Una investigación de dos años de France 24 encontró que cartuchos producidos por el fabricante de municiones franco-italiano Cheddite se utilizaron en Irán durante la violenta represión contra las protestas del movimiento «Mujer, Vida, Libertad» en 2022. La investigación revela cómo estos cartuchos están ampliamente disponibles en Irán, a pesar de las sanciones.
Hacia finales de 2022, las protestas se apoderaron de Irán por la muerte de Mahsa Amini cuando se encontraba bajo custodia de la llamada Policía de la Moral del país, tras ser detenida por llevar supuestamente el velo de forma indebida.
La respuesta del régimen a las movilizaciones fue brutal: las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes con munición real. Según la ONU, al menos 550 personas murieron en el transcurso de seis meses.
France 24 pudo comprobar, a través del análisis de los videos publicados en las redes sociales, el uso reiterado de escopetas por parte de las fuerzas de seguridad iraníes.
Las escopetas utilizan cartuchos que contienen perdigones metálicos o pequeñas bolas de plástico de distintos tamaños que se dispersan al dispararse y provocan daños generalizados a cualquier persona que se encuentre a su alcance.
Cuerpos acribillados con perdigones y personas que quedaron ciegas en la represión en Irán en 2022
En las decenas de fotografías de víctimas se pueden ver cuerpos perforados por docenas, a veces incluso por cientos, de perdigones. Otras perdieron un ojo, algunas incluso los dos.
Elahe Tavakolian, de 33 años, fue alcanzada en la cara por un disparo de escopeta por un miembro de las fuerzas de seguridad durante una protesta en el este de Irán el 21 de septiembre de 2022. Posteriormente, un cirujano le extrajo una bolita de plástico del ojo.
Un miembro del Basij, la milicia paramilitar utilizada por el régimen como herramienta clave de represión, aceptó hablar con France 24 de forma anónima:
Los miembros de mi unidad apuntan al pecho o a la cabeza para matar (…) Cuando disparas con perdigones de metal, el objetivo queda aniquilado. Si alcanzas a alguien, puedes cegarlo o paralizarlo. A corta distancia, puede ser mortal
Sima Moradbeigi, de 27 años, también resultó herida por un disparo de escopeta de un miembro de los servicios de seguridad también el 21 de octubre de 2022. Los médicos no pudieron extraerle los 200 perdigones de metal incrustados en el brazo.
Las fotografías y los testimonios de los testigos reunidos durante la investigación demuestran claramente el uso extenso de munición de caza en la represión violenta de los manifestantes.
Según Aymeric Elluin, responsable de defensa contra las armas de Amnistía Internacional: «Este tipo de munición letal nunca debería utilizarse contra los manifestantes. En algunos casos, el uso de esa fuerza podría equivaler a actos de tortura, lo cual está prohibido por el derecho internacional».
Cartuchos que llegaron a Irán fueron fabricados en la Unión Europea
Para saber más sobre las armas y municiones utilizadas contra los manifestantes, France 24 publicó un tuit en el que pedía a los iraníes: «Si tienes fotos de balas o cartuchos utilizados por las fuerzas de seguridad, puedes enviarlas por Telegram o WhatsApp».
La publicación se volvió viral rápidamente y pronto aparecieron cientos de respuestas, muchas de ellas con fotos que mostraban cartuchos de caza.
Las imágenes enviadas a Los Observadores de France 24 en octubre y noviembre de 2022 muestran cartuchos de escopeta recuperados de las protestas en Irán.
Entre las imágenes recibidas, algunas se destacaron: mostraban el logotipo de Cheddite, una conocida marca franco-italiana. Otras estaban marcadas con cuatro estrellas seguidas del número 12. Un experto en balística certificado por los tribunales franceses confirmó que Cheddite es el único fabricante conocido que utiliza el logotipo *12*12*12*12.
Después de realizar una verificación cruzada, pudimos documentar la presencia de estos cartuchos en ocho ciudades de Irán.
Se recuperaron 13 cartuchos de escopeta de la marca Cheddite en ocho ciudades iraníes diferentes durante las protestas entre septiembre y noviembre de 2022.
La pregunta es: ¿cómo cartuchos de escopeta fabricados en la UE acabaron utilizándose para reprimir las protestas en Irán?
Cheddite se niega a dar respuestas
Cheddite, propiedad del grupo francés Sofisport, es uno de los principales productores mundiales de cartuchos para escopetas. Los cartuchos que llevan el logotipo de esa firma se fabrican en dos lugares: en Bourg-les-Valence, Francia, y cerca de Livorno, Italia.
