Se muestran un barco y un camión destruidos cerca del puerto de la ciudad de Suzu, prefectura de Ishikawa, afectada por el desastre, el 11 de enero de 2024, después de que un gran terremoto de magnitud 7,5 sacudiera la región de Noto en la prefectura de Ishikawa el día de Año Nuevo. – La sacudida de magnitud 7,5 del día de Año Nuevo y sus poderosas réplicas mataron al menos a 213 personas en la región central de Ishikawa, derribaron casas, destruyeron infraestructuras y dejaron a miles sin electricidad. (Foto de JIJI Press / AFP) / Japón FUERA / JAPÓN FUERA
El fuerte terremoto que golpeó Japón el pasado 1 de enero fue causado por el movimiento de un conjunto de fallas que llevaban dormidas entre 3.000 y 4.000 años, según un estudio geológico desarrollado a raíz del seísmo.
El sismólogo Shinji Toda, de la Universidad de Tohoku, explicó en un simposio celebrado esta semana que el deslizamiento de un cinturón de fallas de 100 kilómetros ubicado bajo la península de Noto y el mar de Japón dio lugar al devastador temblor, que según el último balance oficial de hoy ha dejado 213 fallecidos y 52 desaparecidos.
A medida que avanzan los días se conocen más detalles del seísmo, que según la Autoridad de Información Geoespacial japonesa (GSI) ha elevado cuatro metros el noroeste de la mencionada península de Noto, epicentro del terremoto de magnitud 7,6.
Energía capaz de causar tales elevaciones del suelo debió acumularse a lo largo de entre 3.000 y 4.000 años, según argumentan en un informe Toda y el científico del Servicio Geológico de Estados Unidos y cofundador de la ‘startup’ Temblor Ross Stein.
Ascendió a 92 el número de muertos y a 242 el de desaparecidos por el terremoto en Japón. (EFE/Franck Robichon)
La subida de la superficie provocó además que la costa avanzase unos 200 metros hacia el mar. La localidad de Wajima, una de las más castigadas, es el punto que registra el mayor avance, alcanzando los 240 metros.
La Asociación de Geógrafos Japoneses confirmó que, con la expansión de la costa, la península de Noto se ha ampliado un total de 4,4 kilómetros cuadrados.
Los investigadores de la Universidad de Tohoku también llevaron a cabo un estudio de campo de las viviendas de los municipios de Nanao y Anamizu, situados en la damnificada península.
Los resultados les permitieron ratificar que las construcciones alzadas antes de que se reforzaran los requisitos de resistencia a los terremotos en 1981 y 2000 habían demostrado ser vulnerables.
Japón es un país altamente preparado para este tipo de desastres, pero muchas de las estructuras y viviendas de las localidades de la zona del epicentro del terremoto, el vaciado Japón rural, son antiguas e incapaces de resistir a temblores de esta magnitud.
EFE