En la «conducta criminal» de algunos editores venezolanos, deja mucho que desear. Tal es el caso, por ejemplo, de un obeso y deteriorado pseudoperiodista, quien se autoerigió como guardián de la llamada revolución chavista y todas las semanas pretende dictar cátedra de moral y buenas costumbres, cuando en realidad es un agente del chavismo sin moral y mucho menos buenos principios.
Hablamos de Miguel Salazar, quien fue un referente importante en la llamada «cuarta republica», y lo sigue siendo, del periodismo de investigación en Venezuela.
El periodista Miguel Salazar, se ha convertido en el mejor hombre de la revolución bolivariana para terminar de enterrarla, ha montado una estructura comunicacional (su semanario y Canal I) dentro del gobierno bolivariano para atacar a sus enemigos políticos. Primero ha ido por las cabezas de críticos de la revolución: Giordani, Navarro, Evans, Ana Elisa, Silva, Cliver, y otros más. Después, por la oposición en la cabeza de Ramos Allup, y los llamados bolichicos.
El error de quien llegó a resultar electo como diputado radical fue enfrentarse a un poderoso magnate de “la revolución” – hoy prófugo de la justicia venezolana – quien gastó inmensas cantidades de dinero para investigar su oscuro pasado, descubriendo prácticamente una adicción en relaciones sentimentales y sexuales extramaritales con menorcitas de edad.
Para el año 2017 el periodista Miguel Antonio Salazar Rondón, director del semanario «Las Verdades de Miguel», se postuló para optar por un curul en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), de acuerdo con los datos aportados por el ente comicial, Salazar Rondón, quien asegura que escribe «verdades sin importar quiénes desde el poder pretendan callarme», por iniciativa propia.
VE LA PAJA EN EL OJO AJENO, Y NO VE LA VIGA EN EL SUYO
Salazar es reconocido por ser un «justiciero», acusando y destapando escándalos tanto del chavismo como de la oposición, en marzo de este año acusó al conductor del programa Zurda Konducta, de estar presuntamente vinculado a Hugbel Roa, exdiputado a la Asamblea Nacional electa en 2020, en los delitos de corrupción descubiertos en Petróleos de Venezuela, destapando otro de los grandes escándalos de corrupción.
El gobernador del estado Carabobo, Rafel Lacava, y el periodista de política, Miguel Salazar, también protagonizaron un toma y dame a través de las redes sociales donde destacaron los insultos entre ellos.
Rafael Lacava llamó “gordo baboso” a Miguel Salazar por rumores sobre supuesto salto de talanquera y este lo acusó de ingerir “sustancias extrañas”.
Actualmente, ese mismo caballero convive con una de sus víctimas en un país centroamericano. Por esas ironías de la vida, el protagonista de nuestro estudio fue durante mucho tiempo patrocinado por el magnate que hurgó en lo más profundo del editor oriundo de Upata.
Pero mayor sorpresa para nosotros, fue cuando descubrimos que el mentado editor protagonizó también un oscuro incidente por repetidos abusos sexuales en contra de una menor de edad, en La Guaira, Venezuela, y como no hay crimen perfecto, siempre queda alguna evidencia, prueba o testimonio, que en este caso logramos encontrar.
Los testimonios de los niños de ambos sexos en contra de Salazar es escalofriante, pero que se quedan en silencio por temor a represalias, en nuestra investigación notamos un conducta dominante, y es la de la «pedofilia» que practica el editor y defensor del chavismo, eso si solo defiende a quien le conviene.
Pareciera que una condición sine qua non para ser editor de ese tipo de publicaciones impresas en Venezuela, es haber abusado sexualmente de menores de edad, rendir culto a la conducta de connotados criminales desaparecidos y/o presentarse como candidato o dirigente político para, mesiánicamente, «salvar» a la patria que los vio nacer.
También nos enteramos una vez más que su vida íntima está marcada por desamores, traiciones, infidelidades, tríos, poliamor y – además de violencia sexual contra menores de edad -, amantes masculinos.
Quien lo ve como un apóstol, desgarrándose las vestiduras a través de su programa de televisión que retransmite en YouTube, no podría creer que se trata de la misma persona. No sabemos si su apariencia de sapo lo ha llevado a tal o a tales complejos personales, que para sentirse amado, ha incurrido en una serie de barbaridades.