Tras los primeros hallazgos, en 2022, France 24 intentó ponerse en contacto con la dirección de Cheddite y su empresa matriz, Sofisport, incluido el director general del grupo, Gilles Roccia. Las solicitudes, enviadas por correo electrónico, llamadas telefónicas e incluso visitas en persona a la sede del grupo en París, fueron rechazadas sistemáticamente.
Cuando se llamó a las oficinas de Cheddite SRL, la filial italiana de la empresa, este medio habló brevemente con uno de sus directivos, Andrea Andreani, que dejó claro que no hablaría con los periodistas.
La prensa italiana ya había informado en 2021 que manifestantes habían encontrado cartuchos de Cheddite en Myanmar, un país sometido a sanciones internacionales y al que está prohibida la exportación de armas. Amnistía Internacional había criticado a la empresa por haber violado el embargo de armas en ese caso.
Si bien, France 24 no puede determinar si los cartuchos Cheddite causaron alguna muerte en Irán, hay evidencia indiscutible de que se utilizaron para reprimir las protestas de 2022.
Esto ocurre a pesar del Reglamento 359/2011 del Consejo de la UE, que prohíbe «la exportación, directa o indirecta, [de] equipos que puedan utilizarse para la represión interna» en Irán, incluidas «armas de fuego, municiones y accesorios relacionados».
El descubrimiento de cartuchos de Cheddite en suelo iraní plantea, en palabras de Aymeric Elluin, de Amnistía Internacional, «serias preguntas».
Cartuchos de Cheddite utilizados durante años por los cazadores de Irán
En Irán, la venta de armas y municiones está estrictamente regulada por las autoridades. Sin embargo, el régimen permite a los particulares comprar municiones para escopetas destinadas a la caza. Solo el Estado está autorizado a vender cartuchos y se imponen cuotas anuales.
Un cazador iraní dijo a France 24 que los cartuchos Cheddite estuvieron ampliamente disponibles en el país durante años, incluso después de que se implementaran las sanciones en 2011.
Para comprobarlo, France 24 buscó en foros de caza iraníes, donde los usuarios mencionan con frecuencia la marca franco-italiana. En el foro se pueden ver numerosas fotografías de cartuchos con el logotipo de Cheddite en su base metálica y la palabra «Shahin» en la carcasa de plástico.
Shahin es una marca fabricada por Shahid Shiroudi Military Industries, un fabricante iraní de propiedad estatal que está sujeto a sanciones de Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea.
En una publicación de 2019 se podía leer: «Los cartuchos Shahin, que tienen la palabra ‘Cheddite’ en su base metálica, vienen de Turquía. ¡Son excelentes!». El mensaje sugiere que la empresa iraní compró cartuchos Cheddite en Turquía.
Siguiendo el rastro en Turquía
En mensajes publicados en un foro de Internet en 2014, los cazadores iraníes afirman haber podido comprar cartuchos de escopeta verdes con la marca iraní “Shahin” en la funda de plástico verde y la marca franco-italiana “Cheddite” en la base de metal. Un cartucho con las mismas marcas fue recuperado tras la represión de una protesta en la ciudad de Yazd en octubre de 2022.
La revisión de Comtrade de la ONU, la base de datos de comercio más grande del mundo, confirmó algunas sospechas: el país que más cartuchos de caza vende a Irán es Turquía.
Según los datos de exportación de la ONU, Turquía es, con diferencia, el mayor proveedor de munición de caza a Irán, exportando cartuchos y componentes por valor de cientos de miles de dólares cada año.
Yves Golléty, presidente de la Asociación Francesa de Armeros, explica: «Turquía solía producir relativamente pocas armas y municiones. Pero debido a los embargos europeos, se ha convertido en un actor importante, poco preocupado por el destino de las exportaciones. El embargo ha tenido consecuencias no deseadas porque ha permitido a Turquía ampliar enormemente su producción de armas y municiones».
“Si lo hiciéramos, no lo haríamos abiertamente, lo ocultaríamos”
Cheddite se negó repetidamente a que le hiciéramos una entrevista, pero este medio logró obtener algunas respuestas en la feria de armas Eurosatory.
Nobel Sport, una empresa del mismo grupo que Cheddite, tenía un stand allí. Uno de los ejecutivos de Cheddite acusó a los periodistas de intentar «crear una polémica» y negó que hubiese habido violaciones del embargo:
No somos tontos. ¿No se te ocurre? Voy a vender a los coreanos, voy a vender a Irán, ¿y mi nombre está en el cartucho? Si hiciéramos eso… lo esconderíamos
Sin embargo, confirmó que una empresa turca había comprado cartuchos Cheddite vacíos y luego los había rellenado. Estos cartuchos fueron exportados posteriormente a Irán.
