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Mientras el presidente electo Edmundo González Urrutia y María Corina Machado buscan el apoyo internacional de las democracias del mundo y minan la pretendida legitimidad del usurpador Nicolas Maduro, la oposición marginal y minoritaria se aleja de la mayoría liderada por María Corina Machado, para unirse a la tiranía y cohabitar con ella. Algunos de estos políticos de profesión, divorciándose de la obligación que tienen de ejercerla con dignidad y visión social, insisten en practicar la traición que junto a la corrupción resurge en estos momentos cruciales de nuestro proceso político, golpeando sin duda alguna la lucha por la recuperación de la democracia que tanto sacrifico ha costado. La traición, como lo dijo Platón en su obra La República, choca con la razón y el valor que “siempre se impondrán.” Las declaraciones y posiciones acomodadas de colaboracionistas que una vez contaron con el respaldo y el respeto de los venezolanos intentan fortalecer a la tiranía que busca su “normalización”, más hacia afuera que hacia adentro, para continuar el camino hacia la destrucción total del país, de la mano de los invasores extranjeros siempre presentes.
La traición va de la mano de la corrupción, ese flagelo que mina la sociedad y las instituciones, ese mal que desgasta los valores y las normas, las costumbres y los principios éticos, en fin, las normas que regulan el buen funcionamiento de la sociedad. La traición, asimilada a la corrupción, como decía también Platón en La Republica “surge de la falta de virtud y conocimiento del bien”. Y, continuando con el pensamiento del filósofo griego, pensando en estos traidores “si el poder cae en las manos de quienes persiguen beneficios personales, el estado degeneraría en tiranía.”
Los traidores de hoy, estos que profesan la libertad y la atacan, que condenan la corrupción y la usan, no valoran la virtud ni la sabiduría, buscando el poder aunque sea parcial y limitado, por perversos intereses materiales, ambiciones personales y egoísmos. En pocas palabras, estos colaboradores abandonan la lucha democrática, para unirse a la tiranía, despreciando el bien común.
Algunos interesados en desconocer el 28 de julio y el triunfo de Edmundo González y de María Corina Machado anuncian con la mayor desfachatez su apoyo a la “farsa electoral” que monta el régimen para el 27 de abril. Conservar espacios es la justificación, sabiendo todos que esos espacios son personales y nunca en favor de los intereses colectivos y que los mismos están limitados en el tiempo y en su forma cuando poco después que le atribuya el CNE los votos que le hacen “merecedor” del cargo y de la confianza provisional de la tiranía se designe el protector que neutralizará su “independencia” y controlará sus actos, garantía de la sumisión a la tiranía.
Es más vergonzoso que lamentable que algunos políticos que una vez tuvieron algún respaldo de los venezolanos se presten a esta farsa electoral y me refiero a Capriles, a Rosales y a otros que justifican la participación en “elecciones” sin cerrar la página del 28 de julio, el gran triunfo de los venezolanos y de su auténtico liderazgo. Saben, como todos, que los resultados están ya elaborados y que obtendrán una migaja política que les permitirá, eso sí, obtener sus beneficios personales.
Es el momento de decir las verdades y de las decisiones que esperan los venezolanos quienes reconocemos una sola dirigente política que se ha destacado por su sinceridad, su coherencia, su capacidad de lucha y sus valores morales. María Corina Machado cuenta con 85% de apoyo de los venezolanos, mientras que todos los que se autoproclaman dirigentes políticos, que no son más que profesionales de la política, representan dentro y fuera de la Plataforma Unitaria, apenas 3% del apoyo popular. Es decir, no tienen ninguna influencia, salvo la mediática que le facilita la tiranía para hacerlos copartícipes del “proceso de normalización” que requieren.
Es en definitiva el momento de separarse de esas minorías tóxicas y de luchar con los honestos y capaces, para poder salir de la tiranía o del grupo que controla el poder y que desde allí desestabiliza a la región y avanzar en un proceso de transición política que se base en la reconciliación nacional y en el progreso justo y equitativo.
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