Poemario ¨Las Horas Negras¨ – Raquel Markus Finckler || Fotografía: Annette Perozo
La mañana del pasado domingo 21 de enero, la periodista y poeta venezolana, Raquel Markus – Finckler realizó, en el Museo del Libro Venezolano, la presentación de su tercer poemario titulado, “Las Horas Negras”.
Por Douglas Valle || Lapatilla.com || Fotografías de Annette Perozo
Motivada por la necesidad de testimoniar los hechos de la historia, la poeta se desnuda entre sus letras para darle cara y voz a los seis millones (o más) de víctimas del holocausto y a sus sobrevivientes.
Entre los ponentes se encontraban Miguel Osers, miembro de la segunda generación de sobrevivientes del holocausto; Néstor Garrido, escritor y periodista; Samantha Markus – Finckler, hija de la poeta Raquel Markus, quien también es autora de los poemarios “Escribir para existir” y “Donde reside la belleza”, y María Ramírez Delgado, en representación del Museo.
En su recital y presentación del poemario, Markus generó un sinfín de emociones entre los presentes, un público que se mostró muy conmovido ante lo que escuchaban y en el cual destacaban representantes del mundo cultural venezolano, como fueron: Javier, Julie y Jan Vidal, dramaturgos y figuras públicas; en representación del Espacio Anna Frank: Anita Figa, Eduardo Calderón y Juan P. Cana; por el Círculo de Escritores de Venezuela, Carmen Cristina Wolf, Farah Cisneros y Gisela Cappellin; la escritora Martha Rosenthal, la actriz, Sandra Yajure y artista plástico, Eduardo Agelvis.
Raquel Markus – Finckler y Samantha Finckler Markus junto a Javier Vidal y Julie Restifo || Fotografía: Annette Perozo
La portada estuvo a cargo de Judith Osers Muller, muestra una foto ilustrativa de la abuela de Raquel Markus, y tiene detalles que de cierta manera están ocultos, pero que resultan bien significativos, como un reloj, lágrimas, el color amarillo y negro, además de puntualizar cifras que contextualizan el poemario. Un prólogo del destacado abogado, poeta y escritor, Jesús Peñalver; también se puede encontrar reseñas literarias del embajador Milos Alcalay, presidente de Espacio Anna Frank, del periodista y poeta, José Pulido y del profesor, escritor y poeta, Rafael Rattia.
La autora de “Las horas negras” es parte de la tercera generación del Holocausto cuando a sus 15 años empezó a escuchar las vivencias de su abuela, desde entonces ha tratado darle nombre a las cifras de los millones de judíos afectados a través de su voz y su escritura. Es poder recordar a las víctimas y asimismo, evitar que existan unas nuevas en el presente.
De derecha a izquierda: Néstor Garrido, Raquel Markus – Finckler, Samantha Finckler Markus, María Ramirez Delgado y Miguel Osers || Fotografía: Annette Perozo
Por su parte, este 2024 augura un año comprometedor a la ganadora de diversos premios, Raquel Markus donde inició este 21 de enero, además de abrir la semana conmemorativa de las víctimas del holocausto que se realiza el 27 de enero de cada año.
Poema titulado, NADA (Las Horas Negras)
NADA
De Raquel Markus – Finckler
Se construyeron monolitos de cemento
y tumbas simbólicas sin nombres ni apellidos.
Se erigieron museos dedicados al horror
y monumentos que impresionan por su arte.
Se colocaron zapatos de bronce frente a un río.
Se amontonaron pilas de maletas que no llegaron a destino.
Se revelaron fotografías que retratan cuerpos famélicos y agotados.
Se sacaron publicaciones que cuentan y muestran lo que nunca debió ocurrir.
Se proyectaron películas que conmueven hasta las lágrimas.
Hubo algunos juicios y algunas sentencias.
Los testimonios quedaron grabados, editados y resguardados…
Todo para llenar el vacío de la nada…
con algo,
con todo,
con poco.
Pues no hay forma de llenar el vacío de la muerte…
El vacío de seis millones de muertes.
De seis millones de nada.
Nada, así como suena.
Nada en singular.
La nada no se puede conjugar en plural.
La nada es única y eterna.
La nada es indivisible e inevitable.
No hay seis millones de nada.
Hay una sola y absoluta nada.
Y nada de lo que hacemos puede llenar el vacío que nos dejaron.
Nada quedó de mi familia paterna.
Nada del pueblo donde nació mi abuela.
Nada de mi tía abuela ardiendo en una hoguera.
Nada del primogénito que no pudo ser enterrado
y que murió de hambre con menos de un año de nacido.
Nada de recuerdos.
No hay retratos heredados ni manuscritos
con firmas añejas que me conecten al pasado.
No hay libros ni joyas en mi legado…
Y son pocas las historias que me quedan..
Nada es la respuesta a la pregunta que no llegué a formular.
Nada es la excusa que no alcanza para nadie.
Tratamos de llenar la nada que nos dejó la muerte,
pero no alcanzamos, no abarcamos, no entendemos…
Pero lo que más temo no es la nada que ellos nos dejaron
como herencia a su paso por Europa…
Lo que más temo es que parece
que este mundo bruto, sordo y ciego
no ha aprendido…
NADA
no ha entendido…
NADA.
Raquel Markus – Finckler y Samantha Finckler junto a una frase tomada del poemario “Las horas negras” || Fotografía: Annette Perozo
“Este es un deber que tenía con mi pasado, una deuda que saldo con mi presente y también una promesa para el futuro… pues todos merecemos vivir en un mundo mejor, un mundo en el que no sea necesario que alguien como yo necesite desesperadamente, apasionadamente, demandantemente escribir sobre Las Horas Negras” finalizó la poeta además de agradecer a los asistentes.