameños.
Y aunque con la llegada de las lluvias el Canal de Panamá volvió a la normalidad, siguen en pie medidas como el ahorro de agua en sus operaciones, la búsqueda de nuevas alternativas para obtener agua
dulce a largo plazo, incluyendo la construcción de un embalse de múltiples propósitos.
Gómez no es el único que se ha unido a estos esfuerzos de conjunto con las autoridades del Canal de Panamá. Más de 450 familias de productores agrícolas y dueños de fincas de esta zona producen café y otros cultivos para sostenerse y a la vez participan de los programas del Canal de Panamá con la intención de generar un impacto positivo en la gestión socio-ambiental de su comunidad.
El aporte de estas familias ha consistido en convertir sus cultivos de café Robusta en negocios rentables a través de una agricultura eco-amigable. Artesanías y una buena taza de café completan la oferta de una comunidad que se empeña también en figurar como un atractivo turístico a partir de la muestra de sus producciones.
La conservación de la cuenca es crucial para el Canal de Panamá, el paso marítimo de 80 kilómetros que une el Pacífico y el Atlántico, en momentos en que se trazan estrategias para hacerle frente a los desafíos del cambio climático expresada en menos lluvias y sequías más frecuentes.
Una apuesta por la sostenibilidad
En este contexto, el creciente desarrollo de los bosques del café de bajura o café Robusta ha adquirido un nuevo interés, con el impulso de programas sostenibles en una apuesta por dejar atrás definitivamente los tiempos en los que área de la cuenca oeste del Canal de Panamá lucía deteriorada por la quema persistente de árboles y la producción del grano se limitaba al consumo entre sus comunidades.
Raúl Martínez, gerente de la división de sostenibilidad socioambiental del Canal de Panamá dijo que programas implementados en los últimos 10 años han permitido un cambio de mentalidad en unas 4.500 hectáreas.
Explicó, por ejemplo, que la entrega de títulos de propiedad reforzó el sentido de pertenencia y muchas de las fincas de producción con plantaciones calificadas de «muy básica» pasaron a la categoría de «prósperas».
«Nosotros hemos logrado que el campesino nos permita enseñarle a trabajar de una mejor manera y
producir para beneficio de ellos, y en consecuencia también ayudan al Canal [de Panamá] a la conservación en este
momento tan crítico en el tema del acceso al agua, por eso estos proyectos son tan importantes para
mitigar los efectos del cambio climático», afirmó Martínez.
En los últimos 20 años -expresó el gerente- en virtud de todos esos esfuerzos combinados entre el Canal [de Panamá] y las familias han logrado recuperar la cobertura boscosa de la región de «manera impresionante».
«Aquí se da un proceso de regeneración o generación de bosque», expuso al destacar que cerca de 2.300 familias
se benefician de la producción cafetalera en la zona.
El plan del Canal de Panamá también ofrece mayores garantías al productor con la entrega de crédito, apuntó Martínez.
El plan para la titulación de tierras comenzó en el 2002 con el trabajo social de conjunto con
la Autoridad Nacional de Tierras. Hoy día, en la región occidental de la cuenca, que ocupa las
provincias de Colón, Panamá y Panamá Oeste, se han titulado más de 200.000 hectáreas de terrenos
privados, beneficiando a unas 60.800 personas.
De quemar tierras a producir abonos
Betzaida Gil, otra beneficiaria del proyecto de agricultura familiar sostenible del Canal de Panamá,
mostró a reporteros sus cultivos de hortalizas, yuca, plátanos, caña de azúcar y su producción avícola. Esto le permite a ella y a su familia consumir lo que necesitan y comercializar cerca del 25 % de la producción.
«Antes nosotros quemábamos la tierra, porque pensábamos que era lo mejor, ahora sabemos que eso
destruye nuestra propiedad, con la ayuda de los técnicos del Canal [de Panamá] hasta producimos nuestro propio
abono», dijo Gil. «Ahora aquí todo es orgánico y ya no solo vendemos a la misma gente de la comunidad, ahora los clientes son muchos más», agregó entre cultivos y gallinas ponedoras.
«El Canal nos ayuda con sus técnicos, y nosotros le ayudamos al Canal para reforestar la cuenca», agrega
la mujer que se cubre con un sombrero el sol ardiente de Panamá.
«Cuencafé»
Otro de los proyectos más exitosos relacionados con los programas de conservación es el
que lidera la Asociación de Caficultores de las subcuencas de los ríos Cirí Grande y Trinidad del Canal de Panamá (ACACPA). Lo intengran 23 productores, quienes han logrado establecer su propia marca de café conocido como «Cuencafé».
Este grupo de cafetaleros se ha recibido capacitaciones con productores del grano especial Geisha de Chiriquí, que ha alcanzado precios récord a nivel mundial y participado en ferias fuera del país para adquirir experiencias.
Si bien la marca todavía no llega a los mercados panameños, ya tiene su registro sanitario que les permite vender a clientes para mezclas y el propio Canal de Panamá lo ofrece a sus visitantes.
Desde el 2018 estos productores tienen su propia planta de procesamiento, selección, tueste, molido y
empaque del café.
«Tenemos la esperanza que pronto vamos a poder ir a los supermercados donde cualquier persona
podrá comprar Cuencafé. Estamos contentos de poder contribuir con el trabajo para garantizar
agua para nuestro Canal, y contar con el mejor café Robusta que se produce en Panamá», afirmó Dionisio Delgado,
presidente de la organización que reúne a 20 familias.
Un Programa de Incentivos Económicos Ambientales también promueve la protección de los territorios
dentro de la cuenca, al tiempo que incentiva la implementación de mejores prácticas de producción.
En virtud de este programa, unas 16.485 personas de diferentes comunidades han implementado la reforestación para la conservación, agroforestería, sistema silvopastoril, enriquecimiento de matorrales, agricultura comercial, restauración de cursos de agua y control de erosión.
El agricultor Roberto Gómez -por ejemplo- mostró a reporteros su terreno que es parte del programa de protección de bosque, un acuerdo con el Canal de Panamá que compromete al dueño de la finca a mantener los bosques y
desarrollar actividades que no perjudiquen la cobertura boscosa y a su vez asegure los aportes naturales al suelo y ríos.
Para este programa el Canal de Panamá ha invertido desde el 2009 más de 41 millones de dólares en concepto de pago por servicios de protección ambiental y han sido protegidas 17.628 hectáreas.
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