Los laboristas británicos se perfilaban este jueves como los ganadores de las elecciones generales del Reino Unido, según las encuestas a pie de urna, que indicaban una victoria arrasadora sobre los conservadores liderados por Rishi Sunak.
En ese escenario, el líder laborista, Keir Starmer se convertirá en el próximo primer ministro británico. Según el sondeo, los laboristas obtendrían 410 escaños en el Parlamento de 650, poniendo fin a 14 años de Gobierno conservador.
El sondeo pronosticó que el partido de Sunak solo obtendría 131 escaños, menos que los 346 de cuando se disolvió el Parlamento, ya que los votantes castigaron a los conservadores por una crisis del costo de la vida y años de inestabilidad y luchas internas que han visto a cinco primeros ministros diferentes desde 2016.
Los liberaldemócratas de centro capturarían 61 escaños, mientras que Reform UK del activista del Brexit Nigel Farage obtendría 13.
En las últimas seis elecciones nacionales, solo un sondeo a pie de urna se ha equivocado en el resultado: en 2015, cuando la encuesta predijo un Parlamento disputado, cuando en realidad los conservadores obtuvieron la mayoría. Los resultados oficiales se conocerán en las próximas horas.
Sunak sorprendió a Westminster y a muchos en su propio partido al convocar las elecciones antes de lo necesario en mayo, cuando los conservadores iban unos 20 puntos porcentuales por detrás de los laboristas en los sondeos de opinión.
Los conservadores esperaban que la diferencia se redujera, como ha ocurrido tradicionalmente en las elecciones británicas, pero una campaña bastante desastrosa no ayudó.
Sunak empezó mal el proceso, empapado por la lluvia fuera de Downing Street al anunciar la elección, antes de que asesores y candidatos conservadores se vieran envueltos en un escándalo de apuestas sospechosas sobre la fecha de las elecciones.
Si el sondeo a pie de urna está en lo correcto, será un giro increíble para los laboristas que, según sus críticos y partidarios, enfrentaban una crisis existencial hace sólo tres años, cuando perdieron un escaño parlamentario por una diferencia del 16 % frente a los conservadores, una rara victoria para un partido gobernante.
Sin embargo, una serie de escándalos -sobre todo las revelaciones sobre las fiestas en Downing Street durante el confinamiento por el COVID- minaron al entonces primer ministro Boris Johnson y en noviembre de 2021 la ventaja de los conservadores en las encuestas desapareció, después de haber sido más alta que incluso durante el Gobierno de Margaret Thatcher.
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