
Los recortes de Usaid amenazan con socavar los objetivos de desarrollo y el proceso de paz en la región menos desarrollada de Colombia, dicen funcionarios gubernamentales, trabajadores de ONG y líderes comunitarios.
El departamento del Chocó, el más empobrecido de Colombia, recibió entre 50% y 70% de la financiación humanitaria de Usaid, según funcionarios. La suspensión ha cerrado múltiples programas y ha desorganizado muchos otros.
Roberto (no es su nombre real) trabajó en un programa financiado por Usaid en Chocó. Contó a Latin America Reports que el 24 de enero, él y sus colegas recibieron un correo electrónico ordenándoles suspender todas sus actividades. En las semanas siguientes, casi todo el personal, menos 10%, fue despedido.
El cierre de los programas de Usaid afectó una amplia gama de iniciativas relacionadas con la implementación del acuerdo de paz de las FARC de 2016, la atención médica, la educación, el género y los derechos LGBTQ+, y más.
“Estamos muy, muy preocupados por el hecho de que ya no podemos contar con la cooperación internacional, específicamente con USAID, para el financiamiento de proyectos y programas, algo que nos ha permitido avanzar un poquito más”, afirmó Yimy Leiter Aguilar Mosquera, secretario de Desarrollo Económico del Chocó.

Yimy Leiter Aguilar Mosquera, secretario de Desarrollo Económico del Chocó. Foto: Alfie Pannell
Alrededor de 67,7% de la población del Chocó vive en pobreza relativa, en gran medida debido a la falta de presencia e inversión del Estado en el departamento predominantemente rural.
Esta región rica en recursos, hogar de extensos depósitos de oro y cobre, también está ubicada estratégicamente en las costas del Pacífico y del Atlántico, lo que la convierte en un lugar privilegiado para las economías ilícitas, incluido el tráfico de cocaína.
La competencia por el control de recursos y geografías ha generado un prolongado conflicto armado. Como resultado, el Chocó registró el mayor número de desplazados de todas las regiones de Colombia el año pasado.
Durante años, Usaid ha sido un socio clave en la solución de problemas relacionados con el subdesarrollo y el conflicto armado.
“Usaid está presente en casi todos los programas y proyectos del departamento del Chocó. Donde quiera que vayas, verás el logotipo de Usaid”, dijo Leiter.
Jaison Mosquera Sánchez, alcalde de Istmina, ciudad del conflictivo municipio de San Juan en Chocó, advierte que los recortes tendrán un impacto significativo en la zona de conflicto.
Hizo un llamamiento al presidente Donald Trump y a la comunidad internacional para que intervengan para ayudar a su ciudad.
“Hacemos un llamado a los organismos internacionales, al presidente de Estados Unidos, a todas las personas que nos están ayudando, que… necesitamos ese apoyo de ellos, necesitamos esa asistencia”, dijo Mosquera a Latin America Reports.
Los funcionarios han estado buscando fuentes de financiación alternativas, de organizaciones internacionales y otros países. Pero son pesimistas respecto de que algún donante pueda llenar el enorme vacío dejado por el congelamiento estadounidense.
“No veo quién pueda aportar el volumen. Muchas agencias deben estar presentes, muchos países están presentes en el Chocó, pero no con la magnitud de las operaciones de Usaid”, dijo Roberto.
Original en inglés en Latin American Reports. Versión en castellano para El Nacional por Alfie Pannell.
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