Agregó: «Pueden culpar a Turquía, pero ahora mismo todo el mundo está utilizando a Turquía con fines militares, los rusos, los estadounidenses, porque [Turquía] es parte de la OTAN. ¿Qué debo hacer? ¿Detener todas las exportaciones y despedir a 350 personas?».
A través de fotos publicadas por cazadores iraníes en línea, se determinó que el socio turco de Cheddite es Yavascalar, un fabricante de armas.
Mismo logo, una empresa conjunta
Las dos empresas están estrechamente vinculadas. En el sitio web de Yavascalar, los productos Cheddite ocupan un lugar destacado. El nombre de la marca Cheddite aparece en las cajas y Yavascalar utiliza un logotipo casi idéntico: un dragón, pero invertido.
Los registros de empresas turcas muestran que Yavascalar fue en algún momento algo más que un simple cliente de Cheddite: Cheddite Italia y Cheddite Francia se convirtieron en accionistas de Yavascalar en 2005, y tres ejecutivos de Cheddite, incluido el director general, Gilles Roccia, figuraban en el consejo de administración de Yavascalar. En 2008, Cheddite poseía el 50% de su socio turco.
Un exejecutivo de Yavascalar confirmó la autenticidad de los documentos y agregó: «Después de 2013, creamos una empresa conjunta con (Cheddite) y reiniciamos la producción en Turquía. Nos enviaron cartuchos vacíos, que rellenamos y luego vendimos en el mercado local y en algunos países europeos».
El exejecutivo de Yavascalar también dijo que tanto Irán como Myanmar, dos países que están bajo sanciones internacionales, se habían acercado a Yavascalar para comprar sus productos. «Revisé mis documentos antiguos y me di cuenta de que habían intentado comunicarse con nosotros varias veces», agregó.
Indicó también que Yavascalar tenía una licencia de exportación del Gobierno turco para abastecer a Irán y Myanmar, y señaló que Turquía no está sujeta a sanciones de la UE. «Vendemos estos productos con la aprobación del Gobierno. Es un mercado civil: la gente quiere ganar dinero, quiere vender».
El exejecutivo negó, sin embargo, que Yavascalar hubiera realizado efectivamente ventas a Irán o Myanmar.
En 2016, Yavascalar fue señalado por expertos de las Naciones Unidas por violar el embargo de armas a Libia.
Las sanciones contra Irán prohíben “la exportación, directa o indirecta”
Las sanciones europeas contra Irán prohíben tanto las ventas directas como las indirectas.
«Las sanciones de la UE son muy amplias. No se limitan a la venta directa de municiones», explica Nicholas Marsh, investigador del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo.
«Un método habitual para evadir las sanciones de la UE es enviar armas u otros equipos a un tercer país. Las armas se transportan luego desde ese tercer país. Por lo tanto, no hay una exportación directa al destino sancionado, pero todo el mundo sabe a dónde van las armas».
El ejecutivo de Cheddite que conocimos en la feria de armas niega cualquier violación del embargo o de las normas vigentes. Sin embargo, el comportamiento de la empresa sigue siendo complejo, según Aymeric Elluin, de Amnistía Internacional: «Tenemos que cuestionar la buena fe de las empresas cuando se defienden con argumentos como ‘Oh, no sabíamos lo que estaba pasando’».
En 2018, Yavascalar fue vendida. Sus propietarios turcos fueron sospechosos de apoyar el intento fallido de golpe de Estado de 2016 contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Huyeron a Estados Unidos, donde fundaron una nueva empresa, Yavascalar Troy Holding, que sigue haciendo negocios con Cheddite, como lo demuestran los documentos de exportación obtenidos.
¿Y qué pasa con el gobierno francés?
En Francia, el Estado es el encargado de expedir las licencias de exportación. Al descubrir que los cartuchos Cheddite habían acabado en Irán, se consultó al Ministerio de Asuntos Exteriores francés. Un portavoz dijo en diciembre de 2022 que se estaba llevando a cabo una investigación «sobre un posible desvío de material exportado, en violación de la normativa europea».
A medida que se avanzó en esta investigación, France 24 se puso en contacto con varios ministerios franceses: el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Finanzas, que supervisa las aduanas. Ninguno de ellos accedió a las solicitudes de entrevistas.
Un portavoz del Ministerio del Interior explicó que no hacen comentarios sobre asuntos tan «altamente sensibles». Después de múltiples llamadas telefónicas y correos electrónicos, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores solo reiteró que «Francia cumple escrupulosamente con los embargos europeos vigentes», sin referirse a la investigación específica anunciada dos años antes.
Esta negativa sorprende a Aymeric Elluin, de Amnistía Internacional: «En general, el Estado francés no está dispuesto a comunicar los fallos en su sistema de control de las exportaciones, ya sea de material militar o de armas de fuego civiles».