Las probabilidades de las personas de COVID prolongado parecen estar disminuyendo con la llegada de nuevas variantes del virus, junto con las infecciones repetidas y las vacunas, muestra una investigación reciente.
Eso sugiere que las probabilidades de una persona promedio de desarrollar síntomas a largo plazo están disminuyendo con el tiempo, concluyó un equipo de Alemania.
«Aunque la causa de la afección post-COVID-19 todavía no se comprende del todo, las perspectivas para el futuro de todos los que aún no han desarrollado post-COVID-19 son positivas», concluyó el autor principal del estudio, el Dr. André Karch, de la Universidad de Münster.
Su equipo basó sus hallazgos en una encuesta de casi 110,000 alemanes, realizada en el otoño de 2022. Se preguntó a las personas si habían experimentado (y cuándo) COVID prolongado, incluidos síntomas como agotamiento físico, problemas cardiovasculares y deterioro cognitivo.
Según la Organización Mundial de la Salud, el COVID prolongado implica síntomas nuevos o persistentes que ocurren dentro de los tres meses posteriores a una infección que no pueden explicarse por otras causas.
En el momento de la encuesta en línea, más del 80 por ciento de los encuestados dijeron que ya habían recibido tres o más vacunas contra COVID y el 60 por ciento dijeron que ya se habían infectado con la enfermedad.
Alrededor de un tercio (un 35 por ciento) de los que dijeron que habían tenido COVID-19 dijeron que también habían experimentado al menos un síntoma persistente entre cuatro y 12 meses después de su infección, apuntaron los investigadores.
Entre este subgrupo, una cuarta parte dijo que tenía nueve o más síntomas comúnmente relacionados con COVID prolongado. Sin embargo, hubo algunas tendencias alentadoras a largo plazo.
En primer lugar, las tasas de COVID prolongado fueron más bajas entre las personas que se habían infectado con la última variante de COVID, ómicron, encontró el equipo.
Las tasas de COVID prolongado fueron más altas entre los infectados con la variante más temprana (de «tipo salvaje») que circulaba a finales de 2020, la variante Alfa que circulaba a principios de 2021, o la variante Delta que dominó entre julio y diciembre de 2021, encontró el estudio.
«Como indica nuestro análisis, la variante del virus tiene un impacto en el riesgo de afección posterior a la COVID-19», señaló el autor principal del estudio, el Dr. Rafael Mikolajczyk. Dirige el Instituto de Epidemiología Médica, Biometría e Informática de la Universidad de Medicina de Halle.
«El riesgo parece reducirse con las nuevas variantes del virus», explicó en un comunicado de prensa de Halle y la Cohorte Nacional Alemana. «Una infección por ómicron se asoció con una frecuencia sustancialmente menor con la afección posterior a la COVID-19 que las variantes anteriores del virus».
Quizás contradictoriamente, las probabilidades de una persona de COVID prolongado también parecían disminuir cuantas más veces se habían infectado.
«Los que no desarrollaron una afección post-COVID-19 tras una infección y se infectaron de nuevo tenían un riesgo más bajo de afección post-COVID-19 que las personas que se infectaron por primera vez», anotó Mikolajczyk.
Vacunarse contra la COVID por cuarta vez también pareció reducir las probabilidades de una persona de contraer COVID prolongado.
Esto puede deberse a que la vacunación repetida reduce las probabilidades de que el caso de COVID-19 de una persona sea grave.
Entonces, incluso si «las vacunas anteriores no protegieron directamente contra la afección posterior a COVID-19, se puede suponer una protección indirecta» con el tiempo, dijo Mikolajczyk. «Esto se debe a que, según los datos disponibles actualmente, los vacunados tenían una menor probabilidad de desarrollar infecciones sintomáticas por coronavirus o sufrir una infección grave».
Se ha observado en investigaciones anteriores que las probabilidades de que una persona padezca COVID prolongado aumentan junto con la gravedad de su infección inicial.
Por último, el tiempo transcurrido entre una vacuna contra COVID y la aparición de un nuevo caso de COVID-19 pareció importar, en términos de la probabilidad de desarrollar COVID persistente.
Específicamente, el equipo alemán encontró que «si una infección con el coronavirus ocurrió dentro de los tres meses posteriores a la vacunación, los participantes eran más propensos a reportar una afección posterior a COVID-19 que las personas que tuvieron la infección en un intervalo más largo desde la vacunación», según el comunicado de prensa.
Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista Journal of Infection.
En general, las probabilidades de las personas de desarrollar COVID prolongado podrían estar disminuyendo con el tiempo, «dada la reducción del riesgo resultante de las infecciones con ómicron y la reducción masiva del riesgo para los que ya habían tenido una infección con el SARS-CoV-2 que no fue seguida por síntomas posteriores a COVID-19», dijo Karch.
«Nuestros resultados están en línea con el hecho de que la incidencia de la afección post-COVID-19, como se observó el invierno pasado, está disminuyendo sustancialmente», añadió.
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