Tanto los gobiernos democráticos de izquierda como los de centro y derecha van a pagar buena parte de los costos que se generen como consecuencia de la actual crisis migratoria venezolana. Esa es razón suficiente para que Lula y Petro hagan los mayores esfuerzos a fin de que Nicolás Maduro acepte una salida democrática, que necesariamente deberá estar acompañada del compromiso de que ni él ni los suyos serán agredidos o enjuiciados por el nuevo régimen.
Debemos insistir en lo últimamente señalado porque la solución nunca podrá alcanzarse a golpes y porrazos. Siempre habrá que recordar que la mayoría del pueblo venezolano fue la que llevó a Hugo Chávez Frías y a Nicolás Maduro Moros a las posiciones que hasta ahora han ostentado después de vencer a la democracia venezolana, esa misma que estuvo representada por figuras como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campíns, Jaime Lusinchi y Ramón J. Velázquez y que, con todos los cuestionamientos que se les quiera hacer, está muy por encima de los dos “revolucionarios” de nuestros actuales tormentos.
Lo más triste de la actual coyuntura es que la salida de venezolanos a otros países de la región se sigue incrementando como consecuencia del empobrecimiento brutal e imparable del pueblo venezolano. ¿Qué podemos hacer entonces? La respuesta es sólo una: los que acá nos quedemos debemos mantenernos firmes en nuestra lucha. No serán pocos los que, con el transcurso de los meses, “tiren la toalla” y abandonen el país; ello es inevitable. Pero salgan sapos, salgan ranas, los que acá perseveren mantendrán su posición luchadora, aun cuando una buena parte de la misma sea de bajo perfil. Ello es lo que se impone cuando no somos parte de ningún tipo de lucha armada. Corresponderá a nuestro sector militar democrático y a los demócratas de postura aguerrida llevar a cabo el tipo de confrontación para la que sí están preparados. Es por ello fundamental tener presente el popular refrán que aconseja: “zapatero a tus zapatos”.
Lo cierto es que, de uno u otro modo, todos quienes se identifiquen con uno u otro grupo político van a ser impactados. Eso es lo que siempre ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad. Mientras tanto, Edmundo González Urrutia cumplirá con sus gestiones en España y otros países del mundo democrático, y María Corina Machado hará lo que le corresponde desde Venezuela. Eso sí, la acción de ambos se mantendrá incólume hasta el final.
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