Desde que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la intención de vender la empresa petroquímica Monómeros Colombo Venezolanos S.A, compañía que le perteneció a ambos países durante 39 años, se ha abierto un debate sobre la afectación que la operación, encomendada al ministro del poder popular Alex Saab, podría tener sobre la economía colombiana.
Monómeros, que actualmente representa casi 30% de la producción de fertilizantes en el país y que abastece al 80% del campesinado colombiano, fue creada en 1967 por el Instituto Venezolano de Petroquímica y por las colombianas Ecopetrol y el extinto Ifi (Instituto de Fomento Industrial), con el apoyo posterior de la firma holandesa Stamicarbon.
La venta de las acciones colombianas
En el año 2006 el gobierno colombiano, para ese entonces con el presidente Álvaro Uribe Vélez, vendió todas las acciones que tenía en Monómeros a la Petroquímica de Venezuela (Pequiven), que pertenece al gobierno del difunto presidente Hugo Chávez Frías. La operación en ese momento le representó a Colombia una ganancia de 125.504 millones de pesos.
En los últimos 18 años la compañía ha continuado operando en su domicilio principal, en Barranquilla, con fuertes virajes de carácter político como cuando su control fue asumido, en 2019, por el dirigente venezolano Juan Guaidó, por disposición del presidente colombiano Iván Duque, que bloqueó la llegada de directivos asociados al régimen de Nicolás Maduro tras la ruptura de relaciones entre ambos países. En septiembre de 2022, la Superintendencia de Sociedades del gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego le retornó al gobierno bolivariano el control de la empresa.
Producto de esta venta accionaria, registrada en 2006, algunos actores consideran que el reclamo que el pasado fin de semana elevó el presidente de la República Gustavo Petro, oponiéndose a la venta y a la «privatización» de Monómeros, no tendría mayor incidencia en la economía nacional. Según el presidente, la privatización y venta de Monómeros «implicará el encarecimiento de los productos primarios agrícolas en nuestros países. Además, obligará a nuestros campesinos y campesinas a depender de productos extranjeros y del precio de insumos agrícolas del mercado internacional”.
La evaluación de varios gobiernos sobre la adquisición de Monómeros
El economista y exministro de minas Amylkar Acosta advierte que «el pecado original» de Colombia con Monómeros estuvo en la venta de sus acciones. «Colombia es hoy en día un cliente más de Monómeros, que la provee de fertilizantes. El entonces ministro de Hacienda José Antonio Ocampo planteó la posibilidad de comprarla, pero su efímero paso por esa cartera no le dio el tiempo necesario para concretar esa operación, que se abandonó con su retiro», expresó.
La intención de venta planteada por Ocampo la confirmó en marzo de 2023 el entonces embajador de Colombia en Caracas Armando Benedetti. «Queremos comprarla, pero estamos a la espera del nuevo presidente de Ecopetrol, creemos que esa empresa, bien dirigida, puede ser más rentable que la misma Ecopetrol«, expresó en su momento el embajador. Fuentes le confirmaron extraoficialmente a El Tiempo que, en efecto, la negociación que también impulsó Benedetti, se cayó.
El exministro de Agricultura y exintegrante de la junta directiva de Ecopetrol entre los años 2017 y 2022, Carlos Gustavo Cano, expresó en diálogo con EL TIEMPO que en su época también se analizó la posibilidad de adquirir Monómeros.
«Monómeros históricamente fue muy importante. Pero luego de la venta de Monómeros a Venezuela, en el caso de Ecopetrol, cuando yo estaba en la junta tuvimos oportunidad de analizar esa empresa para verificar si siquiera tenía sentido para adquirirla. Encontramos que era una empresa inviable, desastrosa, muy mal manejada. De modo que si se vende Monómeros, en mi opinión personal, el impacto sobre Colombia sería mínimo. Las fuentes de abastecimiento de lo que significaba Monómeros ya están suplidas con otras fuentes. De modo que tendría un impacto minúsculo para la economía nacional», añadió Cano.
«Simplemente se nos sugirió analizar la conveniencia de una decisión y el resultado que tuvimos es que hubiera sido una pésima decisión, era una empresa muy mal manejada y deteriorada que no era viable», agregó Cano.
La afectación sobre Colombia
El exministro Amylkar Acosta explica que una eventual venta de la compañía de fertilizantes sólo afectaría al país si se llegan a reanudar las sanciones que impuso contra la compañía en 2017 el primer gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos, a través de la Oficina para el Control de Bienes y Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC). Las sanciones se han flexibilizado, por disposición del gobierno saliente de Joe Biden, y se encuentran suspendidas hasta junio de 2025. Pero las cosas podrían cambiar con el inicio del segundo mandato de Trump y la incertidumbre política en torno a la posesión del presidente electo de Venezuela Edmundo González.
«A Colombia solo la afectaría que la reanudación de la sanción afecte la operación de la empresa, porque ello la obligaría a importar los fertilizantes que hoy le suministra Monómeros, muy seguramente a precios más altos, al tiempo que se pondría en riesgo la estabilidad de 1.600 empleados«, agregó Acosta en un pronunciamiento enviado a EL TIEMPO.
Acosta señala que la eventual reactivación de la sanción también dependerá de la revisión de una operación presuntamente sospechosa de Monómeros por $136.000 millones de pesos con Pequiven, filial de PDVSA, que aparece en la lista Clinton.
«Si se privatiza o no Monómeros es una decisión que está en manos de Maduro, la oposición del Presidente Petro es solo un saludo a la bandera y no es cierto que si se privatiza se van a encarecer los fertilizantes», agregó Acosta.
Otras voces que advierten preocupación
Por su parte, el diputado venezolano José Luis Pirela, director del movimiento Venezuela Independiente, advierte que «quien adquiera la empresa Monómeros estaría comprando un problema, se convierte inmediatamente en cómplice de un régimen dictatorial».
«Vale la pena preguntarse ¿quién está dispuesto a comprarle a la Empresa Pequiven sancionada por la Ofac?, ningún grupo económico solvente se arriesgaría a pagar esas consecuencias», agregó en un comunicado.
Fuentes que piden no ser citadas le advirtieron a El Tiempo que, como se estima que Trump no flexibilizará más las sanciones, lo mejor para Venezuela es vender la empresa que constituye el segundo activo que tiene el régimen en el exterior.
«Monómeros no podría comprar materias primas en el exterior, pues recibe úrea de Venezuela de Pequiven. Hay una gran deuda por concepto de Urea por 60 millones de dólares. Sin licencia Ofac no tendrían cómo comprar en el exterior», expresó la fuente.
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