Nicolás Maduro. Foto: Cortesía
El año 2024 se perfila como un periodo crítico para Venezuela, donde la política, la diplomacia y las tensiones territoriales convergen en un escenario de incertidumbre. Con elecciones presidenciales en el horizonte, la falta de fecha y candidatos oficiales agrega un elemento adicional a la compleja situación que vive el país sudamericano.
Por Infobae
En las antípodas del calendario habitual, el escenario político se antoja tan complejo como decisivo. La mirada de la comunidad internacional y los ciudadanos venezolanos se fija en un punto crucial en el horizonte: las elecciones presidenciales previstas para el segundo semestre.
Este evento se erige en medio de una ardua travesía política, marcada por posibles intervenciones de la Corte Penal Internacional y las acrecentadas tensiones entre Caracas y Georgetown en torno al disputado territorio del Esequibo.
El panorama político
Hasta ahora, no se ha fijado una fecha para las elecciones presidenciales, y el ambiente político está marcado por la ambigüedad en torno a los posibles candidatos.
En las quinielas partidistas, se presupone que Nicolás Maduro buscará un tercer mandato bajo la bandera del chavismo. Sin embargo, las encuestas no le favorecen ya que apenas le otorgan un dígito en intención de voto y las tensiones internas dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) han generado incertidumbre.
En contraste, la dirigente opositora María Corina Machado, quien lidera la preferencia en las primarias opositoras con un abrumador 90% de respaldo popular, enfrenta la inhabilitación por parte del régimen, una situación que añade un elemento de incertidumbre al proceso electoral.
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